Trabalibros entrevista a Dolores Redondo, autora de "Todo esto te daré"

La escritora donostiarra Dolores Redondo es autora de la Trilogía del Baztán (compuesta por las novelas "El guardián invisible", "Legado en los huesos" y "Ofrenda a la tormenta"), uno de los mayores fenómenos editoriales de los últimos tiempos. Gracias a su trilogía puede presumir de ser una de las escritoras españolas más leídas de la actualidad.

Bruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de entrevistarle sobre "Todo esto te daré", obra ganadora del Premio Planeta 2016, una novela negra donde una muerte inesperada amenaza con sacar a la luz un oscuro secreto familiar, una historia sobre "la búsqueda de la verdad en el corazón de una tierra legendaria, en un lugar de fuertes creencias y arraigadas costumbres en el que la lógica nunca termina de atar todos los cabos" (editorial Planeta).

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): El título de tu novela hace referencia a un versículo del Evangelio de San Mateo en el que el demonio tienta a Jesús y le dice “Te daré todo esto, si postrándote me adoras”. El diablo intenta despertar su codicia para hacerlo súbdito suyo. ¿Qué papel tiene la codicia en “Todo esto te daré”?

- Dolores Redondo (D.R.): Tanto el título -todo esto te daré- como la segunda parte -si postrándote ante mí me adoras- es el hilo conductor de la novela, porque va precisamente de eso, de la codicia y de los que se pliegan ante ella, de los que viven arrodillados postrándose ante un poder superior que para ellos es el poder y el dinero.

- B.M.: Manuel, Lucas y Nogueira son tres personas muy diferentes. A lo largo de la novela se produce un proceso de “desprejuiciación” entre ellos. Todos tienen prejuicios respecto a elementos importantes de la novela (la homosexualidad, la religiosidad y la fe, la riqueza…) En pleno siglo XXI, ¿seguimos viviendo cargados de prejuicios?

- D.R.: Creo que sólo hace falta entrar en cualquier red social para ver que es así, que prejuzgamos de un modo natural. Eliminar los prejuicios forma más parte del aprendizaje de cada uno como ser humano que de la sociedad entera. Yo no pretendo en ningún momento cambiar los prejuicios de toda la sociedad, creo que es un camino personal y que el que consigue superarlos obtiene con ello una gran ganancia para su vida.

- B.M.: Me he enterado de que hiciste una lectura muy precoz de “El padrino” de Mario Puzo y que desde entonces el concepto de “historia familiar” es muy importante en tu literatura. Eres consciente de cómo pesa y como marca pertenecer a una familia, sobre todo si se trata de una familia poderosa, noble, de clase alta; familias que gozan de una gran cantidad de privilegios, entre ellos el de la impunidad, un tema que te subleva y que tratas también en esta novela.

- D.R.: Eso es algo que tengo muy presente, pero te invito a leer otra novela de Mario Puzo titulada "La Mamma" en la que se produce la misma situación de pertenencia, aunque en esta ocasión se trata de una familia extraordinariamente pobre. Los vínculos familiares no tienen que ver con el poder ni con la riqueza, tienen que ver con un sentido de la familia que traspasa muchas veces lo que es lógico, lo que es de sentido común. Como digo, este autor siempre ha hecho un tratamiento muy especial de la familia. Para mí el tema de la familia es importante, yo procedo de una familia matriarcal, la unidad entre nosotros es muy especial y también conozco la obligación que supone pertenecer a una familia. Este es un tema que toco constantemente, lo hacía ya en la Trilogía del Baztán con la familia de Amaya, que son bastante más sencillos, y lo hago con esta familia que, aunque en la novela son nobles, podrían haber sido cualquier otro tipo de familia.


- B.M.: En la Trilogía del Baztán ocupaba un papel relevante la mitología vasca. En “Todo esto te daré” es esencial la forma particular de vivir la religión en Galicia. En tus obras destacas el componente “a-racional” (que no irracional) del ser humano. ¿Consideras que es fundamental esta dimensión en la vida del hombre?

- D.R.: Lo es, es importante en cuanto a que forma parte de la cultura y del modo de vivir en una zona en concreto. Es algo innegable; en Galicia se vive así, en el País Vasco se vive de otra manera, igual que se vive de distinta manera en Roma, en Sevilla o en Haití, por cambiar de religión y de fe e irnos al vudú. El modo en que la gente vive su fe y sus creencias marca su vida cada día y negarlo no tiene demasiado sentido.

- B.M.: Muy importante también en tu obra son los paisajes: el valle del Baztán en tu trilogía, la Ribeira Sacra en tu última novela. Utilizas paisajes impactantes que acaban siendo un protagonista más de la novela, porque más que un marco en el que desarrollar la trama estos paisajes interactúan orgánicamente con los protagonistas. No son elementos estructurales sino, por usar una metáfora médica, fisiológicos.

- D.R.: Es así, como dices son fundamentales. Nunca voy a elegir un paisaje que me resulte fácil o que sea simplemente un mero telón de fondo, necesito un lugar que exprima a los personajes, que saque lo mejor y lo peor de ellos. Creo que esto proviene también de mi modo de entender la belleza, encuentro hermosísimos estos lugares: Creo que poseen una gran belleza; quizá no se trate de la belleza fácil, accesible y serena que poseen otros paisajes, pero sí de una belleza muy especial que es la que yo busco y la que encuentro, además de tener enorme valor literario.

- B.M.: Cuando trataste de publicar “El guardián invisible”, tu primera novela, hay quien dijo que no tenía posibilidades de éxito porque la historia era demasiado “local”, que sólo podría interesar a los vascos, pero resulta que al final interesó a todo el mundo. ¿Crees que transformar lo local en universal a través de la literatura es una de las cosas más complejas para un escritor?

- D.R.: El tratamiento no lo es para mí. Que se convierta en universal es algo que no está en la mano del autor, está en la mano del lector. Es el lector el que lo transforma en universal. En este mismo mes se publica en China y en Japón "El guardián invisible" y te aseguro que esos editores lo encuentran tan cercano o tan fascinante como nosotros en su momento pudimos encontrar la trilogía de Larsson hablándonos de ese remoto lugar en Suecia. Así que es algo que hace el lector, el autor sólo puede intentar ser honesto y tratar un lugar desde el respeto y desde el cariño que le tiene, pero hacerlo universal es cuestión del lector.

- B.M.: En la Trilogía del Baztán exploras todas las posibilidades del matriarcado. Los protagonistas más importantes son mujeres y su visión domina las novelas. En “Todo esto te daré” te sitúas en el extremo opuesto, los protagonistas principales son hombres y la acción transcurre en una sociedad patriarcal. ¿Tomaste esta decisión por anticipado o te vino dada por el desarrollo interno de la novela?

- D.R.: "Todo esto te daré" es una novela que estaba pensada y de la que yo ya tenía apuntes incluso antes de la Trilogía del Baztán. Para hablar sobre estas familias de Galicia que tienen un arraigo masculino importante, en las que normalmente es el varón el que hereda el título, me pareció más lógico que los protagonistas principales fueran hombres. Por otra parte, al escoger protagonistas masculinos puedo tocar una serie de aspectos que me apetecían como autora. Me apetecía probar a hablar desde la voz de varios hombres, que es algo que ya había hecho en la trilogía con personajes secundarios, pero ahora me apetecía hacerlo con personajes protagonistas. Y creo que, independientemente de que cuentes historias que van en la misma línea -es cierto que siempre voy a ir en la línea de lo criminal porque es la que me gusta- no hay que cerrarse a explorar distintas visiones o planteamientos para una novela. En esta vuelvo a atreverme a buscar un grupo de investigadores que no son demasiado al uso, como tampoco lo era Amaia Salazar, y a ponerlos en un lugar distinto. Intentaré seguir haciéndolo en las próximas novelas, sobre todo porque el autor nunca debe aburrirse. Y para no aburrirme tengo que seguir experimentando y buscando maneras de contar.

- B.M.: Sé que Norman Mailer es un escritor muy inspirador para ti. Confiesas que has leído muchas veces su novela “Los hombres duros no bailan”. No sé si sabrás que Mailer la escribió en sesenta días, presionado por su editorial, y que él se sintió durante el tiempo que duró su redacción bendecido como escritor. Y, aunque la trama no le satisfacía del todo, el estilo fluyó como nunca, lo cual le llevó a afirmar que el estilo es la mitad de la novela. ¿Estarías de acuerdo con esta afirmación?

- D.R.: Conocía la historia, he leído muchísimo sobre Mailer y también sobre cómo escribía y parece que fue un tipo bastante caótico, siempre ha sido todo en él muy impulsivo, era muy salvaje en su vida. Creo que, de cualquier manera, la experiencia de escribir una novela es única para cada autor. Yo nunca he escrito una novela en sesenta días, tendría que probar. Tampoco he sido nunca alcohólica como Norman Mailer, así que también tendría que probar a dejar de beber una temporada como hizo él, por tanto no sé si puedo ponerme en su piel [risas]. Pero es cierto que de Norman Mailer me atrae su potencia, su seguridad y su capacidad para crear historias.


- B.M.: Soy librero y no puedo evitar recomendar libros. Quizá lo hayas leído porque conoces bien a Norman Mailer, pero por si acaso no es así te recomiendo que leas un libro suyo publicado por BackList y titulado “Un arte espectral. Reflexiones sobre la escritura”. Es un libro magnífico que, si no lo conoces, te va a entusiasmar.

- D.R.: Lo tengo, lo he leído. Es un libro que describe precisamente lo que para Norman Mailer es la escritura y lo llama "un arte espectral" o fantasmal, porque aunque intentes explicarlo y aunque existan algunas técnicas, hay una parte que es fantasmal, que no sabes de dónde viene. Algunos lo llaman inspiración. No se sabe por qué a veces un escritor ha sido capaz de escribir una novela en noventa días y sin embargo para escribir otra ha necesitado seis años. Pues bien, es así, nunca se sabe cómo viene, ni cuánto va a durar. Es un libro que mola un montón. Además cuenta varias anécdotas sobre cómo escribía sus distintas novelas, cómo se cabreaba con los críticos e incluso cómo acosó a algún crítico que otro. Es muy divertido.


Desde Trabalibros agradecemos a Dolores Redondo el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Del mismo modo, agradecemos a la editorial Planeta el haber hecho posible este encuentro.