Todos caminaban con la cabeza baja, la angustia y el remordimiento pesaba sobre sus hombros.
Arturo, el líder, convencido de la derrota, trataba por todos los medios a su alcance, amenguar el sufrimiento de sus colegas, y por ende, el suyo propio.
Pero todo era en vano, no lograba su cometido; nubes oscuras pintaron el cielo como vaticinando la pronta llegada de una tormenta.
No había salida, todo estaba dicho, los hechos hablaban por si solos.
Y entonces, cuando creyó que estaba todo perdido, apareció de improviso la solución inesperada... una lluvia torrencial, truenos y relámpagos nunca escuchados ni vistos, el cielo pareciera resquebrajarse.
La desesperación después del fracaso, fue remplazada por una sensación de impotencia frente a un suceso natural impactante, a tal punto que era imposible decir como actuar. ¿Estaban en presencia del fin del mundo?
…………
Una densa neblina dominaba...el silencio tenía la palabra...aguas de quizás un mar cercano, permanecían tranquilas...todo asemejaba el comienzo de algo nuevo…
Y de la nada comenzó un pequeño ente a tomar forma, una supuesta metamorfosis acuosa que no respondía a nada conocido, lo anterior desapareció, difícil entender esta situación basándonos en los habituales parámetros.
El cielo perdió su luminosidad, el día se desprendió de su habitual quehacer, el reloj del tiempo reconoció inútil su recorrido, no había duda...el eje del mundo varió sus coordenadas.
Llegó el mañana aunque el hoy no había finalizado, el encuentro fue anómalo.
Utópico vaticinar la continuidad del proceso…
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