Alguien

Irene Muñoz Serrulla
Cansados de responder «bien»
cuando alguien pregunta.
Cansados de sonreír
cuando no hay más lágrimas.

Cansados de fingir
para no hacer daño
a quienes no soportan la verdad,
a quienes no quieren la verdad,
a quienes están de paso,
sin querer dejar huella,
sin querer pararse a entender.

Cansados de aceptar
en lugar de gritar
lo que la garganta
amargamente calla.

Cansados de respirar
cuando necesitamos parar,
cuando necesitamos descansar,
cuando necesitamos llorar,
cuando necesitamos… ¿qué?

Cansados de ver para no ver.
Cansados de oír para no escuchar.
Cansados de tocar para no sentir.
Cansados de andar para no caminar.
Cansados. Simplemente cansados.

Vivir sin poder vivir.
Morir sin poder morir.
Saber sin poder entender.
No volver a sentir.
No volver a sonreír.
No volver a querer.
Cansados de no volver…
No volver, una y otra vez, no volver.

Y de repente alguien sueña…
Alguien siente…
Alguien levanta la cabeza
y mira,
y escucha…
Alguien que sabe que está solo.
Alguien que sabe que todo acabó.
Alguien que no quiere más.
Solo quiere decir adiós,
bajar la cabeza, no mirar, no escuchar…
Solo quiere dejar de soñar,
dejar de sentir…

Alguien que está cansado
de su soledad.
Alguien que está cansado
de no poder estar solo.
Alguien que está cansado
de seguir respirando,
de seguir soñando.

Alguien que esconde en sus ojos
los recuerdos de lo vivido ayer.
Recuerdos maleables.
Recuerdos reconstruidos
para que no duela,
para que no haya lágrimas,
para no volver a soñar,
para no volver…
De nuevo… no volver. Jamás.

Hay alguien
que nunca quiso venir y vino,
que nunca quiso saber y supo,
que nunca quiso querer y quiso.
Hay alguien.
Siempre hay alguien.
Nunca y siempre serás tú…
Nunca y siempre volver…


©Irene Muñoz Serrulla
Texto libre Trabalibros

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