La vida de
Rut Nieves dio un giro de 180º el día en que decidió dejarlo todo para encontrarse a sí misma y perseguir sus verdaderos sueños. Por aquel entonces trabajaba como arquitecta en Alemania y atravesaba una crisis existencial que llegó a provocarle una depresión. Convencida de que necesitaba un cambio radical y dispuesta a partir de cero, encontró respuesta en el poder de la mente y de las emociones y se dedicó a investigar sobre esto, formándose como coach con algunos referentes mundiales en la materia como Laín García Calvo, Sergi Torres, Tony Robbins o Gregg Braden.
Orientó su vida en esta dirección y fundó una empresa al servicio del Amor y para el despertar de la conciencia, la expansión del conocimiento universal y de nuestro potencial a la que puso por nombre "
Arquitecta de emociones". Actualmente da seminarios por toda España y sus tres libros ("
Cree en ti", "Manual avanzado de manifestación" y "El amor de tu vida") gozan de un extraordinario éxito de ventas.
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Bruno Montano,
Trabalibros (B.M.): Afirmas que "
Cree en ti" no es un libro de autoayuda, sino de empoderamiento. ¿Podrías aclararnos la diferencia?
- Rut Nieves (R.N.): "Cree en ti" intenta llegar a cualquier tipo de lector, aunque no tenga ningún problema. Está dirigido a cualquier persona que tenga un sueño, que no se conforme con su vida, que quiera sacar más rendimiento a su potencial interior. Yo no diría que es un libro de autoayuda, para mí es un libro de autoconocimiento, de empoderamiento. Creo que la educación emocional y aprender a gestionar nuestros pensamiento debería ser una asignatura troncal en la educación.
- B.M.: ¿Un coach es un psicoterapeuta? ¿Atiende trastornos o disfunciones o es alguien que reorienta, aconseja y acompaña en el proceso de cambio? ¿Qué función tiene exactamente el coach?
- R.N.: Mi opinión es que el coach es un acompañante, no un psicoterapeuta. Es una persona que te acompaña y te ayuda a conectar con las respuestas que hay dentro de ti. El coach te hace una serie de preguntas para que tú te respondas, te ayuda a conectar con tus talentos, con tu verdad, con lo que es importante, con lo que es prioritario, con la sabiduría que reside dentro de cada uno. Te ayuda a descubrir las respuestas que cada uno lleva dentro. Un psicoterapeuta es otra cosa distinta.
- B.M.: ¿Si un coach detecta que uno de sus clientes puede tener algún tipo de patología debe derivarlo al psicólogo clínico o al psiquiatra?
- R.N.: Normalmente lo deriva. A mí me ha llegado alguna persona que me ha dicho que está yendo al psicólogo y que le había comentado si podía hacer sesiones conmigo y el psicólogo le había dicho que sí. En ese caso, no hay problema. Acudir al coach no es algo que sustituya al psicólogo, es algo complementario. Cuando yo hacía sesiones siempre preguntaba antes, porque hay personas con las que se puede trabajar, pero hay otras que vienen con un nivel de ansiedad tan grande que las tienes que derivar al psicólogo.
- B.M.: ¿Existe algún tipo de formación reglada? ¿Dónde os formáis los coach, qué tipo de estudios cursáis?
- R.N.: Yo hice un máster en una escuela privada y allí me formé en coaching, inteligencia emocional, PNL, etc... Y además hay un montón de cursos que puedes hacer por tu cuenta.
- B.M.: En tu libro insistes en la importancia de saber amarse a sí mismo como base de un desarrollo armonioso de nuestras capacidades y te quejas de que ni en la familia ni en el colegio aprendemos esta lección fundamental.
- R.N.: A mí no me enseñaron [risas]. A mí personalmente me enseñaron a buscar el cariño, el reconocimiento, la protección y la aprobación, fuera de mí, generando así relaciones de dependencia, con las que luego se sufre mucho. Yo, por ejemplo, tomaba muchas decisiones para hacer felices a mis padres, a mi hermana, a mis amigas... Trataba de ser perfecta en todo y esos hábitos, al final, te llevan al abandono de ti misma. Y al abandonarte la salud se resiente, porque si tú no te amas, ni te hablas con cariño, eso te afecta. Cuando no consigues llegar al nivel de exigencia que quieres eso te lleva a un nivel de frustración, rabia y tristeza que, en mi caso particular, me condujo a una depresión. Tuve que ir al psicólogo; primero empecé a creer en mí profesionalmente y, una vez que como arquitecta conseguí todo lo que podía desear, pensé que, si había logrado todo eso, era capaz de más. Y cuando entré en el mundo del crecimiento personal y descubrí el poder de amarte a ti misma empecé a ver cómo la realidad de mi vida cambiaba. Cuando empecé a amarme a mí, a ser cariñosa, respetuosa conmigo misma, a reconocerme, a perdonarme los errores, las personas que estaban a mi alrededor cambiaban su actitud conmigo. Y, si no la cambiaban, yo tenía el valor de decidir que, si esa persona no era sana para mí, lo mejor era dejarla ir.
- B.M.: Tú citas a menudo el libro de
Lipton "La biología de la creencia". Es interesante ver cómo una creencia, un pensamiento, una emoción o un sentimiento puede cambiar nuestra biología. Yo me quedé sorprendido cuando hablé con Mario Alonso Puig sobre su libro "
El cociente agallas" (aquí la entrevista) y me aseguró que, según unas investigaciones recientes, se había comprobado que el pensamiento positivo, la meditación, el
mindfulness e incluso el ejercicio físico pueden provocar no solo nuevas sinapsis, sino la generación de nuevas neuronas. Por lo tanto, el dogma que decía que no es posible generar neuronas nuevas es falso. Se pueden generar neuronas nuevas y, además, a voluntad, cambiando tu forma de ver, de entender o de sentir. La
neuroplasticidad es algo muy interesante que abre un campo inmenso de posibilidades.
- R.N.: Cada pensamiento genera un tipo de emoción. En función de la emoción, el hipotálamo segrega unas enzimas que son beneficiosas para el cuerpo o no. Las personas que sienten ira o rencor y la guardan durante años no son conscientes de que esas emociones les están perjudicando, se están autointoxicando con las sustancias químicas que genera su propio cerebro debido a sus pensamientos. Cuando tenemos pensamientos amorosos y nos enfocamos diariamente en lo bueno que nos sucede, el cuerpo genera sustancias que son beneficiosas para las células y que ayudan a la regeneración. Los seres humanos tenemos una capacidad de recuperación impresionante y esto es fascinante. De hecho, las personas pueden incluso rejuvenecer al amarse.
- B.M.: También me ha interesado una idea de tu libro, que yo creo que es su columna vertebral. Me refiero al condicionamiento psicológico que sufrimos en función de nuestras creencias. Tú dices que en los primeros siete años de vida nuestro cerebro es condicionado por un patrón de creencias y eso nos determina de por vida, pero que existe la posibilidad de reprogramar este condicionamiento y eliminar esas barreras y bloqueos que nos impiden alcanzar nuestras metas y lograr el sentido. Sin embargo hay gente muy reticente al cambio, que piensan que el cambio es imposible, como si el patrón de comportamiento de alguien fuera una condena. Yo siempre he creído que el cambio, aunque es difícil, es posible. Y vosotros creéis profundamente en el cambio, de hecho sois acompañantes y orientadores en el proceso de cambio de una persona.
- R.N.: Claro, de hecho yo en lo que más he trabajado e investigado en estos últimos cuatro años es en el cambio de creencias, porque veo que es el futuro. Es impresionante cómo, cuando cambias una creencia, algo que parecía muy difícil o imposible para ti empieza a suceder de forma natural. Los beneficios que esto puede llegar a tener para nosotros son impresionantes.
- B.M.: La terapia racional-emotiva de Beck y Ellis se basa precisamente en eso. Curiosamente está fundamentada en la filosofía estoica, en las enseñanzas de Epícteto. Estos psicólogos americanos hablan precisamente de cómo, cambiando patrones de pensamiento y estilos cognitivos, se pueden provocar cambios emocionales que nos permitirán acceder a esos "depósitos de energía y de poder" que comentas tú que llevábamos todos dentro.
- R.N.: Eso es algo impresionante. Yo recomiendo, sobre todo en "Cree en ti" y después en los libros posteriores, fijarse en el poder de las palabras, en el poder de nuestra forma de hablar. Y también de nuestra forma de comportarnos ante una experiencia. Cambiar el modelo de comportamiento ayuda a que tu cerebro cambie. En realidad el ser humano es muy plástico.
- B.M.: Eso que parece tan difícil a veces simplemente requiere un cambio en las palabras: en lo que te dices a ti mismo y en lo que le dices al otro.
- R.N.: Exacto. Yo siempre digo: "Mi vida cambió cuando yo cambié mi forma de hablar". O, dicho de otra manera, mi forma de hablar cambió mi vida. Cuando cambias tus palabras, tu forma de hablarte a ti y a los otros, los resultados cambian, las emociones cambian, incluso tu aspecto físico cambia.
- B.M.: Claro. Cada idea tiene asociada una emoción; por tanto, si tú usas una idea que te lleva a una emoción negativa, simplemente cambiando la palabra cambias también la emoción. No parece tan complicado. Lo que pasa es que mucha gente no quiere cambiar su forma de ser, es como una propiedad que les enorgullece y les define y se resisten al cambio.
- R.N.: Sí, los que tienen el orgullo más elevado, los que creen que lo saben todo, son los que menos pueden cambiar. Y ahí no hay nada que hacer. Para que una persona cambie, la primera condición es que quiera cambiar. Su voluntad es sagrada.
- B.M.: Explícanos un poco en qué consiste el poder de la
visualización del que hablas varias veces a lo largo de tu libro y cómo podemos usarlo en nuestro beneficio.
- R.N.: El poder de la visualización radica en que, cuando tú empiezas a visualizar algo en tu mente, ese algo empieza a ser creíble. Algo que tu mente no es capaz de imaginar ni concebir es muy difícil que puedas hacerlo realidad. Con la visualización le estamos dando a la mente una imagen de lo que queremos. Y desde ese momento empieza a creerlo como algo posible. La mente necesita una imagen, una dirección para poderte ayudar. Al ver esa imagen, se genera una emoción. Y esa emoción tiene una vibración, empiezas a sintonizar con esa experiencia, puedes conectar con ella. La emoción es creativa y, si visualizas lo que deseas, de algún modo estás sugestionando a tu cerebro de que algo ya es real en tu vida. Y esto hace posible que te encuentres con esas personas o esas experiencias que vibran en la misma frecuencia que tú. Al final esa emoción es la que te da la seguridad de tomar una serie de acciones encaminadas a conseguir tu meta. Y esto sirve tanto para las relaciones personales, como para el trabajo o como para cualquier otra cosa.
- B.M.: Para componer tu libro has ido espigando ideas de diferentes campos -de la psicología, de la ciencia, de la
espiritualidad- y las has cocinado con tu experiencia personal. En tu libro hay un alto componente autobiográfico, casi confesional. ¿Qué pretendías añadiendo esta dimensión personal tuya, tu propia experiencia?
- R.N.: Yo creo que, para que algo sea creíble, los lectores necesitan ver una honestidad, una coherencia. Contar mi experiencia sirve para fortalecer el poder del libro y que los lectores vean que el cambio es posible.
- B.M.: Yo pienso que esto es acertado. A veces he hablado con otras personas que han escrito libros de
psicología o de
autoayuda que no habían añadido ningún componente personal; han sido libros muy científicos y muy bien documentados, pero les faltaba ese calor de la experiencia y la vivencia personal y esto ha impedido que llegaran tanto al lector.
- R.N.: De hecho, a mí, los libros que más me gustan y los que me parecen más transformadores son en los que el autor/a cuenta su estado inicial y por qué se dedica a hacer lo que hace. Contando nuestra experiencia en realidad estamos abriendo a los lectores un camino de fe. Por otra parte, al contar tu experiencia abres tu corazón y, al hacerlo, conectas mejor con el corazón de los lectores, puedes generar ese acto reflejo en el lector. Esa es una parte importante y la más difícil de mis libros, atreverme a compartir ciertas experiencias de mi vida. Es una forma de exponerte, pero para mí es la única forma de poder llegar al corazón de los lectores.
- B.M.: Para acabar, tengo una curiosidad. He leído en un momento determinado que en tu libro hablas de las "técnicas de alto impacto", como el "
firewalking". Explícame un poco en qué consisten.
- R.N.: Son seminarios en los que te preparan para hacer una serie de pruebas que impactan a tu mente para mostrarte que eres capaz de hacer mucho más de lo que te habías imaginado. Son eventos de crecimiento personal donde se trabajan los objetivos, las emociones y los miedos. No se trata de jugarte la vida con esto, hay una preparación emocional detrás, un sentido. Son adecuadas para personas muy incrédulas o que tienen mucho miedo porque una experiencia de este tipo te pone en órbita. A mí me sirvió para perder el miedo al qué dirán, porque antes de escribir este libro yo tenía mucho miedo a las críticas y esas pruebas me dieron seguridad en sí misma.
- B.M.: Incluso creo que rompiste una flecha con el cuello. Pero no te dejó señales, estoy viendo que en tu cuello no hay ninguna marca de flecha [risas].
- R.N.: No [risas]. Y luego doblé una barra de acero con la garganta, pero ahí ya tenía más seguridad en que podía hacerlo.
Desde Trabalibros agradecemos a
Rut Nieves el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a los responsables del Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un lugar ideal para esta conversación y a la editorial
Planeta el haber hecho posible el encuentro con esta autora.