Él se perdería entre mis sábanas, pero yo me perdía en su espalda, aquella llena de cicatrices que no se veían a simple vista, cicatrices que al parecer sólo yo veía. La de la pérdida de su madre, justo en el homoplato derecho; la de el adiós de sus abuelos más baja que la anterior pero en el mismo lado; la de la pérdida de confianza, esa se veía clara, justo en el medio de esa espalda que me perdía. Era curioso como algo tan simple pudiera decirme tanto, aún cuando él evitaba hablarme de cualquiera de sus cicatrices yo sabía que lo necesitaba, pero no había prisa, yo acababa de llegar y total, él estaba perdido entre mis sábanas, así que había tiempo suficiente.
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