El Holocausto nazi fue el mayor genocidio del siglo XX. La Alemania nazi lo llevó a cabo en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Las estimaciones apuntan a más de once millones de personas asesinadas, en su mayor parte judías. Entre las víctimas no judías se encuentran polacas, homosexuales, gitanas, discapacitadas, prisioneras de guerra soviéticas y participantes de la izquierda política.
El calvario de la población judía comenzó en sus propios hogares, con la creación de guetos en pueblos y ciudades, y continuó en los campos de concentración, tapaderas de campos de exterminio. Seis millones de judíos fueron asesinados por diferentes medios: disparos, ahorcamientos, trabajos forzados hasta la extenuación, asfixia por gas letal, inanición y distintas clases de tortura (experimentación, palizas físicas…).
Parece mentira que algo bueno pudiera darse entre tanta fatalidad, sin embargo lo hubo. A pesar de la desgracia de tantas personas, causada por un comportamiento que cuesta aceptar como humano —o animal—, el amor se abrió paso cual brotes verdes en tierra agostada. Mónica G. Álvarez ha realizado una ardua labor de documentación, incluidas entrevistas con algunos de los supervivientes y sus familiares. Acompañadas de fotografías de la vida de sus protagonistas, nos presenta siete historias reales ligadas a campos de concentración, en las que el amor jugó un papel primordial.
Diversos son los orígenes de los personajes, así como las maneras en que sus vidas se encontraron, y el desarrollo y desenlace de sus relaciones. Hombres y mujeres judíos y no judíos entremezclan sus vidas antes, durante o después del terrible Holocausto. Forjan las crónicas de amores platónicos, imposibles, perdidos —robados—, anhelados, encontrados e incluso mantenidos hasta el día de hoy.
Mónica González Álvarez es periodista, escritora y guionista de radio y televisión. Es autora de cuatro ensayos de investigación, entre los que destaca "Guardianas nazis. El lado femenino del mal". En "Amor y horror nazi" quiso cambiar la perspectiva y hablar de algo menos terrible. Sin embargo, la historia de estas siete parejas está indisolublemente ligada al Holocausto nazi, por tanto es también la historia de la barbarie cometida en los campos de concentración. La mayoría de los protagonistas tuvo una oportunidad más allá de la guerra, pero es imposible no sentir en el alma lo que sufrieron ellos y tantos otros que no tuvieron la misma suerte. Precisamente, de sus declaraciones se desprende que agradecen su supervivencia a la suerte y, por supuesto, al amor.
Los testimonios que la autora ha recogido también plasman la manera en que cada superviviente se ha enfrentado a su pasado de horror. Hay quien borró de su brazo el tatuaje con que fue marcado al entrar en los campos y quien ha preferido mantenerlo; quien nunca quiso hablar de ese tiempo y quien ha optado a darlo a conocer. Lo que está claro es que el paso por ese infierno dejó una huella más dolorosa y profunda que el número de preso en su piel; aun así, han sido capaces de aprender a ser libres de nuevo.