Hessel, superviviente del
campo de concentración de Buchenwald y miembro del equipo redactor de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, invita a través de su panfleto "
¡Indignáos!" a la
insurrección pacífica, a "no claudicar ni dejarse impresionar por la dictadura actual de los mercados financieros que amenaza la paz y la democracia". Según afirma "ya es hora de que la preocupación por la
ética, por la
justicia, por el
equilibro duradero prevalezcan".
Este alegato intenta contagiar a una
juventud indiferente y
pasiva, incapaz de reaccionar ante los abusos reiterados de la clase política y los poderes económicos. A sus 93 años
Hessel no ha perdido su carácter rebelde e inconformista y se ve capaz de alentar con su ejemplo una marea de
indignación activa que se sobreponga a la abulia reinante.