Frankenstein o el moderno Prometeo

Cuando Mary Shelley tomó la pluma y empezó a escribir "Frankenstein o el moderno Prometeo" no era consciente de que, además de dar vida a lo que iba a convertirse en un clásico de la literatura, estaba creando un género literario que más adelante tomaría el nombre de Ciencia Ficción.

El subtítulo hace referencia al mito de Prometeo, que robó el fuego a los dioses para entregarlo a los hombres. Del mismo modo el Doctor Frankenstein juega a ser dios cuando sueña con insuflar vida a un ser creado por él mismo. Los dioses descargaron su ira sobre Prometeo, sin embargo el castigo que recibió el Doctor Frankenstein provenía de la criatura que él mismo creó.

El Doctor Víctor Frankenstein, un científico interesado en el origen de la vida, investiga la posibilidad de revivir los cuerpos una vez fallecidos. Para ello experimenta en la creación de un nuevo ser, ya que si consigue averiguar el secreto de la vida podrá sanar a los muertos. Sus ensayos con la energía eléctrica dan frutos y logra dotar de vida a un ser de aspecto monstruoso. Su criatura le repugna de tal modo que abandona su laboratorio.

El monstruo escapa y se enfrenta al mundo exterior. A pesar de que tiene buen corazón, el rechazo de la gente provocaba en él la aparición de malos sentimientos y la frustración le induce a matar. Cuando por fin encuentra al Doctor le relata sus experiencias y le exige que cumpla con el deber que tiene como creador: hacerle feliz. El monstruo le pide al Doctor una compañera para aliviar su soledad, aunque su plan no se culmina y el Doctor ve con amargura cómo su engendro, lleno de ira, va acabando con la vida de sus seres más queridos.

La lectura de la novela "Frankenstein" suscita la pregunta de si es lícito invadir un terreno restringido para el hombre. El ser humano se siente empujado a investigar, a avanzar tecnológica y científicamente, pero en este camino está dando de lado a la naturaleza y a sus orígenes en lugar de aproximarse a ella. Hoy en día conceptos como clonación o células madre sugieren la posibilidad de superar límites que parecían estar fuera de nuestro alcance. Lo que desconocemos es si estamos preparados para responsabilizarnos del resultado y asumir una paternidad responsable.