Una penumbra
Vicente Javier-F
De entrada, una penumbra.
Era el estilo de la propia duda.
Seguías y el camino se obturaba.
Tanta penumbra alzada…
De entrada, la inquietud era la seña.
Te movían los anhelos por sentir
la curva de la luz
sobre tu ser.
¡Aquella penumbra insana!
Te movías y el candil era tu duda,
con esa pobreza innata de ser entre la nada,
entre verdades varadas, aunque -acaso-
nunca fueran surcadas.
¿Volver? Te preguntas
el porqué.
Nunca se vieron claras
las inquietudes quebradas.
Siempre actuó velada
la noche que acompañaba.
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