Mamen Sánchez es licenciada en Ciencias de la Información. Estudió además Literatura y Civilización Francesa en la Sorbona y Literatura Inglesa en Londres y Oxford. Ejerce de directora adjunta de la revista "
¡Hola!" y es directora de "
¡Hola! México".
"
La felicidad es un té contigo" es su último libro y, por nuestra parte, nos sumamos a la advertencia de la editorial cuando dice que "esta novela puede afectar seriamente su percepción pesimista de la realidad. Provoca carcajadas y ganas de más. Sus personajes son como los hijos: cuanto más tropiezan, más se les quiere. Cuidado con sus corazones: les pueden entrar ganas irrefrenables".
Bruno Montano de
Trabalibros tuvo la oportunidad de entrevistar a
Mamen Sánchez el pasado 20 de Marzo, Día Internacional de la Felicidad. No podría haber mejor día para conversar con esta autora de lo que probablemente sea
"la novela más alegre del año".
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Bruno Montano (
B.M.): “
La felicidad es un té contigo” es una comedia romántica con toques de intriga (aparece un policía, hay una investigación), con toques de humor y cierta dosis de picaresca. El resultado es una historia con encanto que transmite alegría, optimismo y ganas de vivir. En última instancia, ¿tu novela sería una invitación a frecuentar más el lado soleado de la existencia?
- Mamen Sánchez (M.S.): Sí, totalmente. Es exactamente eso. Y, además, según voy hablando de la novela voy sacando conclusiones en cuanto a lo que es la felicidad y a lo que es este título de "La felicidad es un té contigo": lo importante es el "contigo". En realidad la felicidad está en la gente que está contigo, en sacarle a la vida el jugo, en saber que incluso las situaciones complicadas o desagradables puedes enfrentarlas con alegría y con optimismo. Yo creo que se sale mucho mejor de los problemas así que dejándote arrastrar por ellos. La propuesta de la novela es que la felicidad te la tienes que trabajar un poco. Si quieres se infeliz lo serás y si quieres ser feliz también, buscarás los motivos que te hagan feliz.
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B.M.: En tu novela los personajes ingleses son muy ingleses y los españoles muy españoles, y con esto creas el marco adecuado para que resalte el proceso de “agitanamiento” de Atticus, que después de recorrer el mundo y leer cientos de libros encuentra sus claves existenciales en el Albaicín granadino. ¿El amor y la alegría son las claves de una existencia feliz?
- M.S.: Sí, lo has dicho tú muy bien, el amor y la alegría, evidentemente. En el caso de Atticus él procede de una familia excesivamente formal, en la que todo está programado, les falta espontaneidad (y eso nos sobra a los españoles). Yo misma, cuando estuve en Inglaterra y era más joven (entonces aquí en España no estábamos tan europeizados como ahora) esos contrastes los vivía a diario. Que hicieran cola para subirse en el autobús era algo que me sorprendía porque aquí no hacíamos cola, o que para ir al cine hubiera que programarlo con una o dos semanas de antelación, cuando aquí tú vas al cine si en el momento en que te apetece, pero no te planteas dos semanas antes sacar las entradas y guardarlas en el cajón. Gran parte de lo que aparece en el libro procede de mi experiencia personal y es bastante verídico.
El contraste entre la cultura inglesa y la española es muy grande, aunque claro, en el libro está un poco exagerado. He exagerado la vena gitana de España, con la familia de muchísimos miembros y la alegría por encima de todo, y seguramente haya exagerado también lo inglés, en Inglaterra también hay gente alegre y de hecho tienen un sentido del humor que a mí me parece muy gracioso. Pero sí que existe el prototipo de inglés que aparece en el libro, serio, formal, previsor.
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B.M.:
Atticus descubre en
Granada “el duende” andaluz. Pasa de los “fantasmas ingleses” al “duende gitano”, al “ángel”.
- M.S.: Atticus va de escritor en escritor, porque prácticamente pasa de Tolkien a García Lorca.
- B.M.: Este proceso es esencial en Atticus y le transforma por completo. ¿Crees que supone un salto madurativo fundamental en la vida descubrir íntima y profundamente que lo único que nos hace humanos en realidad es nuestro espíritu, nuestra alma?
- M.S.: Sí, por eso te comentaba antes lo del título "La felicidad es un té contigo". Qué menos que un té, si al fin y al cabo un té es agua hirviendo con una bolsita de hierba. Lo importante no es el qué, sino con quién y eso es lo que él descubre. Atticus tenía una vida muy estructurada, él tenía su orden, su trabajo, sus libros, sus fines de semana en el campo, pero le faltaba la gracia, la sal. Eso es lo que descubre en España y por eso para él este viaje es lo que transforma su vida y le descubre dónde está la felicidad.
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B.M.: Nos ha gustado mucho la relación de amistad que se da entre las cinco mujeres que forman el equipo de
Librarte. En especial nos ha encantado el personaje de
Berta, que aun no teniendo hijos es una auténtica madre para el resto.
- M.S.: Berta es un poco la madre de todas. Es una jefa maternal, a veces existe ese personaje en la vida real. Pero esta Berta les regaña hasta por las cosas que no hacen bien no profesionalmente, sino ya personalmente.
- B.M.: ¿Crees que la cercanía afectiva, el apoyo mutuo, la humanidad en definitiva, es un poder que mueve montañas? En el caso de estas mujeres la amistad se convierte en algo muy poderoso que llega a transformar y a mejorar sus vidas.
- M.S.: Sí, y en esto influyen todas, no sólo Berta, porque en el caso de Soleá por ejemplo su angustia no es tanto por ella, que sabe que es joven, soltera y que podrá encontrar otro trabajo. Soleá no se mueve tanto por ella sino por sus compañeras, pensando en qué va a pasar con estas mujeres que dependen tanto de este trabajo para salir adelante. La amistad entre ellas es sincera y son capaces de perdonarse cualquier cosa de corazón, como llega a pasar en con una de ellas en el libro. Son muy humanas, son gente buena, con buen fondo.
- B.M.: Otra cosa que yo destacaría es el personaje de Moira Craftman, la madre de Atticus, el prototipo de mujer inglesa que tiene el vicio sociológico del “etnocentrismo”. Ella piensa: nosotros somos la norma y los demás son los “bárbaros”, podemos tener contacto con ellos pero sin contaminarnos.
- M.S.: Sí, excepto con la comida (risas). Pero a ella le gustaba más lo francés en cuanto a comida, aunque eso también es prototípico de los ingleses, que son capaces de reconocer que la cocina inglesa no es tan buena como la francesa.
- B.M.: Pero Atticus rompe con esto y se funde con otra cultura totalmente diferente. ¿La propia identidad se debe completar con préstamos interculturales? ¿Hay que perder el miedo al “otro”, al extraño?
- M.S.: Sí. Enriquece tu vida, de alguna manera. Eso es parte del viajar, del conocer, del aprender, del crecer.
- B.M.: Hay una teoría en psicología llamada “la reversibilidad del gesto” que dice que una gestualidad cercana a la sonrisa provoca estados de alegría. Tu novela provoca constantes sonrisas que sumadas desencadenan un estado de alegría.
- M.S.: Qué bueno esto que me dices. En la presentación del libro, que fue el martes pasado, habló Tico Medina, al que quiero con el alma y conozco de toda la vida. Contó que estaba pasando un mal momento de salud, que tiene muchos dolores, que se estaba poniendo incluso parches de morfina y me dijo: Con este libro no me los puse.
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B.M.: Serviría para hacer biblioterapia. Los libreros la practicamos, cuando los clientes vienen y nos piden consejo de alguna forma estamos recetando libros.
- M.S.: Yo también la practico, me parece el mejor tratamiento.
- B.M.: En este momento, más que en otro quizás, haga falta este tipo de literatura.
- M.S.: Yo creo que el momento es bueno para conocer otra forma de enfrentarnos a la realidad que no sea la derrotista y desesperanzada. Problemas hay y el libro está lleno de problemas, pero es la actitud lo que te saca de ellos. A veces se uno abajo, pero hay que entender que siempre hay dos maneras de ver las cosas; nos podemos permitir un primer momento de susto pero luego hay que reponerse.
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B.M.: Tu novela está llena de guiños literarios, de referencias a libros y a escritores (los nombres de los familiares de
Atticus, el fantasma de
Tolkien, la biblioteca erótica que acompaña siempre al protagonista con libros de
Duras,
Lawrence,
Miller,
Nabokov y
Sade); en definitiva, de pequeños homenajes a la literatura. ¿Qué significa para ti la literatura? ¿Qué lugar ocupan en tu vida los libros?
- M.S.: La literatura me ha acompañado tanto en mi vida como un familiar o un amigo. Todavía tengo en casa libros de cuando tenía quince años con anotaciones, subrayados, manoseados. No me puedo separar de esos libros, son parte de mi vida.
- B.M.: Es curioso cómo al final “Librarte”, una revista de cultura y pensamiento, se puede salvar gracias a la inclusión en ella de un tema de actualidad más propio de revistas del corazón. ¿Crees que podría ser una fórmula válida para darle un poco más de vida a las revistas “serias” combinar en ellas rigor y cierta ligereza?
- M.S.: Yo creo que siempre interesa muchísimo lo que tiene una historia detrás, lo que tiene interés humano, más incluso que otro tipo de interés como el científico o el histórico. A mí las revistas literarias me divierten muchísimo cuando cuentan anécdotas de los escritores o te cuentan cosas de su vida que no sabías y hay algunas que dan para escribir una novela. De hecho se han escrito novelas sobre anécdotas. He visto, por ejemplo, que Jordi Serra i Fabra ha escrito un libro sobre la historia de la muñeca viajera de Kafka, que procede de una anécdota sobre Kafka cuando se encontraba con una niña en el parque. Se han hecho películas, por ejemplo, del momento en el que se escribió Frankenstein. De la vida de Truman Capote hay películas y novelas también.
- B.M.: Ahora acaba de salir un libro muy bueno de Santiago Posteguillo precisamente sobre eso, recoge anécdotas de un montón de genios de la literatura, anécdotas y curiosidades de su vida cotidiana.
- M.S.: A mí eso me interesa mucho porque creo que tiene interés humano. Tú me puedes contar que a alguien le han entregado tal premio de las Letras nacionales o internacionales y me puede interesar, pero si me cuentas: esta persona vivió en este pueblecito pequeño, se enamoró cuando tenía trece años... eso me lo leo con más gusto. En las páginas de cultura de los periódicos, por ejemplo, se pueden encontrar este tipo de cosas.
- B.M.: Tú afirmas que “el periodismo y la literatura cambian de ropa pero no de corazón”. ¿Significa esto que la pasión por contar historias está en la base vocacional tanto de escritores como de periodistas? ¿El corazón de ambos oficios es la necesidad de contar lo que ocurre o lo que se nos ocurre?
- M.S.: Exacto. Yo creo que la necesidad de escuchar y de contar va a existir siempre. Esto es algo que ha existido desde siempre, los hombres prehistóricos ya intentaban contar cosas en sus pinturas. Hemos pasado de pintar en piedras y en pergaminos a la imprenta y ahora tenemos otros soportes o, a lo mejor, otras maneras de comunicarnos, pero el interés va a estar ahí siempre.
Como curiosidad, la autora nos hizo una confesión que divertirá a los lectores y que tiene mucho que ver con el fantasma de su novela: durante la temporada en que estuvo estudiando en la Universidad de Oxford, Mamen Sánchez se alojaba en el mismo colegio que Atticus y en su misma habitación, la que fue habitada en el pasado por el mismísimo Tolkien.
Desde Trabalibros agradecemos a Mamen Sánchez el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar a nuestras preguntas.