Phyllis Dorothy James (Oxford, 1920-2014) ha sido una de las escritoras de novela policíacas más conocida después de Agatha Christie, Dorothy L Sayers y Margaret Allingham (si bien estas dos últimas no han sido tan conocidas como la primera, o la propia P.D. James, en nuestro país). El detective Adam Dalgliesh debe su existencia a esta dama de la literatura policíaca inglesa, quien en 1983 recibió la Orden del Imperio Británico y en 1991 recibió el título nobiliario de baronesa en reconocimiento a su labor en la enseñanza.
Este libro reúne cuatro historias policíacas: “El misterio del muérdago”, “Un asesinato de lo más corriente”, “La herencia de la familia Boxdale” y “Las doce pistas de Navidad”. En “El misterio del muérdago” James parece contar una historia en primera persona, respondiendo a la pregunta «¿Ha estado usted implicada alguna vez en la investigación de un asesinato real?». Ahora, con el paso de los años y siendo ya la única superviviente de aquellos hechos, se decide a narrar este misterio que ocurrió en la Navidad de 1940, cuando ella era una joven de tan solo dieciocho años ya viuda de guerra.
En el siguiente relato, “Un asesinato de lo más corriente”, el testigo, Ernest Gabriel, de un asesinato se ve entre la espada y la pared: declarar como tal lo obligaría a desvelar una de sus peores aficiones, la cual le llevó a presenciar el crimen; no presentarse como testigo supondrá dejar sin castigo al culpable.
“La herencia de la familia Boxdale” saca a la luz las dudas morales que asaltan al canónigo Boxdale: aceptar la herencia de un familiar, su tía abuela, que fue acusada de asesinar a su propio marido, o renunciar a esa herencia. Las dudas surgen debido a su mala situación económica. El detective Adam Dalgliesh, ahijado del canónigo, se ve envuelto en la investigación de todas las pruebas disponibles para ayudar a su padrino en la toma de su decisión.
El último relato, “Las doce pistas de Navidad”, nos traen de nuevo a Adam Dalgliesh a quien un hombre le pide ayuda en la carretera, cuando viajaba en su coche, pues su tío acaba de suicidarse. Dalgliesh, que en este caso es sargento, a pesar de no encontrarse en su jurisdicción, no puede evitar acercarse para investigar este ¿suicidio?
La narración de P.D. James hace de sus novelas policíacas el más dulce entretenimiento literario. La dosis justa de información, tramas astutas con una pincelada de humor, breves descripciones de los personajes pero sin dejar información en el tintero, detalle de los escenarios ambientados brillantemente en cada época, un lenguaje exquisito hacen de estos relatos (y de toda la obra de P.D. James) un auténtico placer para los lectores aficionados a este género; de esos placeres que te llevan a leer sus obras en versión original para poder admirar, aún más, su fino y elegante estilo narrativo.