Trabalibros entrevista a José Luis Corral, autor de "El Conquistador"

El escritor y catedrático de Historia Medieval José Luis Corral es Premio de las Letras Aragonesas 2017, Aragonés del año 2015 y medalla de Plata en el XXXIV Festival Internacional de Cine y TV de Nueva York. Ha dirigido programas de radio y TV y ha sido asesor histórico de Ridley Scott en la película "1492. La conquista del paraíso".

Es autor de 35 ensayos históricos, entre los que se encuentran títulos como "Historia contada de Aragón", "Breve historia de la Orden del Temple" y "Una historia de España". Por otra parte, está considerado como el maestro de la novela histórica española contemporánea, por obras como "El salón dorado", "El amuleto de bronce", "El invierno de la corona", "El Cid", "Numancia", "El número de Dios", "El caballero del templo", "El amor y la muerte", "La prisionera de Roma", "El médico hereje", "El trono maldito" (con Antonio Piñero), "Los Austrias" o "Batallador" (con Alejandro Corral).

Bruno Montano ha tenido la ocasión de entrevistarle acerca de su última obra "El Conquistador", una novela histórica sobre Jaime I, rey de Aragón, de Valencia y de Mallorca, conde de Barcelona y de Urgel, señor de Montpellier, en la que el autor "despliega ante los ojos del lector una fascinante historia de conquistas, rivalidades y pasiones que resulta imprescindible para comprender la configuración de la España contemporánea y rebatir, con el rigor del relato histórico impecableme nte documentado, el mito independentista de la mal llamada «Corona catalano-aragonesa»" (Ediciones B).

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Los papas no permitieron a los diferentes Reyes de Hispania que acudieran a las cruzadas hasta que la última porción de este territorio quedara en manos de cristianos. En este caso, concederían bula de cruzadas y potestad de combatir a los infieles en el nombre de Dios. En el ansia de Jaime I por conquistar Mallorca, Valencia y Murcia, ¿qué pesó más, la ambición de éste por ampliar su corona o el deseo de convertirse en un cruzado liberador de los Santos lugares?

- José Luis Corral (J.L.C.): Ambas cosas son compatibles. Jaime I había sido educado por los templarios y las cruzadas estaban muy presentes en sus objetivos, pero a la vez era el descendiente de un linaje de reyes guerreros que tenían como principal obsesión la conquista de al-Andalus.

- B.M.: Jaime I fue un buen legislador, un gran líder guerrero, pero parece ser que fue también un político bastante torpe. El narrador de “El Conquistador” asume el punto de vista de los nobles aragoneses que, por las decisiones políticas de su rey, expresadas en sus diferentes testamentos, vieron cercenadas sus posibilidades de expansión, perdidas sus posesiones al norte de los Pirineos y cegada su salida al mar Mediterráneo. ¿Hasta qué punto la reina Violante, tan bella como manipuladora, influyó en que Jaime I dividiera un Reino que tanto había costado ampliar?

- J.L.C.: La figura de la reina Violante es crucial en la vida de Jaime I. Era una mujer culta que venía de Hungría y de una familia cuyos miembros tenían fama de santidad. Además era muy ambiciosa; quería que sus hijos no fueran unos segundones, como les correspondía, pues el heredero era Alfonso, el hijo de Jaime con su primera esposa, la reina Leonor de Castilla. Desde luego influyó mucho para que Jaime I repartiera en sus testamentos sus reinos y Estados entre sus hijos, lo que provocó no pocos problemas.

- B.M.: ¿Podríamos decir que el diseño de la Europa occidental actual y de la península Ibérica se fragua en el siglo XIII bajo el reinado de este gran rey aragonés?

- J.L.C.: En mi opinión, en buena medida, sí. Jaime I creó el reino de Valencia como un Estado privativo, con sus leyes, sus instituciones y su fiscalidad, lo que supuso las delimitación de las fronteras entre Aragón, Cataluña y Valencia exactamente como hoy siguen siendo los mismos límites administrativos entre estas tres comunidades Autónomas, además de Malloca. Pero además, firmó tratados con los reyes de Castilla y León, Fernando III y Alfonso X, y con Sancho VII de Navarra que fijaron los límites con estos reinos para siempre, salvo la incorporación de Alicante al reino de Valencia ya en el siglo XIV con Jaime II. Y además, en su gran error político y diplomático, firmó con el rey Luis IX de Francia en 1258 el tratado de Corbeil, que supuso de hecho y de derecho el abandono de la Corona de Aragón de su dominio sobre casi la mitad sur de la actual Francia, y por tanto la fijación del área de influencia de París hasta los Pirineos.

- B.M.: Podemos leer en tu libro que “el rey Jaime ama a las mujeres; a todas las mujeres”, o también que “Don Jaime no es hombre de una sola mujer”. Parece ser que Jaime I no sólo era un gran conquistador de territorios, sino también de mujeres. Tuvo tres esposas y un gran número de amantes. Pones en boca de su mayordomo Jimeno Pérez una explicación psicológica de esta casi compulsión por las mujeres y el sexo: “busca en cada una de ellas lo que no pudo tener en su niñez”. ¿Tan pobre de afectos y cariño fue su infancia que llegó a determinar por completo su vida emocional?

- J.L.C.: En la novela trato el asunto de las emociones en la vida de Jaime I, y sí, una carencia importante, que lo marcó para toda su vida, fue la ausencia de cariño materno y de afecto paterno cuanto era un niño. Así, el rey busca el amor que le ha faltado en todas las mujeres. Se enamora de todas, ama a todas, y además lo necesita. No puede estar sin el amor de una mujer.

- B.M.: La truculenta concepción de Jaime I, su educación como templario en el Castillo de Monzón, su portentosa presencia física, su legendario valor en la batalla, la existencia de algunas profecías que anunciaban su llegada, sus sueños de convertirse en el liberador de los Santos lugares. ¿Todo esto hace que su figura emerja de la Historia y se convierta en un personaje mítico y mesiánico y, por lo tanto, en un fascinante personaje literario?

- J.L.C.: La vida de Jaime I, desde su legendaria y novelesca concepción, es como el guión de una novela. Lo tiene todo: un origen legendario y profético, una infancia difícil y dura, una vida de aventuras, de amores, de traiciones… A veces la vida supera a la ficción.


- B.M.: Jaime I tiene 61 años. Es un apasionado lector de crónicas históricas y no quiere que su vida y hazañas las cuente otro y entonces decide dictar su historia a un escribiente antes de que la muerte se lo impida. De esta decisión surge el “Libro de los hechos” (el “Llibre dels feyts”), que se convierte en una de las cimas de la literatura historiográfica medieval. ¿A las grandes virtudes de Jaime podríamos añadir también la de gran narrador oral?

- J.L.C.: La “autobiografía” de Jaime I está escrita en primera persona, probablemente dictada por el propio rey. Desde luego tiene la formación y la experiencia suficientes como para escribir un gran relato, y la convicción de que lo tiene que hacer. Por eso es tan emotivo el texto, y lleno de tantos matices. Además da la impresión de que lo está dictando sin tener delante muchos documentos, como de memoria, lo que le da una gran frescura literaria.

- B.M.: En tu novela aparecen casi 300 personajes históricos. Confiesas que es la primera vez que escribes una novela en la que todos los personajes son reales y están citados en las fuentes históricas. ¿A qué se debe esta renuncia a usar personajes de ficción? ¿Qué crees que puede aportar esta decisión a la novela?

- J.L.C.: Fue una decisión muy meditada. Y sí, es la primera vez que no introduzco personajes de ficción en mis novelas. Con esta novela quiero traer el siglo XIII al lector, y a la vez llevarlo al siglo XIII, en un viaje histórico-literario de ida y vuelta, y lo he querido hacer sin personajes inventados, utilizando solo a los históricos, aunque haciendo ficción con ellos.

- B.M.: En el año 2014, cansado de presenciar las diferentes manipulaciones históricas con finalidad política que se hacía de la historia de Aragón y Cataluña, escribiste “La Corona de Aragón: manipulación, mito e historia”. Ahora, con el mismo espíritu clarificador, escribes la novela “El Conquistador”. ¿La novela histórica bien documentada debería ser una potente herramienta pedagógica que cubra el rango de lectores a los que no llegan el ensayo divulgativo o el tratado académico?

- J.L.C.: Por supuesto. Se puede aprender con la buena novela histórica, pero sobre todo debe servir para incentivar a leer más historia. Seguramente alguien que siente rechazo a leer un ensayo de historia se lo piense al leer una novela histórica, y si le gusta, se atreva con el ensayo. En cualquier caso, el ensayo y la novela no son excluyentes. Pueden ser perfectamente complementarios. Y, desde luego, la buena novela histórica puede contribuir a entender lo que yo he llamado “el espíritu de la época”. 

- B.M.: Juicios anacrónicos, presentismo, ideologización de los argumentos históricos, contaminación de las fuentes o directamente su ocultamiento o destrucción, interpretación torticera o perversa de determinados datos históricos, son peligros que existen fuera pero también dentro del mundo académico y que convierten a la Historia en una ciencia siempre bajo sospecha. ¿La Historia pasa así de ser una maestra de vida, como decía Cicerón, a ser un arma ideológica?

- J.L.C.: Ha sido y es ambas cosas. Lamentablemente la casta política la usa como arma ideológica; así, es penoso ver a partidos como VOX mentir, tergiversar y alterar el pasado de una manera miserable; o a partidos y coaliciones independentistas como Esquerra Republicana de Catalunya o Junts per Catalunya insistir en falsedades como las que inventaron una inexistente “Corona catalano-aragonesa” o unos imaginarios “Países catalanes”. Los nacionalismos han sido perversos a la hora de contar la historia, y me refiero a todos los nacionalismos; y en esto el nacionalismo españolista se lleva la palma.
Desde Trabalibros agradecemos a José Luis Corral el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a Ediciones B el haber hecho posible este encuentro.