Muy poca gente conoce la historia del monarca Cristián VII que reinó en Dinamarca en el siglo XVIII. Ni siquiera los propios daneses. El motivo es que estaba protagonizada por un rey que estaba loco y este hecho provocó que fuera censurada, la existencia incómoda del monarca hizo pensar a personas altamente influyentes que era conveniente silenciarla. Sin embargo, su historia es realmente fascinante y cautivadora.
Esto es lo que descubrió Dario Fo cuando conoció a este personaje tan importante y tan desconocido al mismo tiempo. Fue a causa de un proyecto de investigación de su hijo que conoció la existencia del rey Cristián VII y sintió la necesidad de escribir "Hay un rey loco en Dinamarca", una novela histórica protagonizada por el monarca. Se trata de una historia de amor y locura, que se centra en un triángulo político-amoroso entre Cristián VII, su joven esposa, Carolina Matilda de Inglaterra y el amante de ella, el médico iluminista Johan Friedrich Struensee. Fue este último, con la complicidad de ella, el que metió en la cabeza del rey las ideas revolucionarias que tomaron forma de leyes e impulsaron a Dinamarca hacia la modernidad.
El rey danés, pese a su demencia (o tal vez gracias a ella) se atrevió en pleno siglo XVIII a eliminar los privilegios de la casta y liberar a los campesinos de la esclavitud. Tomó medidas para abolir la tortura, permitir la libertad de prensa y promocionar la cultura y la educación. Sin embargo, este tipo de reformas tuvieron serios detractores dentro de su propia corte que intentaron sabotearlas y extinguir el ideal revolucionario que se estaba tornando cada vez más real.
El escritor, director y actor italiano Dario Fo recibió el Premio Nobel de Literatura en 1997. Sus obras, frecuentemente farsas que se caracterizan por ofrecer una aguda sátira política y social contra el poder, el capitalismo, la mafia y el Vaticano, han sido censuradas en numerosas ocasiones por el gobierno de su país. Algunas de las obras de esta autor altamente comprometido con sus ideas son "Los arcángeles no juegan a las máquinas de petaco", "Muerte accidental de un anarquista", "¡Aquí no paga nadie!", "Misterio bufo y otras comedias" y "La culpa siempre es del diablo".