La última obra de Rodrigo Fresán cuenta historias pero no es una novela, indaga sobre el proceso de la escritura pero no es un ensayo. "La parte inventada" es uno de esos libros inclasificables dentro de un género concreto a los que su autor nos tiene acostumbrados. Su estructura desestructurada es similar a la de "La velocidad de las cosas", en la que una serie de relatos sirven de vehículo para reflexionar sobre la literatura misma.
Un novelista no deja de ser un creador de historias, un inventor que juega con los datos de su memoria, los hechos reales y el producto de su imaginación para convertir lo que en principio es una amalgama sin forma definida en literatura. Este proceso que se da en la mente del escritor, la combinación de los retazos de pensamiento e ideas, la formación y deformación de las mismas, el trabajo de ficcionarlas para llevarlas al papel, es el tema sobre el que trata la nueva obra de Fresán. "La parte inventada" es, de algún modo, la chispa que enciende el escritor sobre su historia y que dota de vida literaria a su texto, un hecho que todo autor persigue y que depende de su habilidad para poner en funcionamiento al genio creador generador de arte que lleva dentro.
El escritor argentino Rodrigo Fresán es uno de los principales autores contemporáneos en lengua castellana. Es autor, entre otras obras, de "Historia argentina", "Vidas de santos", "Trabajos manuales", "La velocidad de las cosas", "Jardines de Kensington" y "El fondo del cielo". Su trabajo ha recibido el elogio generalizado de la crítica y sus libros han sido traducidos a varios idiomas.