El escritor barcelonés
Carlos Zanón es poeta, novelista, guionista, articulista y crítico literario. Además de ser autor de una serie de libros de poemas, género en el que ha sido reconocido con distintos galardones, cosecha también múltiples premios en el ámbito narrativo con novelas como "Tarde, mal y nunca", "No llames a casa", "Yo fui Johny Thunders" y "
Taxi". Sus obras han sido traducidas y publicadas en Estados Unidos, Alemania, Francia, Holanda e Italia. En 2017 fue nombrado comisario de
BCNegra, tomando el relevo de Paco Camarasa que lideró este proyecto en las 12 ediciones anteriores.
Bruno Montano de Trabalibros ha tenido el placer de entrevistarle aprovechando la publicación de su último libro "
Carvalho: problemas de identidad" (editorial Planeta), una novela negra en la que Zanón asume el difícil cometido de volver a dar vida al legendario detective que creó Manuel Vázquez Montalbán.
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Bruno Montano,
Trabalibros (B.M.): En un momento dado de tu novela el protagonista dice que un escritor debe meterse en líos, probarse y castigarse. Posiblemente, tú te has metido en un buen lío con esta novela, intentando resucitar a
Pepe Carvalho, un personaje mítico de un gran escritor como Vázquez Montalbán. ¿Ha sido un gran desafío para ti?
- Carlos Zanón (C.Z.): Sí. Era un riesgo y corriéndolo había mucho más que perder que que ganar. Yo llevaba diez años publicando narrativa y acababa de sacar "Taxi", que había tenido buenas críticas. Si esta novela salía mal, de alguna forma significaba un retroceso. Si salía bien tendría repercusión, pero el objetivo no era ese, era intentar hacer un buen libro y meterme en líos, en el sentido de que yo creo que la creación siempre tiene que suponer un riesgo, si no, no es creación. Y eso significa probarte, averiguar qué puedes hacer, meterte en problemas e ir un poco a la tuya, no puedes estar pendiente de lo que la gente espera o te dice que hagas. Pensé que podría ser divertido. Pensé que en el fondo, si salía bien, era darle otro golpe de tuerca al personaje. Y además era una oportunidad de hacer cosas que yo todavía no había hecho: nunca había escrito un policial, nunca había trabajado la primera persona, nunca había trabajado entre dos ciudades, nunca había cogido un personaje de otro autor... Suponía un reto para mí tratar de hacer todo esto y significaba correr un riesgo. Pero he ido muy a la mía, lo que en realidad me importa es averiguar lo que yo puedo hacer y si me resulta divertido.
- B.M.: Porque no se trataba de recuperar la voz de
Manuel Vázquez Montalbán para imitar el personaje de Carvalho sino, partiendo de ese personaje y respetando ciertas características de él, hacerlo tuyo.
- C.Z.: Claro. Es que incluso eso ya fue así desde el planteamiento. Se pusieron en contacto con mi agente y le preguntaron si me gustaría hacer una novela de Carvalho, diciéndole que me habían elegido por el modo en que escribo. Desde el principio la idea era: yo escribo mi novela, mi mundo, y dentro de él puede caber un Carvalho. Nunca me planteé tratar de escribir un libro tal y como lo hubiera hecho Vázquez Montalbán, porque ni hubiera sabido hacerlo, ni podía, ni quería. Pasarme dos años escribiendo como escribiría otro a mí no me interesa.
- B.M.: Fue
Paco Camarasa, el librero de "
Negra y Criminal" y comisario de la
Barcelona Negra, el que les sugirió a los editores tu nombre, ¿verdad?
- C.Z.: Así es.
- B.M.: Que además hace un pequeño cameo en tu novela, una de las escenas de acción transcurre en la librería de Paco Camarasa con él allí presente.
- C.Z.: Sí. Yo me enteré que había sido Paco Camarasa el que sugirió mi nombre a la editorial el día de la presentación en Barcelona. Tuve la fortuna de poderle enviar por mail el fragmento donde aparece él, me contestó y a la semana murió.
- B.M.: Comentabas antes una serie de cosas que han supuesto un reto para ti en esta novela: la primera persona, usar un personaje de otro autor, escribir un policial seriado, ambientarlo en dos ciudades... Además yo añadiría el uso del sentido del humor y los diálogos, en especial las réplicas de Carvalho. También el cambio en el tipo de personaje, ya que los tuyos suelen ser ensimismados y pensativos frente a Carvalho, que es un hombre de acción. Incluso el uso que haces de la actualidad enmarcando la trama política y sociológicamente al estilo de Vázquez Montalbán, que era un gran observador de la realidad.
- C.Z.: Todo eso son cosas que yo no había hecho nunca y hasta que no te pruebas, no sabes si lo puedes hacer. No se trataba únicamente de jugar con el personaje de Carvalho; para mí, crear significa jugártela. Y esa poética va más allá. No es necesario que un escritor haya estado en la cárcel viviendo experiencias traumáticas para escribir, pero sí pienso que si quieres ser escritor te tienen que pasar cosas en la vida, no puedes estar refugiado en tu torre de marfil, tienes que bajar, sufrir, gozar, enamorarte, pasarlo mal... Te tienen que pasar cosas, y si las cosas no te pasan tienes que ir a por ellas. Porque luego lo importante no es explicar la anécdota, lo importante es captar el latido de lo que te ha pasado. Si has estado enamorado y lo has pasado mal, en realidad importa muy poco que cuentes esa historia, pero cuando tengas que explicar qué se siente al perder algo o al no estar a la altura de algo, eso te va a servir luego en la literatura. Si no lo has vivido, no puedes hablar de eso.
- B.M.: Juegas con la idea de que existió un Carvalho real, vecino de Vázquez Montalbán, en el que éste inspiró su personaje. Este presunto Carvalho real protagoniza tu novela y tiene serios problemas de identidad porque muchas veces se siente "carne de libro" y se confunde con el Carvalho de ficción. Hay momentos en los que se solapan ambos y el real empieza a regirse en función de lo que ha leído sobre él mismo en las novelas de la serie de Vázquez Montalbán. Llega un punto en el que no se sabe dónde empieza uno y dónde termina el otro. Este sería el núcleo fundamental de tu novela "
Carvalho: problemas de identidad".
- C.Z.: Sí, es como un juego de espejos en el que todo el mundo intenta mirarse en el otro para saber qué es lo que tiene que hacer o cómo tiene que ser. Es un poco lo que nos pasa a todos, todos nos miramos en los ojos de los otros e intentamos no decepcionarles. Yo creo que esta es la clave del libro. Por un lado Carvalho odia a su creador y le echa en cara que le haya vampirizado, pero por otro lado también es verdad que cuando alguien te escribe te da una coherencia o una verosimilitud que la vida no te da. Esto hace que, por otra parte, Carvalho vaya como queriendo copiar su sombra.
- B.M.: Por eso en un momento dado el protagonista, refiriéndose a "
El Escritor" -Vázquez Montalbán- dice (y cito literalmente): "Ojalá hiciera con mi vida una novela que yo pudiera entender y que, al cabo de trescientas páginas, se resolviera con algo de verosimilitud, entrando al poco en el olvido, sin cicatrices".
- C.Z.: Claro. Yo creo que eso nos pasa a todos, queremos que las historias tengan un sentido, que la gente que se queda en nuestras vidas tenga un por qué, entender las cosas, quedar siempre bien, que nos entiendan... En el fondo queremos hacer una novela de nuestra vida. Y no puede ser.
- B.M.: Estamos hambrientos de sentido.
- C.Z.: Exacto. En realidad, si lo piensas, todos nos explicamos siempre como una narración. Si ahora te preguntara por tu infancia, me la narrarías.
- B.M.: Inventaría, modificaría, rectificaría, amplificaría o recortaría...
- C.Z.: Claro, y sería un relato de ti. En realidad no me estarías explicando nada más que tu propio relato de ti mismo, que te has ido explicando una y otra vez.
- B.M.: Somos animales narrativos, aunque no leamos.
- C.Z.: Aunque no leamos [risas].
- B.M.: Hay dos ausentes muy presentes en la novela: uno es "El Escritor", que todos sabemos quién es, y el otro es la
Novia Zombie.
Charo, la eterna novia de Carvalho, no aparece, pero aparece la Novia Zombie. ¿Para este Carvalho envejecido y enfermo sigue siendo importante el amor?
- C.Z.: Bueno, la narración en la novela arranca en dos sentidos: en un aspecto emocional y en un aspecto físico. En los dos aspectos el protagonista está enfermo y en los dos decide no cuidarse, no protegerse. Una de las pautas de la novela es la sensación de que has llegado a determinada edad y te has protegido más o menos bien, pero en el fondo piensas: "Bueno, a lo mejor debería arriesgarme más, o equivocarme más". Es un poco como la cita de Juan Gelman de "ser uno es no tener nada". Hay otro momento de la novela donde dice: "Bueno, es que decir la verdad cuando uno está solo no tiene ningún mérito", no hace daño a nadie y ahí puedes decir tranquilamente la verdad. La relación que Carvalho tiene con Novia Zombie probablemente sea una relación que no le interesa. En la novela negra siempre suele producirse la peor elección; vas con cuidado para no enamorarte y te enamoras. Novia Zombie es así, es una relación que él no entiende y por eso se engancha. Trata de aplicar criterios de detective a su propia vida y no la comprende, se engancha y pierde los papeles. Y yo, salvando las enormes distancias, tenía en mente una historia que me gusta mucho, la historia de la Maga en "Rayuela", eso de encontrarse en el metro y perderse en la ciudad, un poco ese tipo de relación. Pero partimos de que él está enfermo, no quiere ir al médico y decide dejar de protegerse.
- B.M.: En relación a eso, hay un momento en que, imaginariamente, el personaje piensa que el Escritor le pregunta: "¿Qué sientes, Carvalho?" y él dice: "Miedo. Miedo a haberme equivocado en todo lo vivido, protegiendo nada, reservándome para nada, esperando nada".
- C.Z.: Y además hay un momento en el que tienes la sensación de piensa que la próxima vez que repartan cartas, va a jugar. Él se encuentra en ese momento de conflicto.
- B.M.: Tu Carvalho sigue siendo lúcido, cínico, corrosivo, escéptico, duro, tierno, protector, pero más atormentado que el personaje de Vázquez Montalbán. Quizás sea porque se ha hecho mayor, o porque está enfermo.
- C.Z.: O quizás porque utilizo la primera persona. Yo creo que es por eso. Y además ahora nos cuesta aceptar que los protagonistas de las novelas tengan ese cordón de seguridad que tiene Carvalho, que no se suele implicar emocionalmente, lo controla todo, las relaciones las controla a distancia (si quiere llama a Charo y si no no la llama, con Biscúter se pasa un montón)... Quizás ahora no nos guste tanto ese cordón de seguridad. Por eso es más atormentado, porque le vemos sufrir. Y le vemos sufrir por cosas nimias. Por ejemplo, hay una escena donde claramente se ve que esto lo haría este Carvalho, pero no lo haría el otro. Hay un momento en el que se deja el móvil en el despacho para no estar pendiente de que le llamen. Es un poco el signo de los tiempos, cómo somos ahora, y el hecho del uso de la primera persona, que acerca mucho el personaje al lector, evidentemente.
- B.M.: Me ha encantado una definición que haces del detective, que dice: "
Pepe Carvalho, conocimiento y decepción". Yo creo que ese es el esquema básico de funcionamiento de Carvalho: esa ansia por la verdad y esa decepción posterior, porque la verdad siempre decepciona.
- C.Z.: Exacto. Cuando yo releí todos los libros me di cuenta de que él siempre llega a la verdad y siempre le decepciona, aunque no por eso ceja. Yo sabía que podía hacer mil cosas con Carvalho, pero eso no lo podía cambiar. Y en esta novela, llega a la verdad y también es decepcionante.
- B.M.: Sí, pero a pesar de la decepción, en un momento dado él dice que continúa creyendo en el sentido del humor, en la belleza, en la bondad, en la inteligencia. No ha dejado de ser un justiciero, declara: "Sigo sin querer que ganen los malos". A pesar del desencanto y del desengaño, sigue creyendo en todo esto.
- C.Z.: Bueno, es como participar en una batalla en la que sabes que vas a perder, pero que el espíritu competitivo no te permite abandonar. Por eso no nos suicidamos, en el fondo. Es verdad que la vida a veces te decepciona, pero tú sigues creyendo en una serie de cosas. Tenemos un instinto de supervivencia basado a veces en la justicia poética.
- B.M.: La
Barcelona de tu Carvalho es muy particular, distinta de la de Vázquez Montalbán. Para ambos esta ciudad, más que un lugar físico, es un paisaje emocional, una atmósfera vital. En esta novela has incorporado también la ciudad de
Madrid. ¿Lo has hecho para poder contextualizar política y socialmente el momento en el que transcurre la novela o es por otro motivo?
- C.Z.: Esa era una razón y hay otra más técnica. Yo llevo tiempo tratando escribir desde otro sitio, desde otra ciudad, para probar cosas nuevas. Y a veces veo que escritores muy buenos, cuando intentan escribir desde otra ciudad, les queda un poco de cartón-piedra. Yo he intentado escribir desde Madrid sin que parezca de cartón-piedra. Y también es que en el momento en que escribía la novela todo era Madrid-Barcelona.
- B.M.: De hecho creo que querías titular tu novela así, Madrid-Barcelona.
- C.Z.: Sí, es un título que me gusta, aunque no sé si más que el otro.
- B.M.: A mí me gusta más el título definitivo, creo que refleja mejor la idea profunda de la máscara, de la confusión de identidades, de la recreación de uno mismo en función de la visión que tiene el resto de la gente.
- C.Z.: Es verdad. El otro habría reflejado de modo esquemático la problemática política y social. Hemos hecho bien en dejar el título que lleva.
- B.M.: Para terminar, una pregunta que se plantea en la novela y que te lanzo a ti: "¿Por qué buscamos siempre lo que nos destruye?"
- C.Z.: Porque nos hace sentir vivos. Yo creo que en realidad nos enamoramos de quien nos complementa, pero también de quien nos hace sentir nuestras carencias a través de su fortaleza. Hay una especie de pulsión destructiva en el amor y ese es el planteamiento de la novela. Buscamos aquello que nos debilita; buscamos a alguien que nos entienda, pero esa dependencia nos hace débiles. De algún modo ahí existe un mecanismo de autodestrucción.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Carlos Zanón el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la editorial
Planeta el haber hecho posible el encuentro con este autor.