Los ángeles
Elías F. Gómez
Yo sé que existen ángeles.
Sí, ya sé que poco hablo de ángeles y que predico
la desesperanza como medida de precaución.
Pero yo sé que hay ángeles.
Tendido en el desierto, con la boca abrasada
y con la espalda rota, me han arrimado un odre de agua a los labios.
Me han dejado pequeños cactus en la ventana
plantados en conchas marinas y forrados con papel
de plata.
Me han dedicado una palabra amable
que me ha dado la vida durante meses.
O años.
No se sorprendan, ni duden mucho de ello.
Hay tantas cosas igual de misteriosas
y de maravillosas.
Las mujeres, el vino, el mes de abril, el sueño.
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