Sudaba y tenía sed. El calor, el ambiente viciado y el olor a orín seco que ascendía por sus fosas nasales se empeñaban en devolverle a la pesadilla en la que había ingresado hace unas horas. Cada hueso dolorido y cada articulación entumecida le recordaban que se encontraba en una situación de privación de libertad contra su voluntad.
En los escasos nueve metros cuadrados que tendría el cubículo donde aquel individuo le había metido estaban ella, sus temores más profundos y el coraje feroz que sólo hace su aparición en situaciones desesperadas. Margarita trata de calmarse. Piensa en su familia. En la noche en que salió de fiesta y ya no pudo regresar a casa. Repasa sus últimas acciones. Le viene a la cabeza la imagen nítida de un tipo desaliñado, huesudo e inexpresivo que dice ser agente de la ley y la obliga a entrar en un supuesto coche patrulla. Debería haber tomado más precauciones. Si no hubiera sido tan confiada tal vez no estaría ahora en ese zulo mugriento e insalubre. Aunque ya no sirve de nada lamentarse, ahora es demasiado tarde. Ojalá todo esto no fuera real y su imaginación le hubiera gastado una mala pasada. Pero el bozal que le impide abrir la boca y gritar para expulsar a esta maldita locura disuelve cualquier esperanza y la devuelve a la dura realidad.
A estas alturas la policía debe andar buscándola, imagina Margarita. Y no se equivoca. Su ausencia ha puesto en marcha a la Unidad de Secuestros y Extorsiones y al Grupo de Homicidios de Valladolid. Tiene a todo un equipo de profesionales expertos en la materia trabajando en su caso, un caso complicado de manejar en el que tanto los buenos como los malos son especialistas y actúan como tal. Si la policía en un proceso de este tipo sabe que la mejor opción para alcanzar el éxito es seguir a pies juntillas el procedimiento establecido, los delincuentes hacen lo propio y operan bajo las instrucciones de lo que podría calificarse como el manual del buen secuestrador.
La víctima del secuestro es una menor, una adolescente hija de un político y nieta de un gran empresario adinerado. La policía contempla todas las variables y alecciona a los padres de Margarita Zúñiga. La familia no sabe durante cuánto tiempo se puede prolongar la agonía, pero debe aprender a resistir. Convivir con el miedo será una constante en sus vidas hasta que el caso se resuelva.
Consciente de que el tiempo en este caso es crucial, Ramiro Sancho, un Inspector de Policía del Grupo de Homicidios de Valladolid curtido en mil batallas y aficionado a los refranes, dichos populares y música de la buena, se impone a sí mismo la obligación de encontrar a la niña. Con la ayuda de la Inspectora Sara Robles y de su equipo de agentes, hombres de ley duros y valerosos siempre dispuestos a proteger a la víctima con su vida si es necesario, dejará de lado su intención inicial de recuperar las riendas de su vida tras el estado en que le dejó su obsesiva persecución del criminal Augusto Ledesma y seguirá su instinto para llegar hasta el final del asunto. Para rescatar a la menor cuenta con el apoyo (o con el inconveniente, según se mire) de Fernando Fajardo Feix, un tipo engreído e insoportable que se hace llamar a sí mismo la "Triple Efe" y que lidera la Unidad de Secuestros y Extorsiones.
En torno a este argumento gira "Sarna con gusto", la que ha sido calificada como la novela más negra de César Pérez Gellida. Perfectamente envuelta en el "estilo Gellida" (sus lectores sabrán de qué hablo y reconocerán entre sus líneas el tono crudo, veraz, desafiante e irresistiblemente atractivo que caracteriza a sus obras), relata de manera detallada la crónica trepidante de un delito tan cruel como es la privación de libertad desde todos los ángulos y coloca al lector simultáneamente en la piel de la víctima, de los familiares, de la policía e incluso de los propios secuestradores. Nunca un secuestro fue comprendido por el lector de manera tan global ni suscitó por su parte tantos rechazos ni empatías.
Curiosidades: - Tras concluir su trilogía "Versos, canciones y trocitos de carne" César Pérez Gellida con "Sarna con gusto" da inicio a una nueva trilogía a la que da por título "Refranes, canciones y rastros de sangre".