Nightmare (in memoriam E.A.P.)

Elías F. Gómez
Peor que las pesadillas del alcohol y del opio
era la pesadilla de tratar con la gente.
¿Me equivoco? No creo. Mejor mesas prestadas
para escribir, y noches amigas de silencio.
Metzengerstein, Ligeia, nacieron de esas noches
en las que con horror huías del ser humano
hacia mares extraños, tumbas y Casas Usher
que caían de pura ruina como tú mismo.
De día... Qué remedio. Soportar muchedumbres,
ganarte el pobre pan de cada día escaso,
y soñar que sacabas los ojos de cretinos
que en tu literatura rebajabas a gatos.
¿Me equivoco? No creo. Lo peor: el ser humano.
¿no es cierto? ¿no es verdad? La peor pesadilla,
escuchar el rebaño balando diariamente,
trazar los arabescos que sólo tú entendías.
El hedor espantoso del mono cotidiano,
el hedor de su aliento y sus palabras necias,
gruñido prehistórico que te desesperaba
y estaba siempre ahí, horror ineludible.

He vuelto a ver tu rostro en no sé qué pantalla.
Descansa en paz, hermano de desesperaciones.

Texto libre Trabalibros

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