Trabalibros entrevista a Carmen Santos, autora de "El sueño de las Antillas" (ed. Grijalbo)

lunes, 15 de abril de 2013
"La ficción me sirve para intentar explicarme y expresar de algún modo todas esas dudas y reflexiones que me van surgiendo a lo largo de la vida y que tienen que salir por algún cauce... en mi caso, el literario."
La escritora Carmen Santos nació en Valencia, aunque emigró junto a su familia a la localidad alemana de Düsseldorf a la edad de 4 años. Cuando contaba con 16 volvió a su país natal y se estableció en Zaragoza. Quedó finalista del concurso XV Premio Nacional de Cuentos Max Aub en 2001 y en 2003 resultó ganadora del Premio Internacional de Relatos Paradores de Turismo de España.

El sueño de las Antillas (Carmen Santos)-TrabalibrosEs autora de los relatos "Perdido" y "La cumpasita", así como de las novelas "La vida en cuarto menguante", "La cara oculta de la luna" y "Días de menta y canela". Trabalibros tuvo la oportunidad de entrevistarle sobre su libro más reciente, una novela histórica publicada por la editorial Grijalbo que lleva por título "El sueño de las Antillas".

- Trabalibros (T.): Después de haber frecuentado la intriga en tus novelas anteriores sabíamos de tu interés por escribir una novela de marcada ambientación histórica. ¿Qué motivos te han llevado a elegir la fascinante Cuba del siglo XIX? ¿Qué creías que podía aportarle este preciso momento histórico al desarrollo de una historia de amor de corte clásico?
 
- Carmen Santos (C.S.): En primer lugar, lo que me hizo elegir Cuba como escenario de una novela fue la fascinación que siento por ese lugar desde siempre. Lo de ambientar la historia a mediados del siglo XIX fue porque descubrí, mientras me documentaba para otro trabajo, mucha información sobre la edad de oro del azúcar cubano, que fue precisamente a mediados del siglo y aportó a Cuba una inmensa riqueza, concentrada en manos de los grandes plantadores y de los comerciantes ricos. Esta aristocracia del azúcar, la llamada “sacarocracia” (muchos de esos plantadores ricos poseían títulos nobiliarios heredados mientras otros, recién enriquecidos, los podían comprar), vivía con un esplendor impresionante, podría decirse que “cinematográfico”, disfrutando de grandes lujos y derrochando a manos llenas, mientras los esclavos malvivían dependiendo siempre del buen o mal genio de sus amos, y las demás clases sociales, incluidos los inmigrantes españoles que llegaban desde la península con lo puesto, salían adelante como podían.

Otro aspecto que me interesó mucho de la Cuba de la época fueron las tensiones políticas, que podrían resumirse en dos fundamentales: por lograr la independencia de la isla y por la abolición de la esclavitud. Eso convirtió a la Cuba de la época en un verdadero polvorín que estalló en 1868 con la primera guerra de independencia, la Guerra de los Diez Años. Desde el punto de vista literario, me pareció un contexto político y social ideal para que mis personajes vivan, amen, odien y tramen venganzas con verdadera pasión. 
 
- T.:  Valentina, la protagonista de “El sueño de las Antillas”, que por su origen estaba destinada a la miseria, logra tras mucho esfuerzo y sufrimiento darle la vuelta a su destino. ¿Crees, como dijo alguien, que la manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el mismo destino?
 
- C.S.: Creo en el destino, pero solo a medias. Hay cosas malas en la vida que no podemos controlar, que nos caen encima y con las que debemos lidiar como sea, aunque también podemos tener algún golpe de suerte como Valentina que ella, una mujer luchadora y muy inteligente, aprovecha para dar la vuelta a su sino de mujer condenada la pobreza. Lo que sí tengo muy claro es que nunca hay que rendirse ni dejar de luchar por cumplir nuestros sueños, aunque las perspectivas de lograrlo a priori puedan parecer escasas.
 
- T.: Amor, pasión, venganza, ambición, odio, lujuria, poder, fe, maldad, avaricia, bondad, sexo; en definitiva, la vida en su expresión más básica. Está claro que te gusta escribir sobre sentimientos y la tuya es una literatura de historias y personajes. ¿Crees que la ficción es la mejor manera de explicar la realidad, una realidad que se desarrolla sin límites?
 
- C.S.: No estoy muy segura de que la ficción sirva para explicar la realidad, a veces tan falta de lógica, incluso tan cruel, que resulta muy difícil de comprender. A mí la ficción me sirve para intentar explicarme y expresar de algún modo todas esas dudas y reflexiones que me van surgiendo a lo largo de la vida y que tienen que salir por algún cauce... en mi caso, el literario.
 
- T.: Una vez más la inmigración vuelve a ocupar un papel importante en tu novela. En un mundo en el que se está globalizando la pobreza, ¿crees que viajar en busca de trabajo y bienestar se va a convertir en un fenómeno habitual en el llamado Primer Mundo? ¿Al final, la verdadera patria de un hombre es el lugar que le da de comer?
 
- C.S.: La emigración en busca de un futuro mejor siempre ha estado presente en la historia de la humanidad y en España ha sido una realidad durante muchos siglos, aunque en los últimos años hayamos vivido inmersos en un espejismo. Creo que el emigrante acaba teniendo dos patrias, la del recuerdo y la que le da de comer. 
 
Carmen Santos- T.: No creemos en la idea de una literatura para mujeres y otra para hombres, sólo creemos en la buena y la mala literatura. Sin embargo, tus novelas que no son para mujeres sí son de mujeres. Alma, Paula, Clara y Valentina, son las protagonistas centrales de tus cuatro novelas. ¿Te estimula más o te resulta más interesante el desarrollo de personalidades femeninas?
 
- C.S.: Me resulta más fácil meterme en la piel de una mujer que en la de un hombre para expresar todos los sentimientos íntimos y los estados de ánimo por los que pasan mis protagonistas femeninas. Aunque en “El sueño de las Antillas” me planteé escribir en tercera persona para poder explorar también la personalidad de los personajes masculinos, en especial la de los dos hombres que, cada uno a su manera, desempeñan un papel muy importante en la vida de Valentina… y en la novela. 
 
- T.: En cierta medida todas las novelas son históricas, todas se desarrollan en un momento dado de la historia. Hasta ahora tus novelas se ambientaban en la segunda mitad del siglo XX, época que conoces por haberla vivido. Sin embargo “El sueño de las Antillas” transcurre en el siglo XIX. ¿Qué te ha resultado más complejo en esta última, la ambientación histórica y sociológica o captar la psicología y el estilo de pensamiento de la gente que vivió hace 150 años?
 
- C.S.: Las dos cosas. Empleé mucho tiempo, mucha investigación y muchas lecturas para empaparme de esa Cuba colonial de mediados del siglo XIX, tan glamurosa para unos y tan difícil para otros. Pero mientras escribía, procuré no olvidar nunca que mis personajes son del siglo XIX, que entonces no se hablaba de machismo porque todos los hombres lo eran y además, eso ha sido lo normal durante siglos (y, por desgracia, todavía queda mucho en nuestra sociedad del siglo XXI). Que las mujeres no tenían voz ni voto, porque eran educadas para someterse al hombre, darle muchos hijos y criarlos... y muy pocas se rebelaban contra eso. Que nadie hablaba de “personas de color” sino de negros o pardos (los mulatos), y además lo hacían con desprecio porque para los blancos, los negros ni siquiera eran personas, solo esclavos a los que explotaban como si fueran animales de trabajo. Cosas que ahora nos parecen terribles, en la época de “El sueño de las Antillas” eran lo más normal del mundo y eso había que tenerlo en cuenta a la hora de narrar. Para escribir una novela histórica hay que desprenderse de nuestra mentalidad del siglo XXI y sumergirse de lleno en el modo de pensar que imperaba en la época que queremos retratar.
 
- T.: Es poco frecuente incluir bibliografía en las obras de ficción. Nos parece una forma generosa de invitar a los lectores a profundizar en algunos temas apuntados en la novela (la santería, la esclavitud, la sacarocracia e incluso la Guerra Civil Americana). ¿Fue idea de los editores o una propuesta tuya?
 
- C.S.: Incluí la bibliografía desde el principio, de modo espontáneo, por dos razones: Una es la que apuntáis vosotros. Todo lo que leí me pareció tan interesante que quise compartirlo con los lectores. La otra razón se debe a mi respeto por las fuentes que utilicé para documentarme. Pensé que si todos esos libros y artículos que cito me sirvieron para empaparme de la Cuba de mediados del siglo XIX, merecían figurar en la bibliografía.
 
Desde Trabalibros agradecemos a Carmen Santos el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar a nuestras preguntas.
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