«Aquí termina tu caza, aquí comienza la mía». Esta es la plegaria que Unai López de Ayala entona para sí mismo en cada escenario del crimen. Unai, al que muchos conocen por el apodo Kraken, es inspector de la División de Investigación Criminal, experto en perfiles criminales. El último escenario le impacta de manera especial ya que, en apariencia, es la continuación de una serie de asesinatos que conmocionaron a los habitantes de Vitoria veinte años antes, cuando él apenas había dejado atrás la adolescencia.
Esto plantea un claro dilema, porque un hombre fue detenido por esos crímenes y continúa en la cárcel, aunque a pocos días de obtener la libertad. Tasio Ortiz de Zárate, carismático y respetado arqueólogo hasta el momento de la detención, siempre ha mantenido su inocencia. Sin embargo, las pruebas no dejaron lugar a dudas y obligaron a su propio hermano, Ignacio, a arrestarlo.
Junto a Estíbaliz Ruiz de Gauna, su mejor amiga y compañera, versada en Victimología, Unai investiga el caso. Ambos bajo las directrices de la nueva subcomisaria, Alba Díaz de Salvatierra. Alba y Unai mantienen una incierta relación que traspasa los límites de lo laboral. Fuera del trabajo, Kraken tiene en su abuelo un apoyo incondicional; les crió a él y a su hermano desde niños, cuando se quedaron huérfanos.
La investigación irrumpe en la vida personal de los implicados y los lleva en volandas, siempre con la amenaza de un nuevo asesinato al acecho. Nuevas pistas, viejos fantasmas, avances, callejones sin salida y giros argumentales se suceden a lo largo de la narración. Todo ello desemboca en un emocionante final en el que encajan las piezas a la perfección.
La novela transcurre principalmente en Vitoria, en escenarios reales y emblemáticos de la ciudad. Está divida en capítulos, cada uno de ellos lleva por título el lugar en el que se desarrolla, y se entremezclan descripciones de los mismos. No solo nos transporta a la ciudad, sino también a algunas de sus fiestas más importantes; y conocemos su historia, mitología e incluso gastronomía.
Intercalada con la trama principal transcurre otra, ambientada en una Vitoria antigua, a partir de finales de los años sesenta. No es solo el relato de las vivencias de unos personajes, es un escaparate al pasado, a la sociedad de esa época, marcada por el linaje y los estrictos convencionalismos que asfixiaban a la mujer y a las clases más bajas. El lector presupone que esta crónica tiene relación con los asesinatos, pero no hay manera de anticipar cuál, hasta que la narración avanza y confluye con el presente.
Sin duda es una novela negra y cuenta con todos los ingredientes que la definen, pero relata más que la resolución de un crimen. Además de la parte racional, seria, la que se puede corroborar: escenarios, fechas festivas, procedimientos policiales, hechos históricos, leyendas… muestra una parte emocional muy potente. Todos los personajes tienen un marcado trasfondo, que nos habla de los pasados traumáticos y de la manera de enfrentarlos, y de cómo los lazos afectivos o la ausencia de ellos ayudan a construir la personalidad.
Eva García Saénz de Urturi es una escritora vitoriana que comenzó su carrera en la Optometría. Todas sus novelas han sido —o son— éxito a nivel nacional. Aparte de la gran labor de documentación, que es obvio ha realizado, se ha formado en Perfilación Criminal e Inspección Ocular Técnico Policial, para lo que tuvo que estudiar casos reales. Esfuerzo que le ha lucido porque ha escrito una trama verosímil, coherente y absorbente. Engancha desde el comienzo y la narrativa, el ritmo y cada final de capítulo obligan a seguir leyendo.
«El silencio de la ciudad blanca» es la primera parte de la Trilogía de la ciudad blanca. La segunda parte, «Los ritos del agua», se publicó en el 2017 y la tercera está en proceso.
El éxito de esta novela y la importancia que Vitoria tiene en ella han llevado a organizar recorridos turísticos por los escenarios mencionados en el libro.