La habitación prohibida
Plácido Romero
Tardaría en encontrar la llave que necesitaba, pero sabía que, probando y probando, acabaría encontrando una que abriera la cerradura. Tenía todo el tiempo del mundo; su esposo le había dicho que no regresaría hasta el fin de semana. Estaba nerviosa por saber qué tesoros encontraría al otro lado de la puerta. Siempre le había intrigado lo que Barba Azul, su marido, escondía en la habitación prohibida.
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