La noticia de que padecía un cáncer de diagnóstico grave azotó repentinamente a Henning Mankell hace año y medio. Dos tumores, uno en el cuello y otro en el pulmón, amenazaban con truncar la vida de uno de los escritores de novela negra más reconocidos de nuestro tiempo.
La enfermedad era para él un enemigo que había invadido su cuerpo, contra el que tenía que combatir. Esta nueva situación le llevó a escribir una serie de columnas en un periódico sueco en las que temas como el dolor y la muerte se repetían, pero dejando a su vez cabida a otros más positivos, como la tranquilidad y la fuerza mental. Se lanzó además a escribir lo que podría calificarse como un libro de memorias, aunque muy peculiar. Lo tituló "Quicksand".
"Arenas movedizas" (su traducción al español) arranca con la enfermedad de Mankell, sin duda alguna un punto de inflexión en su vida. Tener constancia de la misma le generó una avalancha de recuerdos desordenados en el tiempo, que el autor reflejó en este libro, relacionándolos con las grandes preguntas que el hombre se ha hecho desde tiempos inmemoriales. Recuerdos de infancia, adolescencia o madurez; momentos aparentemente intrascendentes que de algún modo le conformaron como persona (un día de colegio, una lectura, una visita al Museo Británico, viajes a ciudades lejanas o incluso descubrimientos como la verdadera naturaleza de las arenas movedizas sirven al autor para componer una historia tremendamente humana y personal.
Henning Mankell era originario de Estocolmo. Su personaje más popular, el inspector de policía Kurt Wallander, es ya uno de los detectives más populares de la novela negra. La serie de Wallander, entre la que se encuentran títulos como "Asesinos sin rostro", "Los perros de Riga", "La leona blanca", "El hombre sonriente" o "La falsa pista", ha sido traducida a cuarenta y dos idiomas. Varios de sus libros han sido adaptados al cine y la televisión. A lo largo de su carrera literaria ha obtenido importantes galardones, como el Premio Pepe Carvalho en 2007.