Trabalibros entrevista a Fernando Sánchez Dragó, autor de "Santiago Abascal. España vertebrada"

El escritor Fernando Sánchez Dragó es Licenciado en Filología Románica, y en Lenguas Modernas por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid y Doctorado en Letras. Ha sido profesor de Historia, Literatura y Lengua Española en trece universidades de España, Italia, Japón, Senegal, Marruecos, Jordania, Kenya y Estados Unidos. Ha trabajado como periodista de enviado especial en muchos países de Asia, África y América, y ha trabajado en la Radiotelevisión Italiana, en la Japanese Broadcasting Corporation (NHK), en las publicaciones del Grupo 16, en la SER, en Radiocadena (donde obtuvo el Premio Ondas en 1988) y en Televisión Española. Participó en programas televisivos culturales como «Encuentros con las Letras», «Tauromaquia», «Biblioteca Nacional», «El mundo por montera», «La Tabla Redonda», «Negro sobre blanco» y «Libros con uasabi». Es colaborador habitual de El Mundo, Época, Onda Cero, la COPE y otros medios de información.

Es autor de más de treinta libros, entre los que se encuentran "El Camino del Corazón" (novela Finalista del Premio Planeta de 1990) y "La Prueba del Laberinto" (Premio Planeta de 1992). Bruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de entrevistarle sobre su última obra "Santiago Abascal. España vertebrada", el primer libro con el lider de Vox, un hombre "del que todo el mundo habla, pero al que muy pocos de verdad conocen", en el que Sánchez Dragó "desvela a la persona oculta detrás de las portadas y del clamor de los mítines" (editorial Planeta).

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Este libro no es una hagiografía, ya que como tú dices, no eres un escritor de vidas de santos. A pesar de eso, se nota el afecto, la admiración y la "devotio ibérica" que le tienes a Santiago. Tampoco es una entrevista al uso, es un diálogo platónico en el que tú, usando la mayéutica, haces de partera y le extraes información suficiente como para mostrar un retrato suyo fiel.

- Fernando Sánchez Dragó (F.S.D.): Lo has definido perfectamente. Este libro en realidad se enclava en una de las columnas vertebrales de mi obra literaria, que es España. Empiezo con "Gárgoris y Habidis" que tiene cuatro volúmenes, hablo de la España mágica, la España bonita, la España buena; luego me voy con "Muertes paralelas" a la España de la Guerra Civil para relatar la España mala y cainita; salgo tan rebotado de ese libro que escribo "Y si habla mal de España, es español", que es un libro agrio, borde, antipático, dándole caña a España desde todos los puntos de vista; luego me meto en lo de "La canción de Roldán", novela en la cual escenifico la España de la corrupción. Llevamos tres Españas malas y una buena. Y un buen día, al poco tiempo de publicar "La canción de Roldán", cuando ya estaba harto de escribir sobre España cuando realmente a mí lo que me interesa es escribir sobre mí mismo, sobre Oriente, sobre la India, sobre Japón, descubro que me falta una España para coronar esa especie de pentalogía. Y la España que me falta es otra España buena, que cierra muy bien esta cadena, y que sería la España heróica. Porque el pueblo español, con sus infinitos defectos, sombras y pecados capitales, la verdad es que ha sido muy heroico a lo largo de la historia. Incluso en la Guerra Civil, y esto vale para los dos bandos.

En ese momento se me cruza Santiago Abascal, que se convierte en prototipo del héroe ibérico, del saguntino, del numantino, aunque también los había de los cartagineses y de los romanos, también enfrentados pero todos heroicos. Así se me cruzó este libro, apartándome de lo que estaba escribiendo, que espero que llegue ahora. Por tanto este es un libro que forma parte de mi obra literaria. Este libro es literatura: no es una entrevista, no es periodismo, no es política, es otra historia.


- B.M.: Este libro no es simplemente una transcripción literal de las conversaciones que mantuvisteis en tu casa. Es, como dice Emma Nogueiro en el epílogo, una conversación narrada y por tanto literaturizada. 

- F.S.D.: Así es. Lo he reescrito todo, de arriba abajo. He añadido muchas cosas que no se produjeron durante la conversación, aunque naturalmente todo lo que pongo en boca de Santiago es lo que él dijo. Yo le envié el libro antes de su publicación y únicamente retocó ocho o diez frases, un adjetivo por aquí y otro por allí, pero nada más. Es un libro reinventado, en cierto modo. Eso es lo que hacía Platón, salvando todas las distancias que haya que salvar. Y lo que hacía Sócrates, mayéutica e ironía, dos cosas de las que está lleno este libro. Incluso yo cargo la suerte y pongo en mi boca cosas con las que llego más lejos de lo que realmente pienso, con el objeto de banderillearlo, de picarlo, de torearlo un poco.

- B.M.: Muchas veces, a lo largo de la conversación, haces de "mosca cojonera" y le aguijoneas para que de alguna manera veamos también sus debilidades, sus dudas, sus claroscuros. Y él, con humildad, reconoce tener lagunas de conocimiento, etc.

- F.S.D.: Esa es una de las cosas que más aprecio en él. Ningún político reconoce esas cosas, todos saben de todo. No son políticos, son todólogos. Además, es que para ser un político no tienes que saber de todo, de la misma forma que si yo me pongo a dirigir un periódico no tengo que saber de linotipias o de la imprenta, para eso nombras a otras personas, a especialistas en cada materia. Eso es lo que tiene que hacer un político, organizar las cosas, no ser Dios. 

- B.M.: Comentas también que, en realidad, el proyecto original tuyo no era simplemente conversar con Santiago Abascal sino, al mismo tiempo, hacerlo también con Casado y Rivera, reuniendo así a los tres principales líderes que se encuentran a la derecha del PSOE. 

- F.S.D.: "La alternativa", iba a llamarse.

- B.M.: Pero al final este proyecto no cuajó, sobre todo porque Rivera no respondió y, según comentas, tu "filósofo de cabecera" y "ángel de la guarda" te aconsejó que debías centrarte en el hombre del momento, que es Abascal.

- F.S.D.: No sé cómo sabes eso [Risas]. Efectivamente, la idea inicial era esa. Se vino abajo exclusivamente por Albert Rivera, que no quiso atenderme al teléfono, cosa sorprendente, por lo menos podría haberme dicho que no. Si no estaban los tres, no había libro posible. Y es verdad que, cuando bajo a Sevilla, la alternativa se convierte en "España vertebrada". Yo pronostiqué los doce diputados que sacó Vox, fui prácticamente el único que lo dijo y está dicho por la radio antes del resultado electoral. Y acerté porque me di cuenta de que estamos asistiendo a un movimiento telúrico, ese que me lleva ahora a afirmar, a riesgo de equivocarme, porque quien se mete a profeta corre el riesgo de pegarse una bofetada, que van a ser el segundo partido, con más votos que el PP, y van a estar entre 60 y 90 diputados. Eso por una parte, y por otra aparece lo que yo bautizo como el "ángel de la guarda" y además, la editorial me alentó para que me centrara en Abascal. Todo confluía y todo me llevaba a este libro.

- B.M.: Comentas también que tu "camino de Damasco" fue tu paseo en bicicleta en Sevilla hasta el último mitin de Santiago Abascal. Allí es cuando descubres, según citas en tu blog, que "los dioses de la progresía, del Mayo francés, del relativismo moral y de la socialdemocracia estaban empezando a cambiar". Y, como decía el recientemente fallecido Sánchez Ferlosio, mientras no cambien los dioses, todo va a seguir igual. ¿Están cambiando los dioses?

- F.S.D.: Sí. Llevan cambiando bastantes años: el Brexit, Trump, Bolsonaro, la irrupción de los chinos, la irrupción de Putin, la irrupción del Islam... Se ha puesto patas arriba absolutamente a eso que se llama orden mundial. Eso ha pasado en todo el mundo, menos en España. Yo suelo decir que, con la aparición de Santi Abascal y de Vox, España entra en Europa de verdad y se incorpora a lo que son las tendencias históricas europeas, que en este momento son abrumadoras. Vamos a ver lo que pasa el día 26 de Abril en las elecciones europeas, pero indudablemente la Europa eurofóbica y euroescéptica va a entrar en tropel y a lo mejor hasta consigue la mayoría. Yo vislumbraba todo eso y lo escribía en mis columnas, pero aquí en España seguíamos anclados como siempre en el furgón de cola de la historia. En España, desde que muere Franco hasta prácticamente el próximo día 26 de Abril, hemos vivido instalados en lo que yo llamo la "progrecracia". En la historia siempre se da la ley del péndulo de Hegel: acción y reacción, tésis y antítesis. Tras cuarenta años de franquismo tenía su lógica, llegaba la "progrecracia". Ahora llevamos ya cuarenta años de "progrecracia", la "progrecracia" se ha identificado con la corrección política y la corrección política no es, ni más ni menos, que la nueva inquisición y la pérdida del sentido común aplicada al quehacer cotidiano de las gentes, no ya al quehacer de los filósofos, los escritores y los pensadores. Ahora se está yendo al extremo opuesto en ese columpio de la historia española.

- B.M.: Por eso hablas de una especie de venganza de la realidad contra la corrección política.

- F.S.D.: Es que contra eso no valen coplas. ¿Qué es ser "progre"? Ser "progre" es, fundamentalmente, ser de izquierdas, pretender que la realidad, la naturaleza, el cosmos, las leyes de la física, de la química y de la medicina se adapten a tus ideas, cuando lo sensato es que tus ideas se vayan adaptando a la realidad. Yo creo que en estos momentos la voz de Vox es la voz del sentido común, ni más ni menos. No se trata de derecha, ni de fascismo, ni de los ultras... todo eso son etiquetas que les ponen sus adversarios para ver si impiden la avalancha que llega de Vox. Pero es puro sentido común. De hecho, mi encuesta es la encuesta de la calle. Yo no soy un encuestador ni nada que se le parezca, pero piso la calle y entro en las tabernas y en los bares, cojo el metro, subo, entro, viajo, conozco gente de todas las generaciones, hombres, mujeres, mayores y noto que sólo se habla de Vox.

- B.M.: Como dices también en tu libro, Vox es más que un partido, es un movimiento de reacción cultural, transversal y enantiodrómico, una especie de respuesta en contra de la situación actual.

- F.S.D.: Efectivamente. Es un movimiento, como lo fue en su día esto que yo llamo la "progrecracia". Yo formé parte de ese movimiento, primero luchando contra Franco, luego con todo el tema de los hippies, Asia, el descubrimiento de Oriente y el Mayo francés. Y ahora estamos ante una situación similar, ante una especie de "contramayo" francés. Y, desde luego, estamos en un "Abril español". Yo, en Vistalegre, tuve la misma sensación psicológica y emocional que, cuando en Febrero de 1956, yo y cuatro gatos más, que terminamos en la cárcel quince días después, sacamos diez mil estudiantes a la calle contra Franco. Ni nosotros nos lo creíamos, aunque entre este grupito estaba el futuro Enrique Mújica y el futuro Ramón Tamames y el futuro Ruíz Gallardón.

Éramos unos estudiantes que habíamos organizado todo aquello tomando chatos en los bares de la Moncloa y de repente recuerdo que, aquella mañana memorable para mí, que estoy ahora evocando en el segundo volumen de mis memorias interrumpido por culpa de este libro, sacamos diez mil estudiantes de la Facultad de Derecho a la calle. Fuimos por San Bernardo, llegamos a la Gran Vía, yo iba en cabeza porque había sido uno de los atizadores y, a la altura del Capitol, recuerdo que di un salto para ver qué venía detrás, y por la cuesta abajo desde la Gran Vía hasta la plaza de España estaba negro de gente. Luego nos atacaron los falangistas y nos desbarataron, pero esa sensación, esa emoción que yo tuve en aquel momento, la tuve en Vistalegre tal cual. Yo suelo decir que me he embarcado en esta historia exactamente por los mismos motivos, por chusco y llamativo que pueda parecer, que en 1954 me llevaron a entrar de la mano de Jorge Semprún en el Partido Comunista. Tal cual. Soy el mismo de entonces.


- B.M.: Me ha parecido interesante cuando dices en tu libro que Santiago Abascal no es un ideólogo, es un hombre de convicciones, y que las convicciones al final lo que te dan es autoridad moral, y que esa autoridad moral puede fundar un régimen autoritario, pero no autoritarista o totalitarista. Incluso, en un giro freudiano, llegas a hablar de la "vuelta del padre".

- F.S.D.: Es que nadie es más autoritario que el que no tiene autoridad. El que tiene autoridad moral no es autoritario, un padre de familia razonable y decente tiene autoridad ante el resto de la familia, pero precisamente por eso no es autoritario. Esa autoridad es la que le permite ser flexible, tolerante, responsable. Santi Abascal, efectivamente, no es un ideólogo. Es, diciéndolo con toda la amistad, un hombre de pueblo que viene de Amurrio y fundamentalmente en él lo que cuentan son las emociones y las emociones suscitan convicciones, no forzosamente opiniones. Él era un niño que, a los nueve años, estando con su padre perseguido por ETA, como su abuelo, como toda su familia, ve atónito en televisión cómo matan al cartero de Amurrio, Estanislao, que era su amigo. Era amigo de todo el pueblo, un hombre normal, no era un concejal ni un diputado de ningún partido. Eso le marcó y es en ese momento cuando cambia su vocación, que probablemente habría sido, como él mismo dice, la de ser guardabosques y ornitólogo por los alrededores de su pueblo natal. En ese momento se desvía su destino y, en nombre de esas emociones se generan estas convicciones, que lo convierten no en un nacionalista, sino en un patriota. Nadie se proclama patriota y él tiene la valentía de hacerlo. Esa es su fuerza, lo que le da una credibilidad a los ojos de todo el mundo. Cuando vas con él por la calle lo van tocando como si fuera el manto de la Pilarica. A ningún político le pasa eso.

- B.M.: Tiene carisma.

- F.S.D.: Es un jefe, y para eso naces o no naces, es un don. Los demás no lo son, no hay ningún jefe en España en estos momentos más que él. Y la gente tiene nostalgia de un jefe que posea autoridad moral.


- B.M.: Titulas al libro "España vertebrada" a modo de juego con el titulo del libro "La España invertebrada" de Ortega y Gasset y hablas sobre todo de dos factores fundamentales que "desvertebran" en este momento a España, uno sociológico-religioso y el otro político. El primero es que se ha perdido la influencia del catolicismo, que era un factor vertebrador, citando incluso a Ortega cuando dice que el día en que no haya catolicismo en España, ésta se deshará como un azucarillo. El segundo son las autonomías, lo que tú llamas el "reino de Taifas". Pero Vox no es un partido confesional. Abascal dice que él sí tiene convicciones y fe religiosa, pero que Vox es un partido aconfesional.

- F.S.D.: Es que la columna vertebral es la unidad geográfica de los países, eso es elemental, y aquí tenemos el problema de las autonomías y el problema exacerbado catalán. Y el sistema nervioso es la religión, son las emociones, la fe, las creencias. Esos dos elementos son claves para vertebrar un país, el problema es que prácticamente el único país invertebrado del mundo es España. Nadie habla de "las Francias", "las Italias" o "los Japones" y nosotros, sin embargo, siempre hemos utilizado "las Españas". Y en estos momentos estamos, una vez más, en nuestra eterna Guerra Civil. España es el país que más Guerras Civiles ha tenido, no lo digo yo, esto es un frío dato histórico, y ahora volvemos a estar en una situación similar, afortunadamente incruenta, de Guerra Civil psicológica e ideológica. Y están pasando cosas muy parecidas a las que en 1936 condujeron a donde nos condujeron.

Todas estas agresiones son fascismo puro, fascismo de izquierdas. El fascismo consiste en imponer tus ideas por la violencia y no por la fuerza de los argumentos. Fíjate, por ejemplo, desde la editorial me han contado que hay librerías donde no venden mi libro, o que lo venden de tapadillo por debajo del mostrador. Es increíble que pase esto. O una lectora de Bilbao que me contó que, para ir con el libro por la calle, tenía que llevarlo forrado. Esto es mínimo y anecdótico, pero es lo mismo que pasaba en Rentería.


- B.M.: Como has comentado antes, acertaste con los doce escaños de Vox en Andalucía. Dices que no eres politólogo, pero eres como el entomólogo que, con unas pinzas y con cierto escepticismo, diseccionas y analizas. ¿Cuál es tu pronóstico para las elecciones nacionales?

- F.S.D.: Bueno, realmente la situación está muy confusa. Las encuestas mienten todas, en primer lugar por incompetencia profesional y en segundo lugar porque sirven a su amo. Las encuestas las paga alguien, un periódico, un medio de comunicación, una institución, un millonario y, naturalmente, la empresa que hace la encuesta sirve a los intereses de quien se la está pagando. Evidentemente, en el mundo entero ya no puede fiarse uno de las encuestas. Se equivocaron estrepitosamente con Trump, con el Bréxit, con Bolsonaro, etc. Yo creo que aquí todas las encuestas se equivocan y así ha quedado demostrado en el caso de las elecciones andaluzas. Pero creo que en esta ocasión se van a equivocar más que nunca, porque parece ser, y en eso seguramente acertarán, que hay entre un 40 y un 47% de votos indecisos. Prácticamente uno de cada dos. ¿A dónde irán a parar los votos de los indecisos? Lo normal es que en el PP o en el PSOE, o incluso Ciudadanos o Podemos, que son partidos que ya tienen una andadura larga, algunos de ellos fosilizados y estratificados, haya muy pocos votos indecisos. El que va a votar al PP o al PSOE ya lo sabe. La mayor parte del grueso de los votos indecisos van a ir a parar a Vox, que es el partido nuevo, que suscita incertidumbres y que al mismo tiempo se ve sometido a una especie de cordón sanitario por los medios de información, etc. Basta con que la mitad de esos votos indecisos vayan a Vox para que se sitúe como primer partido, incluso por encima del PSOE. Pero no voy a llegar tan lejos. Yo creo que va a ser el segundo partido, por encima del PP y por encima de Ciudadanos.

Pablo Casado, con el que tengo relacion de amistad, me parece un buen político, un hombre honrado, buen orador y creo que sería un buen Jefe de Gobierno, pero lleva una mochila como la que cargaban con piedras a los legionarios, en la que lleva la rémora de lo que ha sido el PP de Rajoy, de Montoro, de Soraya, de la Cospedal, etc. Y eso va a ser muy difícil que la gente lo olvide en tan corto plazo. Lo normal es que todos esos votos tránsfugas del PP vayan a para a Vox, más todavía si consideramos que el PP está imitando a Vox. El que marca el paso es Vox, que ha obligado a reubicarse a todos los demás partidos. En este momento, todo lo que dice Pablo Casado es lo que dice Vox. ¿Cuál es la copia y cuál es el original? En estos momentos, la copia es el PP y el original es Vox. Y por otra parte, yo también le tengo aprecio a Albert Rivera, pero me parece que se está equivocando por completo en su política, está dando bandazos, no se sabe si mira a la derecha o a la izquierda; es bastante evidente que, en caso de que no consiga formar gobierno con la derecha puede formar gobierno con Pedro Sánchez. Y lo de Sánchez es un abismo, no es cuestión de ser ni de izquierdas ni de derechas, Sánchez es un caso de escalofriante cinismo como yo no he conocido nunca, ni en mi historia personal ni casi en la historia de la humanidad. Sánchez está dispuesto a lo que sea y es evidente que, por muchos votos que tenga el PSOE, no va a tener mayoría absoluta para gobernar. Por lo tanto, es inevitable que se alíe con los separatistas, con los secesionistas, con Bildu, con Podemos. Y eso es escalofriante, porque significa, ni más ni menos, que disolver la idea de España por completo. Se acabó España. Y eso es lo que deberían tener presente los electores, darse cuenta de que no están escogiendo entre la derecha o la izquierda, o entre un partido y otro, se están jugando que ese proyecto sugestivo de vida en común del que hablaba Ortega y Gasset, la idea de patria y nación, se paralice, termine y se acabó. Así que este es un momento verdaderamente crucial para la historia de este país.

Pienso que Vox quedará segundo, es decir, el primero de la alternativa de centro derecha. Y a partir de ahí, a ver qué pasa. Porque si a partir de ahí Albert Rivera se planta y, como está haciendo Macron, plantea un cordón sanitario... Albert Rivera padece una "macronitis" aguda, le ha entrado esa especie de virus, pero esto no es Francia. Yo creo que se va a estrellar Ciudadanos. En Cataluña, lógicamente, mucha gente que está contra la separación y contra los dichosos lazos amarillos no van a votar a Ciudadanos, van a votar a Vox, precisamente. Así que, en fin, todo puede suceder.

- B.M.: Como tú has dicho, será muy importante el voto indeciso y ese será un voto emocional más que ideológico. 

- F.S.D.: Claro.

- B.M.: Remato con una pregunta extraída de una cita del "Popol Vuh" que aparece en un libro tuyo, "El camino del corazón". ¿El que sigue el camino del corazón no se equivoca nunca?

- F.S.D.: Lo has clavado. Yo podría haber titulado a este libro "El camino del corazón revisitado" o algo así, porque efectivamente, el camino de Santiago Abascal es el camino del corazón, es el camino de aquel niño que vio cómo ETA mataba a su amigo. Y eso mueve montañas. La fe mueve montañas, el camino del corazón también. Ya lo decía Hemingway, el gran maestro literario, en su decálogo: "Sigue siempre el impulso del corazón". A ver si de verdad lo seguimos.

Desde Trabalibros agradecemos a Fernando Sánchez Dragó el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la editorial Planeta el haber hecho posible el encuentro con este autor.