Cuentos de la Alhambra (Washington Irving)-Trabalibros
Cuentos de la Alhambra
Ficha técnica:
Editorial: Alianza
ISBN: 978-84-206-3904-8
Número de páginas: 376
Género: Narrativa
Valoración:
Dicen los ancianos que bajo los cimientos de la Alhambra existe una barbacana encantada, justo donde se encuentra la Puerta de la Justicia, protegida por una mano mágica y por una llave. En el subsuelo un salón subterráneo sirve de hogar desde hace mucho tiempo a un viejo astrólogo que dormita en su diván, arrullado por los acordes de la lira de plata de una princesa encantada.

Hace mucho tiempo, en la Torre de las Infantas, las hermosas princesas Zayda, Zorayda y Zorahayda permanecían ocultas a los ojos de los hombres por temor de su padre, que veía en su belleza un peligro a evitar. Allí, las tres hermanas ansiaban el día en que caerían en los brazos de tres apuestos muchachos de los que estaban enamoradas.

Cuenta la leyenda que el Generalife, el bello palacio en la colina que domina la Alhambra, fue mandado construir para salvaguardar de las vicisitudes del amor a Ahmed al Kamel "el Perfecto", un joven príncipe moro sobre el que pesaba una terrible maldición. Su padre el rey consideró que recluido en esta maravillosa residencia rodeada de jardines estaría a salvo, siempre que Ahmed nunca viera rostro de mujer alguna ni llegara a sus oídos la palabra amor, lo cual podría haberse evitado si el príncipe no hubiera aprendido el lenguaje de los pájaros.

Los más antiguos del lugar conocen la historia de Peregil, un aguador gallego que, aun a riesgo de cometer una grave imprudencia, ayudó a un pobre musulmán. En agradecimiento, le fue revelada la fórmula de desencantamiento para recobrar un tesoro de los moros escondido, que se hallaba bajo el influjo de un hechizo.

Hay quien asegura haber visto al Velludo, el fantasma de un rey moro que mató a sus seis hijos y los enterró bajo las bóvedas de la Torre de los Siete Siglos y que, muchos años después, vagaba como un alma en pena por las calles de Granada atemorizando al que tenía la mala fortuna de encontrarse con él. También hay quien afirma haber escuchado en la Alhambra los "lúgubres ecos y ruidos de cadenas producidos de noche por los espíritus de los degollados Abencerrajes" en el Patio de los Leones, lugar donde 36 hombres fueron víctimas de la ira de Aben Hassan, padre de Boabdil. Boabdil el chico, último rey de Granada, apodado por sus súbditos con el sobrenombre de "el desgraciado", que nunca pudo deshacerse de la sombra tenebrosa que su cruel y sanguinario padre se encargó de proyectar sobre él. Su reinado, breve, turbulento y desastroso, ocultó la humanidad de este hombre malaventurado de carácter tierno y amable y su figura fue injustamente calumniada hasta la saciedad tanto por los historiadores como por el pueblo llano.

Relatos maravillosos todos ellos que Washington Irving escuchó mientras "pisaba tierra encantada" y se encontraba "bajo la influencia de románticos recuerdos", cuentos que quiso hacer suyos y retener para siempre, manteniendo vivo el influjo de un lugar fantástico que le subyugó desde el primer momento, "la deliciosa Granada, la ciudad de la vegetación y de las fuentes" a los pies de Sierra Nevada, "un monte de hielo puesto en medio de Andalucía para tenerla fresca todo el verano". 

¿Fantasía o realidad? ¿Historia o leyenda? Ambas cosas se confunden en los "Cuentos de la Alhambra" y es precisamente esta dualidad la que los hace únicos. Irving inventa con sus relatos un género nuevo y sienta las bases de lo que ahora conocemos como novela fantástica o legendaria. Sus cuentos, inspirados en las tertulias de la tarde en la plaza de los Aljibes y en las anécdotas que le confesaron otros moradores de la Alhambra, recogen la tradición oral y la trasladan al papel con la maestría de un contador de historias cercano y enigmático, que enciende la llama de la imaginación con sus palabras en las que parece vislumbrarse, encerrada, una promesa de verdad.
Enviado por: Suryavati
Curiosidades:
- Washington Irving gozó del privilegio de habitar en la Alhambra durante la escritura de este libro. Irving, acompañado del príncipe Dalgoruki, al llegar a Granada en 1829 le expusieron al gobernador de la Alhambra su deseo de vivir en la fortaleza, que en ese momento era una ciudadela habitada regida por un gobierno independiente del resto de la ciudad. Su deseo les fue concedido y pasaron a ocupar las estancias que a tal fin dispuso la Tía Antonia, encargada del Palacio, la cual les asignó a su sobrina Dolores como criada. Desde la ventana de su habitación Irving disfrutaba de la vista a la plaza de los Aljibes, se movía con total libertad por el complejo y en ocasiones desayunaba en el Patio de los Leones.

- Este autor fue obsequiado con el nombramiento simbólico de "hijo de la Alhambra". En la magnífica fortaleza una placa señala las estancias que fueron ocupadas por este autor norteamericano enamorado de la cultura hispánica. Una estatua de su persona en el camino de subida al monumento homenajea a este escritor internacional, al profundo amor que sentía por la Alhambra y a su inestimable contribución en su labor de difundir y dar a conocer al mundo este monumento.
Otros libros de este autor:

Cuentos del viejo Nueva York

Rip Van Winkle

La leyenda de Sleepy Hollow y otros cuentos de fantasmas

Washington Irving-Trabalibros
Libros con curiosas coincidencias:
Para gran parte de la crítica el estilo y la obra de Washington Irving tuvo una gran influencia sobre Nathaniel Hawthorne, que lo consideraba un maestro.
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