La
Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México es una de las más espectaculares del mundo, gracias sobre todo a sus
fachadas recubiertas con espléndidos
murales.
El centro depende de la Dirección General de
Bibliotecas de
México y se define como una biblioteca universitaria general multidisciplinaria. Está abierto de manera especial para toda la comunidad universitaria en igualdad de circunstancias y su amplio catálogo abarca todos los campos de la ciencia, la tecnología y las humanidades.
La
construcción del edificio que alberga la
biblioteca se inició en 1950 en un área que abarcaba 16.000 m2. Cuando abrió sus puertas el 5 de abril de 1956 contaba con 80.000 volúmenes. En 1981, tras 25 años de funcionamiento, tuvo lugar su primera remodelación y más importante, dirigida a crear un nuevo modelo de
biblioteca que permitiera la interacción de los usuarios con las colecciones y automatizar los servicios.
El edificio y el conjunto de la
Ciudad Universitaria fue desde su origen concebido como soporte donde poder aplicar el concepto de integración plástica, para lo que se invitó a participar a algunos de los
artistas mexicanos más notables del momento. El
Pedregal de San Ángel, la zona en la que se asienta la Ciudad Universitaria, se convirtió entonces en el mayor taller de diseño y experimentación arquitectónica del
México moderno.
El bloque correspondiente a la
Biblioteca fue proyectado por el arquitecto y pintor
Juan O´Gorman junto con los arquitectos Gustavo Saavedra y Juan Martínez de Velasco. El edificio en su aspecto exterior presenta un cuerpo horizontal siguiendo el desnivel del terreno, en el que se alternan fajas visibles de la estructura de
piedra volcánica extraída en esta zona,
vidrieras y grandes superficies de
ónix traslúcido de un hermoso color ámbar. Sobre él se alza el cuerpo vertical a modo de gran cubo, con una franja de
vidrieras en la base y 10 pisos de altura.
Sus
fachadas están maravillosamente cubiertas por composiciones pictóricas realizadas a modo de
mosaico de
piedras naturales de colores, formando inmensos
murales que cubren una superficie de 4.000 m2. La curiosa idea de
O´Gorman le obligó a visitar multitud de canteras en búsqueda de piedras del mayor número de colores posibles y recogió una colección de unas 150 piedras diferentes, de entre las que escogió las de mayor coloración. Era necesario buscar piedras que naturalmente estuvieran coloreadas pensando en la durabilidad de la composición, para que el
mosaico no necesitara de mantenimiento ni intervenciones posteriores. La composición representaba en el muro Norte el pasado prehispánico, en el muro Sur el pasado colonial, en el muro Oriente el mundo contemporáneo y en el muro Poniente la Universidad y el México actual.
En este edificio se lograron los mayores y mejores ejemplos de integración plástica y se consiguió un edificio emblemático que representa a la perfección el creativo carácter mexicano.
Más información en la página web de la
Biblioteca:
http://bc.unam.mx/