Lejana

Elías F. Gómez
Oh negrura, no ser la rama henchida
que ardiendo abrazas en tu flor abierta:
ni el que vive contigo si despierta
y puede contemplarte si dormida:
esos labios, de almíbar generosos,
no poder alcanzar bajo tu falda,
y a los cómplices nervios de tu espalda
no llegar con mis dedos amorosos:
no ver abrirse para mí tus piernas
de mármol y de nieve acogedoras,
ni saber tu secreto más profundo,
ni poderte beber en las eternas
noches en que, abrasados, tantas horas
pasáramos, si fuera bueno el mundo.


Texto libre Trabalibros

PUBLICA Envía tus textos libres aquí
subir