El escritor italiano
Federico Moccia es uno de los autores de novela romántica más influyentes de la actualidad que puede presumir de haber vendido más de dos millones y medio de libros en nuestro país.
Tras trabajar previamente como guionista y director de programas de televisión alcanzó la fama a nivel internacional con la publicación de su novela "
A tres metros sobre el cielo", primera entrega de una trilogía que siguió con "
Tengo ganas de ti" y que ahora se completa con la reciente publicación de "
Tres veces tú". Es también autor de otros éxitos editoriales como "Perdona si te llamo amor", "Perdona pero quiero casarme contigo", "Carolina se enamora", "El paseo", "Esta noche dime que me quieres" y "Ese instante de felicidad". Varias de sus obras han sido adaptadas al cine.
Bruno Montano de
Trabalibros ha tenido la oportunidad de entrevistarle con motivo de la aparición en las librerías de "Tres veces tú".
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Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Tras el final abierto que dejaste en "Tengo ganas de ti" se imponía una tercera parte que mostrara claramente la evolución de los personajes en el tiempo. En "Tres veces tú" es muy evidente y llamativo el cambio de Step. El hombre de las mil flexiones, la rabia, la determinación y la voluntad, el viejo Step, se transforma en Stefano Mancini, un hombre tranquilo, seguro, un empresario de éxito que empieza a valorar "la manera en que crece todo lo que le rodea". ¿Qué ha influido más en esta transformación, la muerte de su amigo Pollo o su relación estable con Gin?
- Federico Moccia (F.M.): La conducta humana es muy compleja, es muy difícil determinar qué factores precisos condicionan la personalidad o el carácter de alguien. Seguramente será una combinación de varios de ellos lo que pueda explicar lo que una persona siente o hace. En el caso de Step tienes razón, la muerte de su amigo íntimo y el amor que siente por Gin influyen en lo que es ahora, pero en el fondo su drama familiar, la muerte de su madre y la mala relación con su padre -ausente en todos los momentos importantes de su vida-, su primer gran amor con Babi, el desamor... Todo esto está también influyendo en su maduración.
- B.M.:
Step cree que ha encarrilado su vida. Pero de repente, lo que él cree que es un golpe del destino irrumpe en su realidad trayéndole los recuerdos de los hermosos días ("
i bei giorni"), los recuerdos del corazón vuelven a desestabilizarlo. ¿La voluntad y la razón nada pueden cuando se presenta el amor?
- F.M.: No hay nada que hacer, nosotros lo único que podemos hacer es admitirlo. Me gusta que este libro represente una aceptación del amor de la que se puede salir derrotado. Había una película muy bonita de Gerard Depardieu que se llamaba "La mujer de al lado" en la que una pareja se vuelve a ver después de muchísimo tiempo. Los dos se han casado, cada uno por su cuenta. Se encuentran en un centro comercial. Ambas parejas se presentan, son unos vecinos nuevos, y cuando Depardieu se vuelve a encontrar con esta mujer ella dice: "¿Pero tú por qué no has dicho que ya nos conocíamos?". Ellos habían tenido una relación larga y renace una pasión increíble entre los dos. Aunque hayan estado separados, aunque ahora cada uno tenga a su familia, cuando se vuelven a ver se encienden de nuevo las brasas como si acercaras un mechero a la gasolina. Acuden a una fiesta muy bonita donde están todos rodeados de amigos de las casas más cercanas. Cuando esta mujer, en un momento dado, está hablando con un hombre, Depardieu no puede evitar sufrir un ataque de celos y, delante del marido y de su propia mujer, le quita la falda y casi se pega con el hombre. Están rodeados de invitados, que se quedan con la boca abierta. Esa escena es maravillosa porque ejemplifica un momento de amor de un hombre con respecto a una mujer que no tiene en cuenta nada, que le da igual lo que haya alrededor. Es un momento de locura que ciega a este hombre celoso.
En "Tres veces tú" he querido recrear una situación similar. Step, que ahora se ha vuelto elegante, es ahora un hombre que sabe tratar con la gente, ya no se pega con nadie, tiene relaciones con directores de las distintas redes, pero cuando llega ella es como si ya nada más existiera.
- B.M.: En "Tres veces tú" hay una serie de preguntas sobre el amor y las relaciones afectivas que subyacen. Algunos de los personajes de la novela se las formulan. Por ejemplo, en un momento dado Step se pregunta si es posible la amistad entre un hombre y una mujer.
- F.M.: Yo creo que sí que es posible. Step y yo somos distintos [risas]. En mi opinión tienes que amar a una mujer con un amor como es debido, y tienes que estar totalmente convencido de que la amas, para poder tener a otra mujer como amiga. Pero no te tienes que equivocar.
- B.M.: Otra pregunta que se plantean los personajes de tu novela en un determinado momento es si existe el perdón para una traición, si una traición se puede superar.
- F.M.: En mi opinión, existe el hecho de que puedes aceptar una traición de tu pareja, pero no superarla. En realidad pienso que en este caso el perdón no nos corresponde; no se trata de que podamos perdonar a una persona que nos ha traicionado, tenemos que aceptar lo que ha sucedido. Solamente el amor nos permite superar esta situación. Pero una traición quedará en nuestra memoria para siempre, en el caso de que sigas amando a esa persona, porque el amor hacia ella no te deja olvidar lo que sucedió. Es algo que te quema la piel, te sigue gustando estar con esa persona pero esa traición siempre la llevas dentro.
- B.M.: Como si se tratara de una cicatriz.
- F.M.: Así es.
- B.M.: Otra pregunta que se desprende de la historia es si se puede querer a dos mujeres a la vez. Y en caso afirmativo, si se puede gestionar bien esa situación.
- F.M.: En realidad tú amas a una, pero no lo quieres admitir. Y entonces tratas de llevar lo mejor posible esta situación para no reconocértelo ni siquiera a ti mismo.
- B.M.: A veces te he oído comentar que para ti el amor es un motor que necesita un mantenimiento, que precisa ser engrasado. Si el amor es un motor, ¿el desamor que sería?
- F.M.: El desamor es un freno. Más exacto todavía: es echar marcha atrás. Pero el desamor también forma parte del amor. El día en que ni siquiera sientas desamor será peor todavía, porque eso significará que tienes un vacío. En cambio, el dolor de ese amor que terminó en realidad consigue llenarte, y aunque te llene de dolor es una forma de revivir la belleza de ese amor que existió. Ese dolor de todas maneras es belleza, porque es proporcional a la belleza de ese amor.
- B.M.: Hay un poeta fantástico español, Salinas, que llama al desamor "el largo lamento".
- F.M.: ¿Te refieres a Pedro Salinas? Bonita definición, es perfecta.
- B.M.:
García Márquez decía que el amor es eterno mientras dura. Otros piensan que el amor eterno existe, pero dura dos años. ¿Tú qué opinas?
- F.M.: Qué buenas frases. Yo creo que el amor eterno existe, pero se construye día a día. Porque sólo al final podrás decir que realmente ese era un amor eterno. No puedes saberlo al principio, tienes que cuidar e ir confirmando ese amor día a día.
- B.M.: En tu trilogía hablas de amor, pero también de amistad, de rabia, de culpa, de dolor...
- F.M.: Las tres novelas que componen la trilogía son muy distintas, pero forman parte de una trayectoria sentimental. Forman parte de momentos distintos de un mismo amor. Al principio aprendes a amar, te sorprendes del amor que sientes, de aquello que te hace sentir a tres metros sobre el cielo. Se trata del primer amor y, aunque tú hayas tenido otras relaciones, lo que de repente te sorprende es que la otra persona no tiene cualidades increíbles, ni es especialmente inteligente, graciosa, divertida, culta o rica. No hay una razón válida y eso es lo que te sorprende. Incluso puede ser menos guapa que otras mujeres que hayas conocido y sin embargo es Ella, con E mayúscula. Esto es algo sorprendente y muy hermoso, e incluso llegas a pensar, como pensaba yo, que iba a durar toda la vida. Y en cambio no fue así. Es algo inimaginable e increíble, porque es la primera vez y no estás preparado. Eres primerizo en el amor pero también en el dolor. Yo nunca había sentido un dolor de ese tipo. Eso que trato de reflejar en el primer libro es brutal: el amor y la muerte del amor.
El segundo libro se titula "Tengo ganas de ti". Con este título me refiero a que tengo ganas de volver a amar, porque quiero dejar de lado ese sufrimiento, esa desilusión. Quiero pasar página, olvidar el anterior capítulo y dar la posibilidad a otra persona. Dejar de estar siempre comparando con la primera y empezar de cero. Comenzar una nueva vida.
- B.M.: Como bien dice Step en el último párrafo de "Tengo ganas de ti": "quiero una nueva vida, quiero una nueva historia de amor, una nueva mujer, tengo ganas de ti".
- F.M.: Exacto. El protagonista quiere borrarlo todo por completo. En cambio en el tercer libro titulado "Tres veces tú" se representa a través de los tres personajes un momento de crecimiento, de comprobar hacia dónde nos lleva la vida. En mi opinión es la belleza de la imperfección. Tú crees que haces lo correcto, que estás con la persona adecuada, te decides a formar con ella una familia, a tener hijos; tienes un trabajo que te gusta, ella sabe cocinar, los dos estáis bien, todo está organizado; en fin, todo debería funcionar bien porque se parece a los anuncios que ves en televisión de la familia del Molino Blanco, como decimos en Italia, o de la Casa de la Pradera. Pero a todo esto le falta un pequeñísimo detalle, tienes que preguntarte: ¿Soy realmente feliz con esta persona, de verdad estoy enamorado de ella o es lo que me han hecho creer los demás? ¿Es esta mi vida o me corresponde una vida distinta? Para mí este es un momento fundamental, el momento de la verdad en el que el protagonista se hace estas preguntas. Y ahora, a través de Gin, tiene que ser capaz de saber que él no representa su felicidad y, si le ama de verdad, pensará que ella tiene derecho a ser feliz. Cuando su felicidad es más importante que la tuya quiere decir que amas a esa persona. Amas realmente a alguien cuando primero la amas a ella y luego a ti. Debes llegar a ese punto de sinceridad total contigo mismo.
- B.M.: En los agradecimientos de tu novela haces una reflexión muy interesante que dice que escribir determinados libros te permite hacer un balance de tu vida. ¿Te ha sucedido esto al escribir tu trilogía?
- F.M.: Bueno, me ha hecho recordar muchas cosas que sucedieron cuando empecé a trabajar en televisión: las personas que me ayudaron, las personas que me tenían envidia... Cómo fui capaz de distinguir entre la gente que estaba a mi alrededor y elegir las personas que me gustaban. Habían personas arrogantes, prepotentes, y esa actitud no me gusta. Quiero que me respeten, que me escuchen por lo que digo, no por cómo lo digo. También me han gustado muchas cosas de mi pasado, no creo que exista un balance definitivo. Lo más importante, lo digo siempre también a los jóvenes, es ser capaz de pararse de vez en cuando y pensar: ¿Dónde estamos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es el programa? ¿Qué relación tengo con mis amigos? ¿Qué relación tengo con mis padres? ¿Y con la persona que amo? De vez en cuando tenemos que pararnos y pensar: Bueno, este año no estoy haciendo mucho pero necesitaba un poco de descanso; pero a partir de Enero voy a coger el ritmo otra vez. Es decir, tenemos que ser generosos con nosotros mismos, pero no perdernos de vista.
- B.M.: En "
Tres veces tú" has aprovechado tu experiencia como guionista de televisión para hacer una crítica de cómo funciona realmente ese mundo y mostrar sus interioridades menos confesables.
- F.M.: Más que una crítica he tratado de hacer una fotografía. Yo no quiero ser crítico, me limito a enseñar cómo es ese mundo.
- B.M.: La mayoría de personajes secundarios de esta novela pertenecen al mundo de la televisión.
- F.M.: Sí. Me pareció importante mostrar ese mundo, porque en este momento hay mucha gente que quiere hacerse famosa de hoy para mañana. Creen en las palabras de Andy Warhol cuando decía que había quince minutos de celebridad para cada uno y que durante este tiempo todos iban a tener su momento de gloria. Y hay gente que haría cualquier cosa y aceptaría lo que hiciera falta por conseguirlo, porque para ellos es más importante aparecer o aparentar que ser. Quería mostrar el mundo de la televisión porque, como decía Hemingway, "escribe de lo que conoces". Yo, desde el año 86, trabajo en la televisión y conozco todos los mecanismos internos de este medio. Además, quería construir un argumento sobre cosas que suceden, personajes que crecen o desaparecen, de manera que la lectura del libro pudiera interesar a los jóvenes de hoy en día. No podía contar sólo la vida y la relación entre Gin, Babi y Step, quería contar una historia en la cual cada uno de los personajes tiene que seguir su propio camino, volviendo la mirada al pasado, logrando éxito o abandonando. Como sucede en la vida de cualquiera, por otro lado. Cuando alguien termina su carrera en la universidad es un momento muy importante, igual que cuando acaba el instituto o cuando se inicia en el mundo laboral.
- B.M.: ¿Cómo se refleja tu experiencia como guionista en tus novelas? ¿Crees que tu habilidad como guionista ha contribuido al éxito de tus novelas?
- F.M.: Pues no lo sé. Cuando quieres construir una historia tienes que hacerlo de forma que cada capítulo tenga una razón para seguir adelante. Que no te agote, que no te canse. Es como cuando estás en la mesa, cada plato tiene que ser apetitoso pero no debe saciar tanto que te quite las ganas de seguir comiendo, uno debe suceder a otro de forma natural. Cuando escribes debes ir creando ganchos que generen curiosidad e interés en el lector y esto también sucede en el mecanismo de los guiones. El espectador sigue viendo una película para saber cómo va a acabar, pero es importante incorporar sorpresas. Algo que siempre se había presentado desde un punto de vista de repente se enseña desde otro ángulo y ofrece un nuevo aspecto. A mí esto me gusta mucho, porque demuestra que puedes estar convencido de algo y de repente darte cuenta de que las cosas no siempre son como piensas.
- B.M.: De los personajes secundarios de "Tres veces tú" el que más me gusta es Renzi. ¿De algún modo podría ser el sustituto de Pollo? ¿Se convertirá en el amigo íntimo de Step?
- F.M.: Sí. Es un Pollo más adulto, porque es mayor que Step y me gusta que este hombre, con todas las cosas que suceden, tenga su rigidez, su lealtad. Aunque él siente el amor de forma más frívola, más superficial. Es el primero que no entiende cómo ha podido perder la cabeza por una chica que representa todo lo que a él no le gustaba, todo lo que ha rechazado siempre. Nunca se había enamorado de una mujer así. Él es una figura muy creíble en el mundo de la televisión, representa a esos hombres muy inteligentes y muy prácticos que a veces, ante una mujer, pierden todos sus puntos de referencia. De repente se vuelven tontos, pierden completamente el rumbo.
- B.M.: Podríamos decir que tu libro es una novela con banda sonora. Constantemente se está haciendo referencia a canciones, películas y libros. Para los personajes es muy importante la música, sobre todo la de
Lucio Battisti, cantante al que se hace referencia más de diez veces a lo largo de la novela.
- F.M.: Sí, y he averiguado que Lucio a lo largo de su carrera cantó también algunas canciones en español. Yo pienso que este libro en realidad no es sólo un libro de papel, es una especie de caja que dentro tiene muchas sorpresas. Es una caja que lleva música, películas, platos que puedes comer, bromas, citas famosas de otros autores... Es decir, que tiene muchos planos. Me gusta porque este libro va en muchas direcciones. El lector puede interesarse por una canción o una película que se nombra en el libro y puede escuchar esa melodía o ver esa escena y entender lo que quería decir. El libro está enriquecido con muchos elementos que en realidad han acompañado mi vida. Yo he oído a Battisti, he visto las películas y leído los libros que se nombran. Todo eso me ha permitido contarlo.
- B.M.: Para finalizar, quería preguntarte si tienes intereses comerciales en la industria ferretera. Se han agotado los
candados en muchas ferreterías gracias a la romántica idea que tus libros pusieron de moda de engancharlos a los puentes como metáfora del amor eterno.
- F.M.: Tienes razón [risas]. El otro día me mandaron algo muy divertido que habían encontrado en París. Se trata de un candado de 2009 que lleva escrito "Michelle y Barack Obama forever". Ese año es cuando los Obama fueron de visita a la capital francesa y tal vez sea auténtico. Y si incluso el presidente de los Estados Unidos lo hace quiere decir que es algo que tiene mucho éxito, tenía que haberlo pensado antes y haber llegado a un acuerdo con las ferreterías. Nunca me habría esperado un éxito así cuando tuve la idea de enganchar candados a los puentes.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Federico Moccia el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Del mismo modo, agradecemos a la editorial
Planeta el haber hecho posible este encuentro.