Trabalibros entrevista a Patricio Pron, autor de "Lo que está y no se usa nos fulminará"

lunes, 9 de abril de 2018
"Los lectores son los que insuflan vida y sentido a textos que, en el mejor de los casos, son la excusa para ello".
El escritor argentino Patricio Pron es considerado uno de los autores contemporáneos más importantes de nuestras letras. Fue escogido entre los mejores escritores jóvenes en español de 2010 por la revista Granta y su obra ha sido reconocida con premios tan prestigiosos como el Juan Rulfo de Relato en 2004 o el Premio Cálamo Extraordinario 2016 por el conjunto de su obra.

Sus relatos han aparecido en publicaciones internacionales de primera línea y es autor de cinco libros de cuentos entre los que se encuentran "El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan", "Trayéndolo todo de regreso a casa" y "La vida interior de las plantas de interior", así como de siete novelas entre las que destacan "El comienzo de la primavera", "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia", "Nosotros caminamos en sueños" y "No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles". También es de su autoría el ensayo literario "El libro tachado".

Lo que está y no se usa nos fulminará (Patricio Pron)-TrabalibrosBruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de conversar con él con motivo de la publicación de su último libro "Lo que está y no se usa nos fulminará", una recopilación de cuentos que ha sido elogiada encarecidamente por la crítica y por sus lectores en los que combina ironía, sobriedad, originalidad y elegancia para hacer "lo que todo libro debería hacer (pero casi nunca logra): llevarte a un lugar del que desearías no tener que regresar nunca" (editorial Literatura Random House).

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Para empezar te haré una pregunta que me inquieta y que tiene que ver con este libro. ¿Eres en realidad Patricio Pron o eres un doble al que el verdadero Patricio ha mandado para que le suplante en esta entrevista?

- Patricio Pron (P.P.): No me autorizan a decirlo [risas].

- B.M.: Lo primero que llama la atención de todos tus libros está en la portada y es el larguísimo y sugerente título de la mayoría de ellos. En este último libro ocurre lo mismo. ¿Qué te ha hecho decidirte en esta ocasión por "Lo que está y no se usa nos fulminará"?

- P.P.: Yo llevaba un tiempo escribiendo relatos de forma aleatoria, sin una intención programática. Pero en algún momento tuve la sensación de que todos esos relatos que formaban parte del disco duro de mi ordenador iban a fulminarme de una manera un poco misteriosa si no los reunía y los ofrecía a los lectores a través de la publicación de un libro. De ahí que usara una frase de la canción "Elementales leches" de Luis Alberto Spinetta para titular mi libro.

- B.M.: ¿Por qué has ordenado los cuentos de la manera en que lo has hecho? ¿Cuál ha sido tu criterio?

- P.P.: Hay diferentes formas de ordenar libros de cuentos y la pregunta de cómo se ordena un libro de cuentos es una pregunta bastante importante para quienes somos lectores de este tipo de libros, pero también autores. Cada uno de nosotros tiene en ese sentido una respuesta específica y personal a esta pregunta. Para mí los cuentos tienen que tener algún tipo de afinidad y se trata de una cuestión de ritmo. Esto me recuerda cuando en el pasado grabábamos cintas de cassette y, al planificar el orden de las canciones, sabíamos que no podíamos poner los temas lentos al principio o que convenía alternar las canciones más rápidas con otras más lentas. Teníamos una especie de intuición acerca de cómo se debía conformar una cinta y sabíamos que tenía mucho que ver con el ritmo. Algo similar sucede a la hora de armar los libros de relatos, al menos en mi caso.

- B.M.: El compatriota tuyo Rodrigo Fresán tiene una teoría. Él dice que cuando algo se convierte en digno de ser contado experimenta una especie de aceleración a la que él llama "la velocidad de las cosas". ¿A la hora de armar un libro de relatos escoges a aquellos que ante tu mirada experimentan ese tipo de aceleración?

- P.P.: Me alegra mucho que traigas a colación a Rodrigo Fresán. Él y yo compartimos una característica que es bastante llamativa fuera del contexto argentino: el hecho de que nos interesan mucho los libros de cuentos que tienen una unidad temática, que parecen prácticamente novelas por entregas o por capítulos. En alguna ocasión incluso he escrito deliberadamente cuentos que pareciese que formaban parte de una novela pero en otros casos, como el de este libro, simplemente reuní los relatos y acabé descubriendo que existen conexiones temáticas entre ellos que yo ni siquiera recordaba que tenían. En ese sentido, para mí armar un libro de cuentos se parece bastante a ser sorprendido por mí mismo. 

01.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron
- B.M.: En el momento actual la literatura que triunfa es la que entretiene o la que da respuestas sencillas a problemas frecuentes e insolubles. La literatura que formula preguntas o que trata de intervenir en la realidad lo tiene más difícil. Sin embargo, tú optas por esta segunda opción.

- P.P.: Más que la literatura que responde preguntas, a mí la que me interesa es aquella que formula esas preguntas. Si tuviese que resumir mi propia filosofía o mi propia relación con la literatura diría que pienso en ella como una especie de ámbito de intervención, no solamente estético, también político. Nuestra relación con el mundo está mediada por las palabras y esta relación es de enorme importancia; contribuir a la puesta en cuestión de esa relación es parte de lo que hace la literatura que a mí me interesa y es parte de lo que yo aspiro a que mi literatura haga, sin desdeñar por eso otros aspectos que tienen que ver con el placer que un texto debe provocar. En la confluencia de ambas intenciones es donde está mi campo de trabajo y es el lugar en el que se enmarcan libros como este.

- B.M.: He intentado buscar un denominador común entre los relatos que componen este libro y pienso que, más que una unidad temática, les une una voluntad de experimentación formal. En muchos de ellos rompes la fórmula tradicional del cuento y así encontramos por ejemplo un cuento que es una nota extensísima a pie de página, otro que es la respuesta de alguien a un formulario de inmigración o incluso un cuento sin puntos y aparte en el que vas introduciendo unas frases dentro de otras entre paréntesis como si fueran muñecas rusas o cajas chinas. El primero de tus cuentos me ha parecido oulipiano, me ha recordado a los ejercicios de estilo de Raymond Queneau. Ejemplifica además la cita inicial en la que Piglia dice que escribir es tomar decisiones. ¿Es esa la poética que te ha guiado, una poética más formal que temática?02.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron

- P.P.: Yo no diría que es una poética más formal que temática, aunque desde luego hay una relación bastante compleja entre forma y contenido en estos relatos. Y precisamente en los relatos breves es donde esto se pone más en manifiesto. Y, francamente, tampoco diría que se trata de textos innovadores. Cosas similares ya las hicieron en el OuLiPo, como mencionabas antes correctamente. Sí son ligeramente experimentales y esto es deliberado. La proliferación de escuelas de escritura creativa y cosas similares nos han llevado a creer que los cuentos son historias que tienen introducción, nudo y desenlace. En contrapartida, a mí me interesaba a través de los relatos de este libro poner de manifiesto que el cuento es un ámbito de posibilidades, un ámbito abierto que no ha sido completamente cartografiado y que, en ese sentido, vale mucho la pena ir a lugares poco frecuentes.

El hecho de que los cuentos de "Lo que está y no se usa nos fulminará" hayan sido muy bien valorados por la crítica y por los lectores pone de manifiesto que había una especie de hartazgo ante ciertas formas estandarizadas del cuento y un deseo de que se contasen historias algo distintas. En estos cuentos quizás la misma forma estaba dictando el tema del relato y a mí esto no me desagrada en absoluto, me parece muy interesante que una pequeña innovación en el ámbito formal lleve al autor a producir una historia que creía que no iba a producir. En esa relación compleja entre forma y contenido hay también la posibilidad de saltar sobre la sombra de uno mismo e ir a un lugar al que, como autor, no se ha ido todavía.


- B.M.: En tu ensayo "El libro tachado" decías que "aquéllo que un texto significa no concierne tanto al autor como al lector, que adquiere así el papel activo que tradicionalmente se le ha negado". ¿Piensas como Barthes que hay que devolver el sitio al lector? ¿Suscribirías las teorías de la estética de la recepción que ponen en un lugar primordial al lector como co-creador del texto?

- P.P.: Absolutamente. Y no lo hago desde un punto de vista meramente teórico; a lo largo de mi experiencia como lector yo me he encontrado una y otra vez con enorme asombro ante aspectos que me interpelaban directamente a mí, sin que el autor hubiese siquiera imaginado la posibilidad de que alguien como yo fuese a leerlo. Por ejemplo, existe una enorme influencia de Franz Kafka en mi formación como escritor. Es evidente que este joven empleado de compañía de seguros en una ciudad de provincias del imperio austrohúngaro, que además ni siquiera concebía su obra para ser publicada ya que tenía la voluntad de que ésta fuese destruida tras su muerte, ni siquiera podía imaginar el hecho de ser leído en el futuro, y mucho menos por alguien que era un chico pobre, de un barrio pobre, de una ciudad pobre, de un país pobre como Argentina. Sin embargo, yo encontré en la literatura de Kafka algo que me interpeló directamente, lo que pone de manifiesto que los textos recorren caminos un poco impredecibles siempre y que llegan a las personas que tienen que llegar, sin necesidad de que la voluntad del autor juegue un gran papel en ello. El crítico británico Terry Eagleton propuso una vez, en consonancia con el movimiento de liberación de la mujer, el movimiento de liberación del lector. Y si este movimiento de liberación del lector llegase a constituirse desde luego yo estaría con ellos. Creo que son los lectores los que insuflan vida y sentido a textos que, en el mejor de los casos, son la excusa para ello.

03.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron- B.M.: Aprovechando que has confesado que Kafka es uno de tus autores de referencia, ¿es una reminiscencia kafkiana el hecho de que no digas el nombre de ninguno de tus protagonistas en este libro?

- P.P.: Más bien es un hecho trivial, no soy bueno poniendo nombres a los personajes, es una especie de limitación personal. De forma más general, mi percepción es que no era necesario que estos personajes tuviesen un nombre. Podían haberlo tenido, pero en ese caso la identificación con ellos por parte del lector hubiese sido más dificultosa. No había pensado en que esto fuese una influencia de Kafka, aunque al hilo de lo que dices creo que es bastante evidente que es así. Kafka es un autor que no suele dotar a sus personajes de una identidad muy definida y yo creo que eso contribuye a la identificación con ellos por parte del lector. El simple hecho de que el personaje tenga marcas de género ya condiciona la lectura. Se trataba de no lastrar a los personajes ni a las historias con información excesiva que pudiera perjudicarlos. Escribir significa, como dice Ricardo Piglia, tomar decisiones y las decisiones tienen que ver muchas veces no solamente con qué es lo que cuentas, sino también con qué es lo que no cuentas. Y entre las decisiones que yo tomé estaba la de no contar el nombre de los personajes. Como elemento caracterizador, en algún sentido es poco útil, a no ser que se trate de un nombre dotado de sentido y diga mucho acerca de ese personaje.

- B.M.: El cuento final transcurre en Argentina. El relato titulado "Un divorcio de 1974" está protagonizado por una pareja de montoneros peronistas. Tu país está muy presente en esta recopilación. Incluso he leído en algún sitio que pensabas titular a este libro "Mundo argentino".

- P.P.: Sí, esa era la idea inicial. Existía una revista en los años 40 y 50 llamada "Mundo argentino", un título ditirámbico y exagerado que se corresponde bien con cierta característica de una parte de la cultura argentina; algunos argentinos consideran que todo el mundo es argentino. Pero luego se impuso el otro título que, como decía antes, tiene que ver con la percepción que yo tenía de que esos cuentos estaban allí y que si no los usaba me iban a fulminar. Pero es evidente que, a diferencia de otros libros de relatos míos, aquí hay más presencia de personajes y situaciones que transcurren en Argentina. Algunos críticos han considerado que es mi libro de regreso a Argentina. Y, sin embargo, yo creo que las historias que reune el libro adquieren en el mejor de los casos un carácter universal. Las experiencias de sus personajes no están relacionadas tanto con la pertenencia a un país o a una identidad nacional, sino más bien al hecho de que participan de conversaciones y de debates que son propios del tiempo presente. Este es posiblemente el libro en el que, sin proponérmelo, haya estado hablando más acerca del presente. Hay incluso conversaciones y polémicas que existen en este momento, sobre las cuales yo no pretendía escribir deliberadamente. Es evidente que estaban en el aire cuando yo escribía estos relatos. A ver si los escritores somos como pararrayos que estamos captando las corrientes eléctricas que circulan por el aire sin ser muy conscientes de ello.

07.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron
- B.M.: En la nota final das cuenta de la totalidad de las apropiaciones y citas que tienen lugar en este libro y haces una reflexión muy significativa: "Algunos escritores escribimos con nuestra biblioteca". ¿Tú te consideras un escritor que lee o un lector que escribe?

- P.P.: Es una buena pregunta. Desde un punto de vista meramente cuantitativo y en relación con cuál de las dos prácticas me ocupa más tiempo diría que principalmente soy un lector que escribe. Y además la mayor parte de los libros que escribo son el resultado de mis lecturas. También influye el clima cultural en el que estoy inmerso, las propias experiencias personales, pero en primer lugar se trata de ciertas inmanencias y ciertos intereses que se derivan de las lecturas que tengo. En ese sentido sí pensaría de mí mismo como lector que escribe. Ahora bien, en la vida de autores como yo hay una interacción tan importante entre ambas esferas que es difícil distinguir una de la otra. Y además los escritores, a la hora de leer, estamos leyendo en relación con lo que estamos escribiendo. Es un poco dificultoso decantarse por una de las dos opciones. Sin embargo, sí diría que hay autores que cuando escriben intentan soslayar u ocultar sus influencias, al tiempo que hay otros que lo que hacemos es abrir nuestra biblioteca y compartir entusiasmos con nuestros lectores.

Lo que siempre está en el fondo de mi trabajo es el gesto de ampliar el repertorio de posibilidades que algunos lectores encontramos en la obra de Jorge Luis Borges, por ejemplo. En la época previa a Internet íbamos todos a buscar las referencias que Borges esconde en sus textos para ver si eran o no verdad. Me recuerdo siendo un adolescente y preguntándome a sí mismo si ese inglés opiómano existió o no. En la obra de Borges, y esto también habla de su enorme calidad, aunque es sorprendente los personajes más absurdos existieron realmente y los que no son tan absurdos ni descabellados son los que Borges inventó. Leíamos la obra de Borges y esto nos conducía a leer textos de otros autores, como Thomas de Quincey y demás

Quizás idealmente los libros que escribo produzcan este efecto en los lectores a partir de las referencias literarias que aparecen, de un puñado de canciones que forman parte de una playlist que acompaña al libro, o de la portada de una autora norteamericana no demasiado popular. Estas cosas constituyen invitaciones al lector para que amplíe el repertorio de sus intereses y de sus lecturas. No se trata tanto de pretender una originalidad a la que es difícil aspirar en este momento, pero sí de tratar de enriquecer la visión sobre los libros y sobre la sociedad, de enriquecer la discusión acerca de la relación entre las palabras y el mundo, abriendo la mano en lugar de cerrarla, que es lo que algunos colegas tienden a hacer.


Desde Trabalibros agradecemos a Patricio Pron el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a los responsables del Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un lugar ideal para esta conversación y a la editorial Literatura Random House el haber hecho posible el encuentro con este autor.
Lo que está y no se usa nos fulminará (Patricio Pron)-Trabalibros 04.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron 05.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron 06.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron 08.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Patricio Pron Hotel Astoria Valencia-Trabalibros
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