M.C.

Fernando Contreras
Me llega de golpe, linda.
Se supone que mis ojos eran
de arena insensible, de un lodazal frío.
Mis manos de piedra sólida.
Se supone que mi garganta pronto estaría seca
cerrada, muerta y triste.
Que las flores en mi voz estaban por morir.
Que la maleza y todas las malas hierbas
se enraizarían profundo en silencios
para suplir las lisonjas que te digo.
Se suponían tantas cosas.
Pero muchacha, de nada sirve
reinventarme de materias distintas
para el proyecto de que no me tomes otra vez.
Suena a cretino. Porque tú...
Te paras cerquita de mi
y ardes como las ascuas en la fragua. Con tu calor la arena que velan mis parpados
se cristaliza
y te miro.
Como si no bastara resaltas e irisas tú,
hasta la parte posterior de mi cráneo.
Haces con golpecitos en el pecho
que expulse los silencios que me ahogaban.
Haces oasis en mi voz
retoñas vergeles para ti.
Mis manos se cubren de rocío,
perlas estas piedras
que se vuelven locas
en sus vetas minerales.
Es el magnetismo al rozarte.
Se suponía que ya no pasaría.
Pero me llegas de golpe;
de esa manera que muy en el fondo
yo esperaba.
Fernando Conze. ®
Texto libre Trabalibros

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