El cuerpo sin vida de Miranda está tendido sobre la cama del cuarto de aislamiento del centro Birgitta. "Parece que le falta una parte importante del cráneo. Las paredes están salpicadas de sangre y aún caen gotas de la pantalla oscura de la lámpara del techo".
Las otras siete internas del Birgitta, un centro cerrado de menores situado al norte de Sundsvall, aseguran no haber escuchado nada la noche anterior. Nina, Caroline, Indie, Lu Chu, Almira, Vicky, la pequeña Tuula y la fallecida Miranda componen el grupo de chicas residentes del Birgitta, de edades comprendidas entre doce y diecisiete años. Todas ellas requieren cuidados especiales y han vivido una infancia traumática que después, según cada caso, se ha traducido en un comportamiento violento, introvertido o autolesivo.
A pesar de que el comisario Joona Linna se encuentra oficialmente suspendido y ha sido revocado de alguna de sus obligaciones, la policía judicial requiere sus servicios. Saben que es el mejor de sus hombres para resolver un caso de estas características, es un profesional brillante e intuitivo, que ha solventado con éxito los crímenes más oscuros. Joona Linna "es tan tozudo que se queda mirando una escena del crimen hasta que ésta se le abre como un libro". Esta vez su situación le obligará a actuar sólo de observador, ya que oficialmente el caso le ha sido asignado al comisario Gunnarsson.
La investigación se complica según va avanzando. Aparece un segundo cadáver, el de Elisabeth (cuidadora de las jóvenes); a su vez Vicky Bennet, una de las chicas del centro, ha escapado y parece ser la principal sospechosa de los asesinatos y del secuestro del pequeño Dante de tan solo cuatro años. Pero algo parece no encajar, Vicky no sería capaz de hacer algo así, era una chica dulce que nunca había manifestado comportamientos violentos...
Joona Linna reordena sus ideas. "Mientras todo el mundo dormía, una chica fue asesinada y colocada en su cama. La violencia empleada había sido brutal [...] La piel blanca. Las manos sobre la cara. Los pies cruzados. Apenas tiene sangre en el cuerpo. Sólo la almohada está manchada. Por lo demás está limpia". Intenta encajar todas las piezas en su cabeza, quedan demasiadas incógnitas por resolver. "La chica se está tapando la cara. Como si tuviera miedo, como si no quisiera ver a su asesino. Antes de tumbarla en la cama la sometieron a una violencia extrema. Repetidos golpes con un objeto contundente en la frente y la coronilla. No era más que una niña y debía estar terriblemente asustada".
Cuando la espiritista Flora Hansen se pone en contacto con la policía, asegurando tener pistas sobre el caso gracias a su capacidad para contactar con los muertos, el asunto se vuelve todavía más desconcertante. ¿Logrará el comisario Joona Linna averiguar lo que sucedió en realidad? Tal y como le aconseja un buen amigo, deberá "buscar en lugares antiguos", ya que "el pasado siempre refleja el futuro". A menudo la maldad tiene su origen en los pliegues más oscuros de la memoria, confirmando que "el pasado nunca muestra compasión cuando vuelve".