Muera la inteligencia cómic-Trabalibros
¡Muera la inteligencia!
Ficha técnica:
Autor: Jorge García y Gustavo Rico
Editorial: Norma
ISBN: 978-84-679-6960-3
Número de páginas: 108
Género: Cómic
Valoración:

“Méritos y muertos forman columnas paralelas en tiempo de guerra”.
"¡Muera la inteligencia!" - Jorge García y Gustavo Rico


Lo que la mayoría sabemos de Millán-Astray es que con el grito de “¡Muera la inteligencia!” pretendía rebatir el famoso “Venceréis, pero no convenceréis” de Unamuno. La historia no fue exactamente así, pero así nos la creemos los que creemos sabérnosla.

Dado que El General no fue un espectador pasivo del trascurso del S.XX, Jorge García (Salamanca, 1975) y Gustavo Rico (Barcelona, 1977), tándem infalible de historietistas, han decidido desgranar su biografía para, por un lado, acercarnos a algunos capítulos de nuestro pasado reciente que vale la pena conocer y, por otro, mostrarnos al hombre desterrando el mito.

Nacido en A Coruña en 1879, José Millán-Astray vivió durante 70 años cruciales en la historia de nuestro país, tanto por los cambios sociopolíticos que tuvieron lugar, como por la forja de caracteres que se produjo y cuyo alcance llega hasta nuestros días definiendo lo que llamamos las dos Españas.

¿Se puede ser imparcial en la disección de un personaje de esta categoría?

Fue soldado veterano en las campañas de Filipinas y Marruecos, militar africanista, fundador de La Legión y de Radio Nacional de España y, siendo amigo personal de Franco, fue una pieza clave durante la Guerra Civil y los años posteriores a la misma y fue, por tanto, un acérrimo defensor de los valores que apuntalan el concepto de español de pro y que tantos problemas han traído a aquellos considerados menos españoles por pensar diferente.

Si, se puede ser imparcial. 

Así lo demuestra Jorge García quien, tras una ardua labor de documentación, presenta un guion que, con precisión forense (como a él le gusta definirlo) y sin omitir detalle, consigue humanizar al mito y deshumanizar al hombre mientras, a modo de ensayo, hace un recorrido por la historia de España desde finales del S.XIX hasta mediados del S.XX.

No obstante, también se puede ser parcial y, como contrapunto a la asepsia del guion, encontramos el dibujo de Gustavo Rico que, cargado de símbolos, propios y ajenos, y con una utilización certera del color inclina la balanza de la neutralidad.

La composición de página es maravillosa. El texto, alojado en los márgenes enfrentados, abraza las viñetas cuya secuencia, nada común, marca el ritmo de lectura, señala los silencios y le otorga una agilidad inusual a un texto casi didáctico.

Los recursos gráficos utilizados por Gustavo son infinitos. En las páginas de "¡Muera la inteligencia!" Encontramos dibujo, collage, mapas y fotografías, todo ello perfectamente ensamblado para darle al álbum el aire documental que merece una historia de este calibre, pero sin perder su esencia. Gustavo se define a sí mismo como un dibujante de género y, para demostrarlo, se le escapa, de vez en cuando, alguna imagen más gore de lo normal que, contra todo pronóstico, le da vida al álbum.

El cómic, editado por Norma, es la tercera colaboración larga de Jorge y Gustavo que ya antes nos habían regalado "Los dientes de la eternidad" y "Myrddin" (publicados también por Norma) y parece ser que no va a ser la última. 

Cuando en alguna presentación o entrevista les han preguntado a los autores por el germen de "¡Muera la inteligencia!" han contado entre risas que Gustavo consideraba a Millán-Astray un personaje muy dibujable por su fisonomía y pretendía insertarlo en una historia fantástica convirtiéndolo en vampiro, pero Jorge, que es un historiador atrapado en el cuerpo de un guionista de cómic, vio la posibilidad de hacer un libro de rigor histórico desde una perspectiva diferente, mostrar el lado de los vencedores y no de los vencidos, tantas veces contado en las ficciones sobre el tema, pero para ello, tuvo que prometerle a Gustavo que tendría a sus no muertos.

Y aquí estamos nosotros, revisitando cada imagen (porque no hacerlo es imposible), asimilando lo que acabamos de leer, lo que fue y lo que sigue siendo y esperando (im)pacientemente, ser mordidos por vampiros más amables.
Enviado por: Ana Sanmartín
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