Sobredosis
Yusdel Ibañez Bueno
Dejó de soñar cuando el Estado comenzó a cobrar los sueños. Sus ingresos eran tan bajos que apenas le alcanzaba para vivir modestamente. El año pasado anheló comprarse un sueño como regalo de Navidad. Ahorró varios meses para adquirirlo en la tienda de los ensueños de la ciudad. Se interesó de la oferta de tres sueños por el precio de uno que estaban compilados en un libro mágico. En la víspera los soñó con frenesí pero no logró despertar pues no había leído la siguiente advertencia:
"Consumir un sueño por noche. Evite morir de sobredosis".
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