Una aceituna

Carles Girós Mascaró
—¡Dios, mira esa aceituna! —Dijo Lucas señalando al cielo.

—¿Dónde, dónde?

—¡Dios mío! Solo puedo ver la aceituna. ¿En serio no la ves? Acércate, anda.

—A ver, un momento —dijo Juan mientras colocaba la cabeza al lado del brazo de Lucas.

Justamente, la aceituna cayó de la rama. El cuerpo de Juanito se desplomó entre aquellos olivos. No lo vio venir.
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