Javier de Val es licenciado en Psicología. Tras iniciarse en el mundo laboral como gerente de selección en Sigla (Vips) ocupó el puesto de director de RRHH en Mondial Assistance. Más adelante ejerció durante una década de director general para España y Portugal en la multinacional Elvia Reiseversicherung. Actualmente dirige su propia empresa, AttelMarketing y Servicios Telefónicos, proyecto que emprendió hace casi dos décadas.
Amanda Simón Pérez, periodista y colaboradora de Trabalibros, ha tenido la ocasión de conversar con él sobre "Historias de la puñetera pyme", un libro en el que comparte sus experiencias y aprendizajes en el sufrido mundo de la pyme. A continuación damos paso a su entrevista.
Javier de Val aparece en la cafetería La Lolina de Madrid vestido con traje y pajarita. Un signo de identidad, confiesa, que empezó a usar hace muchos años para llamar la atención de sus clientes cuando era muy joven. Necesitaba que le recordaran a él y a su marca y la pajarita consiguió cumplir esa misión. De eso ya ha pasado mucho tiempo, pero todavía las lleva.
Desde entonces, Javier ha trabajado de director de Recursos Humanos en una gran empresa y de Director General en una multinacional hasta que decidió emprender por su cuenta cuando perdió su trabajo en una reestructuración. De eso, también ha pasado ya mucho: casi 18 años.
Actualmente, su empresa cuenta con casi 80 trabajadores y Javier acumula muchas historias en primera persona de todos estos años al timón de una pyme. Muchas historias que ha querido plasmar en un libro ameno, didáctico e irónico. Una pequeña guía para quien quiera emprender.
Así entra Javier, con
‘Historias de la puñetera pyme’ en su mano y sus muchos años de experiencia como emprendedor en la otra. Se le nota orgulloso de su creación. Es su primer libro. Es una persona cercana, con buena oratoria, de ese tipo de hombres que no le gusta seguir siempre la línea establecida.
Se ajusta la pajarita, es momento de empezar la entrevista:
- Amanda Simón, Trabalibros (A.S.): Eres licenciado en Psicología, conoces de cerca tanto la multinacional como la pyme, has dado clases en el ICADE… ¿Qué hace a una persona con un perfil como el tuyo se embarque en la aventura de escribir un libro de repente?
- Javier De Val (J.D.V.): Todos los años para Navidad, intento sorprender a mis clientes y este año pensé en regalarles un libro muy personal. Tras muchos años al frente de una pyme he recapitulado muchas historias. Así que este año, cogí todas esas historias y metáforas que utilizo frecuentemente para explicar ciertos temas a mi equipo, para escribir un libro.
Y luego pensé que podría valer la pena publicarlo. Cuando estás en una pyme estás muy desamparado. Nadie te explica cómo funciona la contabilidad, el marketing, dónde encontrar la información, cómo pasar los trámites legales… Esto hace que mucha gente fracase, y es en gran parte porque nadie le ha explicado las reglas del juego.
Con el libro solo pretendo, por un lado, que la gente que ha pasado por la misma experiencia se sonría y diga ‘¡ostras, todo esto lo he vivido!’, y por otro, que sea una guía para aquellos que quieran emprender y todavía no saben lo que les espera. No es un análisis exhaustivo, no doy las soluciones a todos los problemas, pero si hago una mención de los peligros más frecuentes que te puedes encontrar de una manera bastante divulgativa.
- A.S.: Todas las historias y enseñanzas que aparecen recogidas en tu libro son de tu propia cosecha, sin embargo, has buscado la colaboración de un escritor profesional para que las escriba él. Esta situación no suele ser habitual, ¿cómo ha sido esa experiencia?
- J.D.V.: Sabía desde el primer momento lo que quería contar, pero no tengo tiempo, ni tampoco las cualidades necesarias para redactar con corrección. En definitiva sabía qué contar pero necesitaba a alguien que me ayudara. Y ese alguien fue Rafael Mendoza, quien aparece mencionado desde el primer capítulo como artífice de la redacción. Él fue quien puso mis historias en negro sobre blanco. Y creo que ha hecho un magnífico trabajo captando la esencia del libro. Su virtud ha consistido en redactar de tal forma que parezca que yo mismo lo haya escrito.
Rafael y yo empezamos siendo un matrimonio por conveniencia -a mí me venía bien un colaborador y a él, el trabajo-. La primera vez que le vi pensé, ‘¡pero si es prácticamente un crio!’, y él seguro que pensó que vaya rollo le esperaba… pero al final ese matrimonio por conveniencia se convirtió en un amor eterno, un flechazo (se ríe).
- A.S.: ‘Historias de la puñetera pyme’ es un compendio de aquellos problemas que debe afrontar el empresario cuando decide abrir su propio negocio. Comentas, por ejemplo, lo goloso que se hace el dinero en la caja, el poco margen de reacción que tienen las pymes frente a los cambios o los pocos recursos y subvenciones con los que se cuenta. Pero, ¿cuáles crees que son los puntos más interesantes de tener tu propio negocio?
- J.D.V.: Cuando eres un trabajador siempre dependes de un superior -hablando en términos jerárquicos-. Con tu negocio, dependes de otros factores como el mercado, los clientes, la competencia… pero puedes tomar tus propias decisiones de una manera más laxa y seguir tus propios criterios.
Además, si tienes éxito, el grado de satisfacción personal y económica suele ser mucho más potente. También es verdad que el riesgo que asumes, obviamente, es mucho mayor. Si trabajas para otros, lo máximo que puedes perder es tu trabajo, en el caso del empresario, hay veces que incluso no puedes ni cerrar el negocio aunque te vaya mal porque estás completamente embargado y no tienes dinero para indemnizar a tus empleados, pagar al banco…
- A.S.: En tu libro, previenes al futuro emprendedor de aquello con lo que debe tener cuidado. Si tuvieras que dar únicamente un consejo ¿cuál darías a la persona que quiere emprender y todavía no lo ha hecho, al que ha abierto un negocio hace poco y al que lleva ya mucho rodaje?
- J.D.V.: Voy a empezar al revés. Al que lleva muchos años con su propia empresa, le diría que haga una revisión continua siempre. El mundo va muy deprisa y lo que te podía estar funcionando hace unos años no tiene por qué hacerlo ahora. Siempre sale un nuevo competidor, nuevas tecnologías… Si te duermes estás muerto.
Al que acaba de empezar, le repetiría la frase de Guillermo de Orange: ‘No hay que esperar para emprender ni tener éxito para perseverar’. Empieza y no lo dejes. No busques excusas y si fracasas continúa y continúa. Los principios son muy difíciles y hay que ser muy tenaz y persistente. A mí me ha venido bien ser aragonés (bromea). Aunque nunca hay que alejarse de la realidad. Replantéate si tiene sentido tu negocio y sino, reconduce.
Y para quien va a emprender, le diría que no tome la decisión en base a sus deseos sino a un análisis previo de la realidad. Los emprendedores somos fantasiosos pero no debemos lanzarnos con la primera idea. Primero analiza tu mercado, luego siéntate con alguien que te destroce la idea y luego ya emprende. Tener una buena idea no te garantiza que vayas a tener una buena empresa.
- A.S: Recogiendo tu último consejo… ¿Cuáles serían esas ‘historias puñeteras’ que afrontaría aquel que quiere emprender pero todavía no lo ha hecho?
- J.D.V.: Especialmente aquellas trabas de corte legal, son muy engorrosas... La burocracia previa estropea muchos proyectos. Está también la parte financiera ya que puedes tener una buena idea, pero no la capacidad económica suficiente para ponerla en marcha. La tercera, como te comentaba, el no hacer un estudio previo de tu mercado. Se debe realizar un análisis para ver si tu proyecto encaja con la realidad, tiene lógica, tu producto se va a vender, qué se está haciendo en el sector, qué aporto yo... No siempre se hace, ni se tiene capacidad para hacerlo.
- A.S.: Tus puñeteras historias, en la mayoría de los casos, son metáforas protagonizadas por animales. En uno de tus primeros capítulos, te refieres a la araña para explicar cómo debe ser la relación entre una pyme y sus clientes – se debe ir tejiendo una red de contactos poco a poco, en lugar de actuar como los depredadores de la selva, una estrategia que pueden permitirse únicamente las multinacionales- aparecen también ocas, osos… Si el empresario tuviera que ser un animal en tu libro, ¿cuál sería?
- J.D.V.: Mmm… un empresario podría ser un toro. El toro es un animal que repite, insiste una y otra vez buscando su objetivo. Vuelve a intentarlo. Es noble, es bravo y va de frente, que es como deberían ser los que dirigen una pyme.
- A.S.: Has pasado muchos años trabajando como trabajador para multinacionales, pero luego te has enfrentado al desafío de abrir tu propia empresa. En ese cambio, como director de tu propio negocio ¿has tenido que actuar de alguna forma que como trabajador habías criticado previamente?
- J.D.V.: Sí. Por desgracia muchas veces. El mundo empresarial tiene sus normas. Imagina que estás en un partido de baloncesto y llegas queriendo que las canastas en lugar de dos, sumen cinco puntos. Al final te das cuenta de que por mucho que te empeñes, si quieres competir debes aceptar que las canastas valen dos puntos.
Otra cosa es que luego tú puedas ‘imponer’ tu propio estilo de juego y jugar a la defensa, en lugar de al ataque… Puedes matizar, aplicar la razón, aportar criterio. Actuar de manera más equilibrada o justa e intentar aplicar a tu empresa aquello que reclamabas como trabajador… pero al final las reglas son para todos, eso no podemos olvidarlo. ¡Ojo! Eso tampoco quiere decir que te sometas a todas las normas solo por jugar, pero estás condicionado.
- A.S.: En uno de tus capítulos haces una crítica bastante acérrima sobre el funcionamiento de las subvenciones para las pyme tanto estatales como autonómicas. Defiendes que son muy pocas y nunca suelen llegar ¿a qué crees que se debe esto y cuál es la situación actual?
- J.D.V.: Desde hace años, y especialmente con la crisis, el porcentaje de parados es muy alto. En los medios de comunicación oyes a políticos animando a la gente a que emprenda porque es la manera más fácil para ellos de que las tasas de paro disminuyan. Pero sorprendentemente, nadie avisa de lo que viene después de emprender un negocio y el no contar con subvenciones es una de ellas.
En mi caso particular nunca he conseguido que nadie me ayude. No digo que no existan esas ayudas, pero no llegan realmente. No hay una línea potente de apoyo al emprendedor, y con los bancos ocurre lo mismo, solo ofrecen ayuda a emprendedores, silencio, y luego viene la palabra ‘solventes’.
- A.S.: No obstante, hoy más que nunca hay muchos inversores, así como entidades bancarias y grandes compañías subvencionando y apoyando ideas…
- J.D.V.: Sí. Pero eso es lo que yo llamo emprendedores de ‘alta sofisticación’. Son proyectos relacionados con la alta tecnología y con una creatividad muy importante. Las ‘startup’, por ejemplo, que están ahora tan de moda, reciben en algunos casos un apoyo financiero importante de inversores que están detrás de estas ideas punteras e innovadoras. Son gente que sale de escuelas de negocios, etc. Pero mi libro pretende poner el foco en esos emprendedores de negocios de la calle, del día a día. Ellos son realmente, en términos porcentuales los que más negocios abren. Aquellos que producen u ofrecen cosas de ‘andar por casa’.
- A.S.: ¿Se podría decir entonces que la difusión que se le da a este tipo de emprendedores de ‘alta sofisticación’ está quizás creando en la sociedad una idea errónea de lo que supone emprender?
- J.D.V.: Efectivamente. Los medios de comunicación ahí también tienen parte de culpa. Que Matilda, mi peluquera, abra un negocio no es noticia, porque la está eclipsando estas ideas de alta gama. Pero a ella nadie le ayuda, nadie le va a dar subvenciones ni a explicar que detrás de cada éxito la mayor parte de las empresas son un fracaso, nadie va a contarle todo el esfuerzo que hay que hacer…
No me malinterpretes, me hace muy feliz que al señor de la ‘startup’ le vaya fenomenal su negocio, que marque tendencia, que evolucione el mercado, que el negocio que monte sea un indicio de nuevos modelos… son imprescindibles. Pero me preocupa que, mientras tanto, nadie preste atención al conflicto cotidiano del propietario de una rabiosa pyme. A los elegidos les deseo toda mi fortuna, pero no representan ese 99% de las pymes.
- A.S: El capítulo ‘motores y cargas’ se centra en los perfiles de los trabajadores. Un capítulo exhaustivo y probablemente muy influenciado por tu trayectoria dentro del mundo de los Recursos Humanos. Hay una parte importante muy destinada al tema de la formación y por qué es importante apostar por ella. Me viene a la cabeza la frase de Henry Ford de que ‘hay algo peor que formar a la gente de tu empresa para que luego se vaya, no formarla y que se queden’.
- J.D.V.: ¡Exacto! A los empleados hay que darles una formación continua. Para tu proyecto debes rodearte de los mejores, y si no puedes, haz que lleguen a serlo. Verlo de otra manera es un error. Las empresas han banalizado la formación ¿qué es eso de los cursos online? No sé si es por intereses económicos, políticos o incluso sindicales -que también han apostado por este modelo de desarrollo- pero está claro que no es el correcto. Un curso online –eso si te lo llegan a dar- es útil para profundizar conocimientos, perfeccionar, pero no para aprender conceptos nuevos, eso solo se consigue en la interacción con las personas que te pueden aportar conocimientos y destrezas que previamente han adquirido ellos.
Hoy en día se apuesta muy mal por la formación sin entender que, además, si todas las empresas ofrecieran una buena formación se haría un círculo virtuoso. Es incluso por tu propio beneficio si me apuras: Los empleados estarían mejor preparados y a la vez, aunque yo lo forme y el empleado decida moverse, a mí me llegará otro perfectamente cualificado, que habrá preparado otra empresa.
- A.S: ¿Crees que si Javier de Val hubiera nacido en otro país de Europa o de EE.UU hubiese contado las mismas historias puñeteras que debe afrontar el emprendedor aquí en España?
- J.D.V.: Obviamente no de forma universal pero… te diré que yo creo que en su gran mayoría sí. Los retos a los que se deben hacer frente son similares. Tengo amigos emprendedores en Francia, Suiza… y al fin y al cabo muchos problemas se asemejan. Es cierto que el contexto cambia y, por tanto, en otros países las normas para el emprendedor están más maduras, los mercados más evolucionados, las normas mejor definidas, el apoyo político puede ser diferente o el acceso a la información más simple, pero la esquizofrenia de afrontar retos diarios es universal si tienes un negocio.
- A.S.: ¿A quién puede llegar a incomodar tu libro?
- J.D.V.: Es una reflexión muy personal basada en mi experiencia. Así que en primer lugar supongo que no gustará a aquel que busque un análisis muy sesudo. No es un libro riguroso, ni metódico, ni pretende serlo. Me limito a contar historias de una manera divertida.
Y por su contenido… supongo que podría incomodar a algún colectivo de personas políticamente correctas ya que no respeta mucho las normas establecidas de cara a lo que digo sobre la administración, los bancos, los políticos, o de incluso los trabajadores. Les piso un poco los pies a todos. Lo hago desde el cariño y el humor pero les meto el dedo en el ojo…
De hecho, a los primero que critico es a los empresarios que solo aspiran a conseguir el máximo de dinero posible para gastárselo en un Porsche cuando lo que deberían hacer es reinvertir las ganancias en su propia empresa para aumentar salarios, mejorar las estructuras, etc.
- A.S.: Y por último Javier, ¿te gustaría que cualquier de tus dos hijas se lanzara a crear su propio negocio?
- J.D.V.: Claro que sí. Me encantaría. Me enamora la gente que crea y construye. Los emprendedores son los que tienen en sus manos el futuro. El mundo tiene mucho que agradecernos –permíteme que me incluya-. Somos gente que lo ha arriesgado todo: tiempo, capital, ilusiones… ahora se dice que generamos riqueza. A mí esa expresión no me gusta. Yo creo que generamos oportunidades.
Últimamente, la figura del empresario emprendedor está muy estigmatizada, parecemos personas maniqueas, oportunistas… debemos romper esa visión. Los emprendedores han sido también en la mayoría de los casos trabajadores, y como en todo, hay trabajadores de todos los tipos y lo mismo ocurre con los empresarios.
Yo creo que cuando formas tu negocio tienes más espacio para crear. Se multiplica esa faceta de constructor. Estás creando soluciones y servicios para la gente, y al fin y al cabo, al ser humano, lo que más le satisface es hacer feliz al resto.
En el libro se habla de los problemas que debe afrontar el emprendedor, pero yo por supuesto que animo a emprender, eso sí, con sensatez, que es para lo que sirve ‘Historias de la puñetera pyme’.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Javier de Val el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas, así como a nuestra colaboradora y responsable de la presente entrevista, la periodista
Amanda Simón Pérez.
Blog del libro: www.historiasppyme.com
Pedidos: http://www.miraguano-sa.es/Shop/Product/Details/1865129_historias-de-la-punetera-pyme