Nostalgia

Rubén Darío Ramírez Arroyave
Eran las tres de la tarde, el hombre estaría a esa hora pasando la mirada al piso 21, donde ella siempre lo esperaba con mirada incandescente prodigando miles te quieros. Atiborrada de amores imaginarios que circulaban por la calle y que veían en ella a una dama de sociedad. Una mujer de alcurnia. Ella disfrutaba usando los vestidos de su señora y se ponía el tacón dorado y el abrigo de pieles, y el sombrero encintado traído de París (…) al pasar el último hombre que cumplía con el ritual, ella se quitaba los ropajes costosos de su madame, y empezaba el otro ritual, el de la mujer de verdad, la sirvienta que acostumbrada ya a las labores domésticas se le olvidaba que podría ser una bella dama que provocara los más sutiles halagos y los más embaucadores deseos.
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