Seguro que conocéis esa sensación de no querer dejar de leer un libro, para seguir avanzando en la historia, conocer más a los personajes y a más personajes, o para saber qué pasa sobre un tema u otro de los tratados; pero a la vez con la sensación de no querer acabar el libro. Eso es lo que me ha pasado con el libro de Mary Ann Shaffer.
Una novela epistolar, basada en las cartas que una serie de personajes intercambia con Juliet, la joven protagonista de esta historia, nos presentará las desventuras, sentimientos y desgracias que los habitantes de Guernsey vivieron durante la ocupación del ejército alemán durante la II Guerra Mundial. No esperéis leer una serie de desdichas y tener la lágrima al borde continuamente (bueno lo segundo, según cada cual), porque lo que más destaca en esta novela es el espíritu positivo de los personajes, que sin querer olvidar lo que vivieron, prefieren destacar lo positivo de aquellos tiempos. La creación accidental de la sociedad literaria, en torno a la cual giran todos los personajes y toda la trama de la novela; las personas que acercó a sus vidas; las naturalezas que sacó a la luz de los personajes que, aun siendo secundarios en realidad, son tan imprescindibles como la propia Juliet.
Por un lado, me apetece hablar de las características de novela pastoril que encontramos (sobre todo por el lado del romance que subyace y explota al final de la trama), o sobre el constante uso de la metaliteratura (casi es lo esperado en una novela que trata sobre un club de lectura), o incluso sobre las descripciones de los personajes (que te hace tomar partido claramente por una u otra persona, y conocer sus perfiles y anhelos). Pero por otro lado, me apetece decir que el libro es una pasada, que he sufrido al llegar a la última página porque significa que ya está, que se ha acabado y que, como no soy de volver a leer libros, no hay vuelta atrás; decir que Gilly Gilbert y Billie Bee son malas personas (por mucho que el amor mueva los actos de Billie, es la faceta negativa del amor, la de la ceguera partidista, lo que representa sus actos; y él es malo, sin más).
Para muchas personas, este libro no será más que una novela romántica, casi al estilo de "Orgullo y Prejuicio" o alguna de las novelas victorianas de este género, pero como aquellas, hay mucho más detrás de una historia de amor (o desamor). Hay un análisis de una época de guerra descrita desde la perspectiva de cada personaje, queriendo destacar siempre lo que ganaron o aprendieron de esos días. Hay un canto a favor de la literatura y la lectura, por los motivos que sean, por las excusas más rocambolescas, pero, sobre todo, una defensa de la lectura como válvula de escape para situaciones complicadas. Hay un libro dentro de otro libro, porque casi cada carta da para perderse en pensamientos y sueños. Hay, como en tantos libros, cien cuestiones que se tratan de manera sutil, paralela a la historia que da cuerpo al libro, pero que muchas veces son más importantes que la historia principal en sí misma.
No podría hablar de un libro si no lo recomendara positivamente, y este es un caso más, porque me ha conquistado de manera especial la forma de escribir de Shaffer; casi como sin querer, como si la autora se hubiera encontrado con la historia como por arte de magia, la magia que nos regala en sus palabras y en su forma de enlazarlas para dar luz a un libro de sueños reales, o casi.