¿El sentido del Universo? 42. ¿El sentido de leer ¡Universo!? Todo. El Universo de Albert Monteys es el conjunto de toda la fabulosa materia gráfica, energía humorística y espacio, última frontera de la ciencia ficción, existentes.
El ¡Universo! que nos ocupa y ocupamos, en esta ocasión el segundo por su edición impresa en España, lo conforman tres historias (o 32). En realidad tres partes de un todo, tres partes fruto de la experimentación narrativa del autor que, al quedar atrapado en la nebulosa Crisis creativa -como explica al final del tebeo-, tuvo que considerar diferentes estrategias de escape:
El Universo número 6 del segundo universo de ¡Universo! no es una historia sino treinta; microrrelatos de diferente extensión y formato, de cinco páginas o un cuarto, de 36 viñetas por página o una sin delimitar, que encuentran su principio y final en un punto azul. Algoritmos de mierda, otros mundos, un espejo defectuoso o la dominación mundial dentro de una relación sentimental, clones, Dios, ¡Hostia!, modelos en cuatro dimensiones y los últimos tres minutos de oxígeno, 300 años o 7 días, alquiler de capacidad cerebral, Basalar, vidómetros, robots… “Fue un proceso increíblemente caro y agotador”, Ana… “Quizá esta vez salga mejor”.
El séptimo universo nos plantea una realidad regida por las reglas de la ficción. La idea de “Explicando historias en la colonia perdida de Kepler-36” (surgida de la lectura de manuales de escritura de guion) cuestiona el mito, la creencia férrea, pero sobre todo su (mal)uso. La pistola de Chejov, la infranqueable cuarta pared, la etapa épica, los géneros cinematográficos, el pulso narrativo, no devenir en secundario… Mark Twain dijo “La verdad es más extraña que la ficción, pero es porque la ficción está obligada a atenerse a las posibilidades; La verdad no.”. Elige tu propia vida… ¿actúas o improvisas?
Para el número ocho “Términos y condiciones” Monteys se puso una regla y la cumplió a rajatabla, sus historias siempre han estado colonizadas por la palabra, esta sería muda. Y subió la apuesta, los protagonistas no tienen expresión facial. La narrativa de ritmo feroz, el color, un minúsculo símbolo… te sumergen y mantienen dentro del relato, crítica al capitalismo más salvaje. 701 no tiene boca y debe gritar.
“Ad astra per aspera”, tres ejercicios de estilo sobre contar historias y como hacerlo. La misión ha sido un éxito.
En el apartado gráfico de este tebeo se puede observar un cambio en el dibujo, más realista y elaborado, más contenido, frente a trabajos anteriores de Albert Monteys, más caricaturescos. Mención especial merece el color, narrativo a la par que estético; en una entrevista a Rtve dijo “En cuatricromía hay colores imposibles de reproducir pero en digital los colores vibran mucho más, por eso he usado una paleta mucho más loca, con colores de luz que encajan perfectamente en un relato de ciencia ficción”. Un universo de estética retrofuturista que Monteys crea, con mano inconfundible y única, y puebla con guiños y ecos de referentes que le forman y conforman, en su caso, entre otros, los mundos de Metal Hurlant, Mad Max o Zona 84 y autores como Moebius, Mézières, Josep Maria Beà o Kirby...
Astiberri recopila en castellano, en este segundo volumen de formato apaisado, las últimas tres partes de ¡Universo! publicadas originalmente en la editorial online de cómics Panel Syndicate. Lugares, criaturas, robots, naves, personajes formando galaxias que, entrelazadas por la constelación de capítulos (el primero vio la luz hace diez años), darán lugar al extraordinario cosmos de Albert Monteys (¡que como ha adelantado en entrevistas tendrá un tercer tomo!). En 2017 ¡Universo! fue nominado a Mejor cómic digital en los Eisner y el primer tomo publicado por Astiberri en 2018 recibió el premio a la Mejor obra de autor español en Cómic Barcelona 2019.
Por la ciencia ficción, el humor, la crítica, la sátira, la frescura, la diversión, las historias, las historietas, el maravilloso “sentido de la maravilla”, por todo esto, doy gracias al universo, a ¡Universo!
(En riesgo de que me rebajen a Categoría Omega -sin contacto con humanos- tras el abusivo uso de la palabra universo) ¡Universo!