Estos 154 poemas conforman la obra canónica completa de Constantinos P. Cavafis, una obra que a pesar de su brevedad ha pasado por méritos propios a la historia de la literatura.
Cavafis es un poeta de la edad madura, es a partir de 1911, a la edad de 48 años, cuando escribe lo mejor de su obra, incluidos los magníficos poemas "Ítaca" y "El dios abandona a Antonio". Nunca hasta su muerte dejó de pulir y limar constantemente este reducido número de poemas.
Forster vió a Cavafis como "un ser oblicuo al eje del universo". Ajeno a las preocupaciones históricas y políticas de su época centró fundamentalmente su poesía en temas helenísticos y bizantinos (por considerar estas dos civilizaciones más promiscuas racial y culturalmente que la Grecia clásica) y en temas eróticos o más bien homoeróticos.
En la forma Cavafis es prosaico (sobre todo en los poemas históricos), es antirromántico (se niega a sublimar), es antilírico (se niega a cantar), es simbolista (sobre todo en los poemas eróticos) y es autobiográfico (pero no usa la confesión, indirectamente usa la historia griega para vehicular poéticamente su yo).
El fondo vital de este poeta es el escepticismo ("siempre surge algo que nos detiene... nuestra caída es segura"), la tristeza ("¿hasta cuándo mi alma va a continuar tan lánguida?"), el pesimismo ("ni tu alegría ni tu triunfo durarán") y la desesperanza ante el "cortejo" de sueños incumplidos, proyectos inacabados y obras fracasadas ("dile adiós a ella, a la Alejandría que tú pierdes").
Pero por otra parte hay una potente dimensión hedonista que corrige su tendencia emocional hacia lo trágico y es la búsqueda absoluta del placer. El placer según Cavafis era su alegría y el perfume de su vida ("y bebí vinos fuertes / como los que beben los bravos del placer").
A pesar de estar rodeado de "murallas" de prejuicios y a pesar de sufrir la presión e incomprensión social por su condición homosexual trató de no envilecer su vida con una monótona relación heterosexual consagrada por la sociedad. Buscó el placer en camas "que la moral ordinaria llama infames", pues él pensaba que la consumación de placeres ilícitos daba vigor a la vida del artista y que amparado por la contemplación y los estudios podía entregarse al disfrute de sus pasiones sin perder por ello el espíritu.
Creo que el mensaje final de Cavafis lo podría resumir el poema "Ítaca", que nos invita a fijar en el horizonte nuestra particular isla, nuestro destino vital al que hay que perseguir con el pensamiento alto y una exquisita emoción y no dejar que la ansiedad por llegar nos prive de las ganancias del viaje. Pues es a lo largo del mismo donde iremos encontrando todos los tesoros que nos enriquecerán. Este es "el significado de las Ítacas", si no comprendemos esto las llegadas siempre nos decepcionarán porque Ítaca en realidad es pobre.