Tabucchi no viaja para luego poder hablar de sus viajes, esto lo considera una estupidez. Viaja para descubrir lo ajeno, para demorarse en la belleza foránea, para intentar reapropiarse del mundo, para relacionar los lugares y sus gentes, para experimentar el placer de la mirada. Ir y demorarse para luego, a través de la escritura, rememorar experiencias, sensaciones, emociones, lecturas realizadas antes y durante los viajes y evocar historia, arte, costumbres.
Lisboa, la India, Grecia, Brasil, París... lugares reales de los que se regresa más sabio, con un alma más rica, con una visión más amplia. Pero Antonio Tabucchi también viaja a través de "persona interpuesta" a lugares imaginarios de la cultura literaria y de la tradición mitológica, que no por ello son menos enriquecedores. En el fondo "Viajes y otros viajes" no deja de transmitirnos en todo momento que el verdadero viaje es la escritura.
Este enamorado de Portugal es autor también de "Sostiene Pereira", "El tiempo envejece deprisa", "Dama de Porto Pim", "Se está haciendo cada vez más tarde", "Tristano muere", "Nocturno hindú" y "Los volátiles del Beato Angélico", entre otros.