Tan vacío fue
el sentido de la vida,
tan frío,
lapidario de saberes,
pútrido de sueños,
ante todo escombro,
barro de cal acechante,
paso de pies desflorados
por el errar cuerdo
de las promesas,
pedregosa lumbre marchita,
borrasca de tinta
en las manos
de sátiros verdugos,
tristeza de lecho nupcial
que nunca fue,
abrevadero de sangre rota,
insólita distopía
de bocas muertas,
fulgurantes,
descoyuntas.
Lo justo para
sentirse algo
entre las hebras
de
un
poema.
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