Trabalibros entrevista a Javier Moro, autor de "Mi pecado", Premio Primavera

viernes, 11 de mayo de 2018
"Cada libro tiene que ser un reto nuevo, porque si no uno cae en la tentación de poder repetirse. Y yo no quiero hacer siempre el mismo libro".
El periodista, escritor, guionista y productor Javier Moro es uno de los autores contemporáneos más valorado por la crítica y más querido por los lectores. Obtuvo el Premio Planeta 2011 con su novela "El imperio eres tú" y es autor de obras tan populares como "Senderos de libertad", "El pie de Jaipur", "Las montañas de Buda" y "Era medianoche en Bhopal".

Bruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de entrevistarle sobre su último libro que ha resultado ganador del Premio Primavera de Novela 2018. Se trata de "Mi pecado", una novela que recrea una historia real protagonizada por Conchita Montenegro, "la novela de la actriz española que triunfó en Hollywood e influyó en el papel de España durante la 2ª Guerra Mundial" (editorial Espasa).

Mi pecado (Javier Moro)-Trabalibros- Bruno Montano (B.M.): Chico Mendes, Anita Delgado, Pedro I de Brasil, Isabel Zendal y ahora Conchita Montenegro. Eres una especie de "resucitador" de personajes históricos que fueron inmerecidamente olvidados.

- Javier Moro (J.M.): [Risas] Pues sí, un poco sí. Y además muy variados, porque no se parecen en nada el uno al otro. Cada libro tiene que ser un reto nuevo, porque si no uno cae en la tentación de poder repetirse. Y yo no quiero hacer siempre el mismo libro. Por ese motivo voy siguiendo los intereses que me van surgiendo en la vida.

Yo tenía una deuda pendiente con Hollywood, viví allí durante cinco años e hice mis pinitos en el cine con la producción de "Valentina" y "Crónica del alba", contraté a Anthony Quinn y he conocido bastante cómo funcionan allí las cosas y me he dado cuenta de que la historia no ha cambiado tanto, la esencia profunda de Hollywood continua incólume. Y también de que los Harvey Weinstein de los que se habla tanto ahora han existido siempre, porque hay una desigualdad enorme entre la situación de personas con muchísimo poder frente a la de otras que no tenían nada y que estaban dispuestas a todo por hacerse un hueco en Hollywood. Era tan fácil corromperse, comprometerse a conseguirle un papel a una actriz a cambio de otro tipo de favores que eso pasaba. Y a Conchita Montenegro casi le pasa con el sobrino de Louis B. Mayer.

- B.M.: Con el que tuvo un affaire.

- J.M.: Con el que tuvo un affaire importante, él estaba loco por ella. En este sentido Hollywood no ha cambiado tanto, sigue siendo una sociedad tremendamente dura en el fondo. Los bonitos chalets, las palmeras, las piscinas de aguas azules dan una imagen de paz, serenidad y felicidad que no se corresponde con lo tremendamente dura que es esa sociedad, donde tú vales lo que vale tu última película. Quinn me lo decía. Me confesó que no se atrevía a ir a jugar al golf el lunes si su película del fin de semana no había tenido la recaudación en taquilla esperada. Las críticas no importan, allí sólo importa la taquilla. No se atrevía porque le miraban mal, le señalaban... Por eso se fue a vivir a Nueva York. Es así ahora y ya era así en los años 30. Pero Conchita Montenegro llegó allí en un momento especialmente interesante, porque se acababa de inventar el cine sonoro y todavía no se había inventado el doblaje. Era el momento en que se hacían dobles versiones: utilizando el mismo decorado, se rodaba la misma película por el equipo americano, el francés, el polaco y el español también. Los estudios importaron talento y en el grupo español había gente con mucha personalidad: Jardiel Poncela, Gregorio Martínez Sierra, Catalina Bárcena, María Fernanda Ladrón de Guevara que se casó con Rivelles, Edgar Neville...

01.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Javier Moro
- B.M.: Incluso Buñuel.

- J.M.: Luis Buñuel también, se aburrió mucho, únicamente cobrar mucho dinero por no hacer nada. Pero a él no le gustó. A Jardiel Poncela tampoco le gustó, no se adaptó. Era un mundo muy difícil, muy diferente y muy distante. Pero por ejemplo a Edgar Neville le encantó. También partía de la base de que hablaba muy bien inglés y era diplomático de profesión, tenía armas para defenderse en ese ambiente que no tenía por ejemplo Jardiel. Fue una época muy concreta que duró cinco años. En el 1935 se inventa el doblaje y los mandan a todos para España, a la España de principios de la Guerra Civil y ahí cada uno tiene su destino, en algunos casos trágicos y en otros casi trágicos como fue el de Rosita Díaz Gimeno -una actiz estupenda que se casó con Juan Negrín, hijo del presidente de la República.

- B.M.: Aparte de descubrirnos a Conchita Montenegro a través de tu novela, creo que retratas muy bien el ambiente de esos diez años que ella pasa en Hollywood. Yo desconocía también la alta presencia de españoles talentosos que merodeaban por Hollywood en aquel entonces y que solían reunirse en el Henry´s bar.02.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Javier Moro

- J.M.: El Henry´s pertenecía a un amigo de Chaplin que había intentado ser actor. Chaplin era el mayor accionista de Henry´s, así que realmente era el restaurante de Chaplin. Y ahí tenían su tertulia todos los días, era el lugar de reunión de los españoles, no querían estar solos. También iba Xavier Cugat, que en aquel entonces no era conocido como un gran músico, era popular porque hacía unas viñetas para Los Angeles Times. Los españoles también hacían muchos planes entre ellos, se iban a ver un partido de boxeo a Riva, cerca de San Francisco, o iban a Tijuana a beber tequilas porque existía la prohibición de beber... Los españoles eran recibidos por Chaplin, a él siempre le gustó el ambiente español, no es casualidad que su hija Geraldine se haya casado con un español y haya echado raíces aquí porque su padre ya apuntaba maneras. Los españoles en Hollywood quedaban entre ellos y hacían cocidos, paellas...

- B.M.: Y las famosas croquetas que hacía Jardiel Poncela y que los comensales ocultaban en la arena de la playa porque eran incomibles [risas].

- J.M.: Es que Jardiel Poncela no tenía ni idea de cocinar, pero quería siempre comer muy bien. En Estados Unidos siempre se ha comido mal y ellos lo echaban de menos. Pero por otra parte era una vida cómoda, quien más y quien menos tenía su chófer, su coche, su bungalow, sus gastos pagados, sus trajes... Algunos actores como Julito Peña o Pepe Nieto vivían estupendamente bien. También estaba Ramón Novarro, Pepe Mojica... era todo un mundo. Había actores mejicanos, españoles... se mezclaban, se peleaban, se criticaban el seseo y el ceceo, montaban unas broncas increíbles y los americanos no entendían nada. Conchita desembarca en ese mundo y en seguida ve claro que quiere pasar al otro mundo, que es el de las películas en inglés, que equivale a jugar en primera división. Es ambiciosa, sabe idiomas y piensa que lo lleva dentro y, en efecto, lo consigue. Lo que no consigue realmente es un triunfo espectacular, porque las películas que hace al final no son tan buenas, pero ella sigue recibiendo buenas críticas, incluso en el New York Times. Ese momento de gloria dura lo que dura y en medio de todo esto se enamora del actor más conocido del momento, que es Leslie Howard, y mantiene con él una relación tórrida. Él está casado, le dobla la edad, tiene hijos y no quiere divorciarse. Ella piensa que lo va a poder cambiar, pero no lo consigue.

03.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Javier Moro- B.M.: Es interesante ver cómo muchas veces las pequeñas historias particulares pueden acabar influyendo en la gran historia. En tu novela cuentas muy bien cómo la relación personal que tuvieron Leslie Howard y Conchita acabó afectando a la historia de España a través de la mediación de Leslie ante Franco.

- J.M.: Fue una operación muy inteligente urdida por los Servicios Secretos Británicos, que se dieron cuenta de que Franco odiaba al embajador que tenían y ni siquiera le recibía. Tenían el canal de comunicación cortado. España era muy problemática y el ala proalemana del gobierno español de Franco de aquel entonces pesaba muchísimo. Estaban convencidos de que Alemania iba a ganar la guerra. Pero cuando pasa lo de Stalingrado y las derrotas alemanas en el norte de África Churchill, que es muy listo, piensa que hay que mandar un mensaje a los españoles, no vaya a ser que les invadan los alemanes y que haya problemas con Gibraltar. El problema estaba en cómo hacerle llegar el mensaje de una manera efectiva, porque el canal del embajador no funciona. Y entonces se les ocurre mandar al actor más conocido, sabiendo que Franco había pedido ver una película suya en el Pardo y asistió a un visionado privado, en el que incluso había llorado. La película había conseguido emocionarle y pensó que el film debía exhibirse en España en seguida porque mostraba la resistencia de un pueblo al final de una guerra. Pero fíjate si el ala proalemana tenía peso en España que esa película fue prohibida en nuestro país hasta el año 56, trece años después, a pesar de que Franco quería que se exhibiera. Eso demuestra que Franco estaba muy controlado por los más duros, los halcones del Régimen, que eran proalemanes todos. El mensaje que querían dar era claro: los alemanes vamos a ganar la guerra y en el mundo nuevo que va a resultar tras la guerra tú, Franco, y tu gobierno, vais a necesitar amigos para sobrevivir y más vale que empecéis ya a colaborar. 

- B.M.: Todo eso se lo contó Leslie en el Pardo cuando le visitó.

- J.M.: Exacto. Llegó el mensaje.

- B.M.: Después de entrevistarse con Franco el avión en el que volvía Leslie Howard a Inglaterra, el Ibis, fue derribado por unos cazas alemanes. ¿De quién partió el chivatazo que acabó con la vida del afamado actor?

- J.M.: No se sabe con exactitud, lo que sí se sabe es que fue un atentado deliberado para acabar con él. Durante años se barajó la posibilidad de que en este avión viajara Churchill, pero sería estúpido pensar que el Primer Ministro inglés iba a viajar en un avión civil sin escolta en plena guerra. Fue un atentado deliberado contra Leslie Howard.

04.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Javier Moro
- B.M.: Leslie Howard era un icono de la resistencia.

- J.M.: Totalmente. Hubo grandes actores de Hollywood que se convirtieron en grandes activistas de la guerra. Había un grupo de gente que, como Leslie Howard, pensaban que ser actor en aquellos momentos no tenía ninguna relevancia, que lo que había que hacer era luchar por los ideales de los aliados. Y el caso de Leslie Howard era todavía más marcado porque él, a pesar de que simbolizaba lo británico, era un judío austriaco. Estaba muy preocupado por la suerte de los judíos y sabía de primera mano que los alemanes estaban encerrando a los judíos en campos de concentración y aniquilándolos. Por eso es interesante desde el punto de vista dramático para un escritor, porque Leslie Howard, que empieza siendo un hombre indeciso, conocido, famoso, que se liga a todas las mujeres que quiere, al final se redime de alguna manera porque ya no le interesa actuar, lo que quiere es hacer algo para ganar la guerra. Y a eso se dedica en cuerpo y alma, tanto que le cuesta la vida.

- B.M.: Viendo la bibliografía de este libro, que parece la de un ensayo, la pregunta obligada sería: ¿Eres un documentalista que intenta rellenar los vacíos de documentación con imaginación o un novelista que usa prolíficamente los documentos?

- J.M.: Yo ante todo soy novelista, porque me fijo mucho en el desarrollo dramático de los personajes. Lo que pasa es que necesito apoyarme en la realidad, en cosas tangibles. Necesito creérmelo. A mí no me sale inventarme una historia de la nada, creando todos los personajes con mi propia imaginación. Yo necesito entusiasmarme con una historia y contarla de la mejor manera posible. Y para contarla de la mejor manera posible hay que ser fiel al espíritu de la época y al espíritu de los personajes y ahí es donde la documentación juega un papel clave. Es ahí donde yo no ahorro medios, hago lo que haga falta, me leo todo, lo veo todo, hablo con todos los que tienen que ver con la historia, porque esa autenticidad en el fondo el lector la percibe. Cuando tú "truqueas" una novela histórica se nota. Para que una novela histórica funcione tienes que ser muy riguroso con ciertas cosas. Con otras puedes jugar -los diálogos, el arco dramático de los personajes, el trabajo literario...- pero con lo auténtico, con lo que ha ocurrido, con los personajes tal y como eran, no puedes. Si juegas con eso deterioras tu trabajo. Hay que ser riguroso.

05.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Javier Moro
- B.M.: Hay una teoría muy interesante de Javier Cercas que dice: "La literatura debe alimentar a la historia y la historia debe alimentar a la literatura y de ambas surge una tercera verdad". La verdad histórica busca la verdad factual, la verdad literaria busca la verdad moral y ambas, cuando se conjuntan, forman una tercera verdad que es la que surge de la retroalimentación entre literatura e historia.

- J.M.: Está muy bien visto. Es una idea de Cercas que me interesa mucho. Pásame luego la referencia que me gustaría leerla.

Desde Trabalibros agradecemos a Javier Moro el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la editorial Espasa el haber hecho posible el encuentro con este autor.
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