La vida de Harold Nivenson se encuentra en un delicado punto de inflexión. En una edad crepuscular, se añade a la sensación de ocaso que su perro acaba de morir. Esta pérdida provoca que los paseos que hasta entonces daban juntos pierdan su sentido y que se encierre en casa sin salir. Al fallecimiento de su perro se suma el de Peter Meinenger, su amigo y rival intelectual.
Harold, sin ilusiones, proyectos ni ganas de vivir, se encuentra solo y sin fuerzas para superar este difícil momento en el que todo se desmorona para él. Cuando echa la vista atrás y repasa su carrera artística en la que ejerció de pintor menor, coleccionista, crítico y mecenas, su visión del pasado le deja una sensación amarga. Las dudas constantes en su vida, el rechazo hacia un tipo de arte y un sentimiento de rechazo hacia su familia y su entorno son el triste resumen que Harold extrae de las últimas décadas.
Sin embargo, tras la tormenta interior siempre llega la calma y Harold logra apoyarse en sus errores para, lentamente, apartar las sombras de su pasado para centrarse en lo realmente importante: el presente, vivir el día a día, disfrutar del ahora. Esta epifanía tardía supondrá en él una revolución personal que le preparará para adentrarse de la mejor forma posible en su última etapa vital, etapa que, bien gestionada, puede llegar a convertirse en una de las mejores de la vida.
El novelista estadounidense Sam Savage es doctor en Filosofía. Antes de convertirse en profesor de esta asignatura trabajó en empleos tan dispares como mecánico de bicicletas, carpintero, pescador y tipógrafo. Su primera obra, una novela titulada "Firmin", se convirtió en un auténtico fenómeno de ventas a nivel internacional a causa de las recomendaciones de los lectores y los libreros. Otras obras de su autoría son "El lamento del perezoso" y "Cristal".