Perros de Dios

Elías F. Gómez
Perros de Dios que administraban penas
y culpas de las que nada sabían,
amargados canes que decidían
de salvación y perdición ajenas,
juzgando si eran malas o eran buenas
las gentes que en tanto les excedían,
y anegadas de angustia les pedían
el divino romper de sus cadenas.
Perros de Dios, qué cegados estábamos
buscando tantos años, tan en serio,
en su tormento la paz anhelada.
Pensando hoy, ¿a quién nos confiábamos?
Viudas locas, bichos de cementerio,
perros de Dios que no sabían nada...
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