Tren olvidado

Ruhiz Pedregosa
El rastro del humo se perdió
tras la ladera de verde pasto
y se ahogó el traqueteo
en el cielo claro de mi infancia.
Sus vagones negros atronadores
desfilan todavía cerca de los naranjos
y la máquina del paraíso
resoplando fuego
aviva mi imaginación
en un instante plácido
que siempre se repite.
Al atardecer surcaba la nostalgia
de la luz rojiza
con aquél olor metálico
que me saludaba con orgullo.
Y cuando la tenue lluvia
caía sobre mí
yo también salía a recibirlo.
En sus oscuros vagones oxidados
un niño olvidado aún viaja.
Texto libre Trabalibros

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