El historiador, escritor y catedrático universitario
Fernando García de Cortázar es autor de más de sesenta libros, entre los que se encuentra "Breve historia de España", un best-seller de largo recorrido con el que su autor consiguió el objetivo de difundir la Historia de nuestro país a nivel popular. Fue galardonado con el Premio Nacional de Historia en 2008 por su obra "Historia de España desde el arte" y su primera novela "Tu rostro con la marea", publicada en 2013, fue merecedora del Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio.
Bruno Montano de
Trabalibros tuvo el placer hace unos meses de
entrevistar a Fernando García de Cortázar con motivo de la publicación de "
Pequeña historia de los exploradores", un libro amenizado con ilustraciones de Jvlivs que seguía la línea divulgativa dirigida a lectores de 9 a 99 años iniciada con "Pequeña historia del mundo". En esta ocasión conversamos con Fernando acerca del tercer libro de la serie titulado "
Momentos emocionantes de la Historia de España" editado por Espasa, un texto en el que "página a página, la Historia se irá abriendo ante ti y podrás oír, oler, ver, sentir, vivir, algunos de los momentos más decisivos y emocionantes de nuestro pasado".
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Bruno Montano,
Trabalibros (
B.M.): Primero publicó “Pequeña historia del mundo”, luego “Pequeña historia de los exploradores” y ahora “
Momentos emocionantes de la historia de España”. En este nuevo libro también es Sergio el protagonista y las ilustraciones son, como en los dos anteriores, de Jvlivs. Como buen maestro, sigue usted instruyendo y deleitando. ¿Convertir la Historia en el mejor libro de aventuras es la forma más eficaz para captar el interés de los más jóvenes?
- Fernando García de Cortázar (F.G.C.): Yo creo que sí. La Historia tiene un gran componente de aventura y un gran componente de narración, el problema es que en España los historiadores no lo han aprovechado y han sido muchas veces demasiado abstrusos y conceptuales. Yo pienso que escribir para adolescentes es un gran test y una exigencia enorme para los historiadores. A mí estos libros, no te lo oculto, me han costado mucho. Probablemente sean de los que más me han costado escribir de mi carrera, pero al mismo tiempo han sido los libros más agradecidos, puesto que asistir a las Ferias del Libro ha sido emocionante, mi relación con los editores ha sido enorme y contínua, han habido niños que me han preguntado por Sergio, interesándose en qué va a pasar con él, si va a seguir apareciendo en futuros textos, etc.
Estos libros han sido definitivos en un cambio que se está produciendo en mi carrera, a estas alturas de mi vida, puesto que he escrito "Tu rostro con la marea", esta novela ambientada en la Primera Guerra Mundial, que ha sido galardonada con el Premio Alfonso X El Sabio y es un libro al que tengo especial cariño. En él he reflejado algo que llevaba mucho tiempo incubando: una ficción verosímil, ambientada en un escenario de hechos reales, que contenga diálogo y también estilo literario. Yo creo que estas obras sólo se sostienen con una vocación de estilo, de belleza, una vocación literaria. La crítica, cuando ha hablado de "Tu rostro con la marea", ha dicho que en mi itinerario se estaba viendo que yo terminaría también en la novela, porque la ficción me permite una mayor libertad que la Historia no me permite. Llega un momento en que yo rompo ese corsé y me lanzo a la novela.
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B.M.: ¿Escribió usted esa novela por el deseo de sentirse creador o para experimentar con la ficción como fórmula que aumenta la capacidad de proyección de la Historia?
- F.G.C.: Yo creo que las dos cosas. Qué duda cabe que a los escritores nos gusta ser creadores. Un amigo mío, que es un brillante historiador catalán, al entrar en una librería, hojear el libro y comenzar a leerlo (perdona lo que puede tener de vanagloria) me dijo: "Fernando, has triunfado. Hay una metáfora tan bella en la primera página que, para mí, el libro tiene que ser estupendo". Por una parte, como dices tú, existe la tentación de los que amamos la literatura, la palabra, la belleza, que muchas veces viene empujada desde un ánimo de libertad, y por otra parte es claro en mí que tengo un sentido misionero de la Historia. La Historia debe servir para algo, los lectores deben saber lo importante que es la Historia y cómo puede ayudar a entender el presente y a preparar un futuro mejor. Creo que la aproximación de "Tu rostro con la marea" a todo ese tiempo de huracanes de acero de la Primera y Segunda Guerra Mundial puede resultar mucho más emocionante que describir lo que ocurre. Yo entiendo que Galdós, por ejemplo, es mucho mejor historiador que cualquiera de nosotros. A mí me gustaría aspirar a eso mediante la novela y es lo que he intentado en "Tu rostro con la marea". Pero siempre, como digo, los escenarios y la trama deben ser verosímiles.
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B.M.: Dando por descontado su rigor histórico, su gran capacidad de síntesis y su voluntad de estilo, ¿qué criterio ha seguido a la hora de seleccionar estos “
momentos emocionantes”, su valor histórico o su capacidad de seducción o fascinación?
- F.G.C.: He escogido lo que yo considero los grandes acontecimientos de la Historia de España. Yo creo que la Historia hay que hacerla desde el presente, desde las inquietudes, las obsesiones y los problemas del presente, porque si no está condenada a ser incolora, inodora e insípida. Desde las preguntas que nos hacemos, los interrogantes y las inquietudes del presente, he planteado los hechos importantes. En un momento determinado, cuando nos analizamos por el idioma o por nuestra cultura, nos damos cuenta de que somos romanos. Por eso tiene importancia España. Somos romanos porque hablamos en un mal latín hablado por norteños, si nos peleamos siempre recurriremos al Derecho Romano, si vamos por una autopista seguro que nos recuerda a las calzadas romanas, si hablamos de una religión que ha influido enormemente en la Historia de España estamos hablando de una religión que la conocimos por Roma. Por otra parte, la proyección de España en América es definitiva y ayuda a configurar un tipo de cultura que no se hace sólo en la península, sino también al otro lado del Atlántico. Por ejemplo, en este momento de impugnación de España desde el separatismo catalán, lógicamente habrá que poner las cosas en su sitio hablando de la Guerra de Sucesión, del siglo XVIII y de la Ilustración, etc...
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B.M.: Con respecto a este tema, me han llamado la atención dos conceptos que usted maneja habitualmente y que considero muy interesantes, se trata del “sentido de España” y del “sentimiento de España”. El primero se potencia con la ciencia histórica, los tratados y ensayos, mientras que el segundo se estimula con la literatura de ficción y la búsqueda de la belleza característica de ésta.
- F.G.C.: Totalmente de acuerdo. Ese modelo ya lo ensayé con "Los perdedores de la Historia de España", ese libro mío que yo quiero tanto porque probablemente la Historia ha sido mucho menos sensible con los perdedores que con los ganadores. En cambio, los perdedores es un tema que la literatura ha abordado en muchas ocasiones, vive de ellos. Bajo ese punto de vista, esto me ha servido a mí para tener esa sensibilidad y ese sentimiento ante una derrota, que también es un momento emocionante, como lo es un éxito. Muchas veces las derrotas marcan más que los éxitos y, si analizamos las fechas de algunas construcciones nacionales, veremos que muchas veces están basadas en derrotas más que en victorias.
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B.M.: He visto en el libro, como no podía ser de otra forma, un homenaje implícito a la literatura. Los cicerones de
Marcos en cada capítulo son escritores: Ibn Hazm de Córdoba, en la Reconquista Jorge Manrique, en el Imperio González Fernández de Oviedo y Cervantes, en la España de los Favoritos Quevedo, en la Ilustración Leandro Fernández de Moratín y más adelante Pérez Galdós y Pío Baroja. ¿Es fundamental para usted la
literatura?
- F.G.C.: Totalmente. Yo he tenido una formación muy interdisciplinar, que quizá no abunda entre los profesores de ahora. Aparte de la Historia y la Filosofía me licencié en Derecho, me doctoré en Teología, tengo también ese humanismo procedente de una institución religiosa tan importante como es la Compañía de Jesús, que probablemente es una de las grandes realizaciones culturales de la Historia de España. Todo eso me ha beneficiado y vivo mucho de la renta y de una, todavía, buena memoria. Muchos de los libros que me sirven para mis trabajos como escritor o para la prensa son lecturas de hace muchísimo tiempo. Con lo cual, podemos dar por bueno aquello que dicen que la cultura es lo que queda después de haber acabado todo, ese poso que yo siento y que, probablemente, la generación actual no lo va a tener porque no ha hecho ese acopio de lecturas que hizo mi generación.
Volviendo a tu pregunta, yo no sabría hablar de la Historia de España si no hablara de literatura. Y combato también esa imagen reduccionista de la Historia basada en reinados, hechos políticos, hechos militares... ¿Cómo no vamos a hablar de los Siglos de Oro, si Felipe IV es más conocido por ser retratado por Velázquez que no por lo que hizo? Píndaro ya decía que cuando pasara el esplendor que él estaba cantando lo único que quedaría sería su canto, no el objeto de su canto que ya habría desaparecido. ¿Cómo explicar el comienzo del ocaso del Imperio sin las Meninas?
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B.M.: Estoy de acuerdo. Le recomiendo un libro fantástico que
Acantilado publicó hace unos meses y que es una reivindicación apasionada de los saberes humanistas. Está escrito por un profesor italiano llamado
Nuccio Ordine y se titula "
La utilidad de lo inútil".
- F.G.C.: Sí, y aparte de este libro maravilloso que yo ya conocía en su versión italiana tengo que decirte que la editorial que lo publica me parece magnífica. Habría que hacer una reflexión sobre la importancia que tienen las editoriales en la cultura y esta realmente es admirable. Me encantaría que les salieran bien los números, yo siempre que voy a la Feria del Libro voy a comprarles algo, porque creo que buena parte de la trivialidad y de la liviandad que estamos denunciando ahora también procede de algunas políticas editoriales, que consisten en ganar dinero en breve tiempo con productos completamente banales.
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B.M.: En el epílogo del libro afirma que el más bonito de todos los momentos de la historia de España fueron los años de la
Transición, capitaneados por Adolfo Suárez. En este momento se demostró que cuando los ciudadanos y los políticos se esfuerzan por el bien común, cualquier cosa es posible. La actual generación de políticos ha demostrado todo lo contrario, que su incapacidad para ponerse de acuerdo afecta gravemente al bien común. ¿Falta talento político en nuestro Parlamento actual?
- F.G.C.: Por supuesto que falta talento político, pero además hay un drama en España, porque determinados aspectos que nunca deberían ser objeto de enfrentamiento, partidismo ni sectarismo, como puede ser la educación o la idea de España, ahora lo son. También hay que tener en cuenta que en España todavía tenemos una cultura, en buena medida, guerracivilista, porque es el único país de nuestro entorno que ha tenido en el siglo XX una Guerra Civil y una dictadura. Pensar que la idea de España no sea defendida apasionadamente por los dos grandes partidos nacionales, o que le tema de la educación sea siempre una especie de "guirigai"... Hay que insistir en la idea de España; sobre todo en este momento hay que insistir mucho más porque tenemos ya algunos antecedentes (la crisis del 98 y otras crisis) en las que vimos que podemos salir de ellas si estamos unidos, si nos creemos la idea de nación, si nos queremos a nosotros mismos. ¿Cómo nos va a querer Europa si nosotros no nos queremos? Bajo este punto de vista, creo que la situación que estamos viviendo es dramática y está haciendo que nos cueste más salir de la crisis. Hay una falta de conciencia nacional clarísima, que además está siendo fomentada desde determinados partidos, con sus ironías sobre la idea de España. Por otro lado, parece que sí pueden tener un sentimiento hacia su nación los vascos o los catalanes y, en cambio, los españoles no podemos tenerlo, porque entonces se le califica de ultraderechismo.
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B.M.: ¿Aparecerá el manuscrito de Marcos acerca de la
Transición? ¿Tiene usted previsto escribir una “Pequeña historia de la Transición?
- F.G.C.: No lo sé, puede que sí. Pero me gustan las miradas más hondas y más largas, sobre todo porque como la crítica siempre ha destacado mi gran capacidad de síntesis, me gusta hacer síntesis sobre periodos más largos. O sea que no sé sí lo haré, pero lo que sí voy a hacer es un libro sobre el siglo XX a través de vidas noveladas, vidas apasionantes.
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B.M.: Al final del libro Fernando le dice a Sergio que los mayores olvidamos frecuentemente que lo esencial no es el resultado o la meta, sino el trayecto o la aventura. Esto me ha recordado el mítico poema de Cavafis “
Ítaca” que dice así:
Mantén siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Pero no tengas la menor prisa en tu viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que viejo al fin arribes a la isla,
rico por todas las ganancias de tu viaje,
sin esperar que Ítaca te va a ofrecer riquezas.
¿Mantener vivo el sentido de la aventura es vital para tener una vida plena, para no envejecer?
- F.G.C.: Como algunos místicos decían, es mejor el camino -en su caso ese deseo de encontrar a Dios- que la posada. Es una idea que está también muy presente en la gran mística del siglo XVI, mística que por otro lado además está influenciada por la mística musulmana y la mística judía. En el libro aparece bien claro ese maravilloso mestizaje único existente en la gran cultura española. Lo que muchas veces se concibió en árabe, por ejemplo el pensamiento del gran místico Ibn Arabi, se convirtió después en catalán a través de la lectura de Ramón Llull y, a su vez, leyendo a Ramón Llull en catalán los grandes místicos carmelitas del siglo XVI (Teresa y Juan de la Cruz), se convierte en la gran eclosión maravillosa de la mejor poesía del mundo, practicamente.
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B.M.: Volviendo a "
Momentos emocionantes de España", me ha gustado mucho el personaje del
tío Lucas, navegante y gran lector. Él es un verdadero homenaje a los libros y a la gran aventura que supone leer y soñar y, a la vez, una pequeña crítica a “los hombres de provecho que sólo piensan en el mañana y la vejez”. ¿Firmaría usted el lema de los argonautas, que dice “Vivir no es necesario, navegar sí?
- F.G.C.: Sí lo firmaría. Lo haría porque tengo una experiencia próxima, que no es mía, es prestada, de muchos navegantes vascos. Realmente esa frase la he dicho yo muchas veces, sobre todo en homilías que he hecho a pescadores del País Vasco que habían muerto.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Fernando García de Cortázar el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la Dirección del
Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un espacio ideal para esta conversación y a la editorial
Espasa por haber hecho posible el encuentro con este autor.