Gotas de vida

Roberto Caldera
Plop, plop, plop. Gota a gota su vida se iba derramando. Desde la cama veía su sangre resbalar hasta el suelo sin llegar a entender por qué. A pesar de lo que estaba pasando, solo podía pensar en lo difícil que iba a resultar limpiar esa mancha en el parqué. Mientras intentaba seguir respirando, su garganta continuaba inundándose de ese líquido dulzón con olor metálico que ya manchaba toda la sábana ante ella. El sonido recordaba a cuando soplas por una pajita en un vaso con agua y las burbujas salen al exterior. El dormitorio había empezado a oscurecerse lentamente, quizás por
que estuviese atardeciendo o quizás, pudiera ser su propia vista que empezaba a fallar. Ya no podía recordar si era por la mañana o por la tarde, ni siquiera el día en que estaba, solo recordaba el pinchazo y el calor emanando de la herida antes de poder, siquiera, incorporarse de la cama.
Una sombra se irguió ante ella y se le acercó lentamente, casi al ritmo del incesante goteo. Plop, plop, plop. La oscuridad cada vez era mayor, no podía distinguir a quien la observaba, solo veía su contorno dibujado sobre las cortinas del ventanal. Alargó un brazo hacia ella y notó como una mano se le posaba en la frente. Un susurro llegó a sus oídos antes de que la oscuridad invadiera por completo el dormitorio.
-Descansa en paz.
Texto libre Trabalibros

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