"Pero ¿cuál es efectivamente mi arte? ¿Qué fin persigue? ¿Qué pretendo y deseo ejerciéndolo? ¿Será escribir y comprobar que me leen? ¡Una ambición de tantos! ¿Eso es lo que quiero? Esto es lo que debo indagar sigilosa y largamente hasta saberlo".
Estas preguntas fundamentales que todo escritor o artista debe hacerse se las planteaba Joubert a los cuarenta y cinco años; hasta ese momento no había dejado obra ninguna, con posterioridad a ese momento clave tampoco. Mientras practicaba esa larga y sigilosa indagación que menciona escribía secretamente un diario íntimo sin intención alguna de publicarlo. Pero, como siempre ocurre, a su muerte se publicó y es de él de donde se han extraído y editado diferentes selecciones temáticas, incluida esta de la editorial Periférica titulada "Sobre arte y literatura".
"Autor sin libro. Escritor sin escrito", así califica Maurice Blanchot a Joubert, el cual dedicó su vida a la búsqueda de la fuente de la escritura, al punto del que salen todos los libros. Sacrificó los resultados, la obra, intentando descubrir las condiciones de posibilidad de la escritura. Llevó a cabo su deseo de parecerse al arte "sin parecerse a ninguna obra". En este sentido se adelantó a Mallarmé, según advierte Georges Poulet, en el sentimiento de que tanto la literatura como la poesía son el lugar de un secreto, preferible incluso a la gloria de escribir libros.
Fundador y practicante -como afirma Vila-Matas- del arte del extravío, se obstinó en ir hacia metas que él mismo ignoraba, a la espera de "encuentros felices" con la belleza.
Aunque algunos lo incluyen dentro del grupo insigne de moralistas franceses (La Bruyère, La Rochefoucauld, Chamfort, Vauvenargues) Joubert es más un esteta prerromántico obsesionado por la perfección de la escritura ("Atormentado por la maldita ambición de poner siempre todo un libro en una página, toda una página en una frase y esa frase en una palabra. Ese soy yo") y la dimensión artística de la existencia ("Aquí estoy, fuera de las cosas civiles y en la pura región del arte").
Persiguiendo la obra perfecta, la frase perfecta, la palabra perfecta, Joubert descubrió para luego legarnos una serie de principios sobre el arte de escribir de una absoluta modernidad, originalidad y audacia. La selección de los "Pensamientos" joubertianos que Luis Eduardo Rivera compone para Periférica contiene algunos de los más interesantes. Valgan como muestra los siguientes: "Sólo buscando las palabras se encuentran los pensamientos", "Cuando las palabras están bien escogidas son abreviaciones de frases", "Hay que ser profundos en términos claros", "Hay que enseñar al espíritu a moverse también entre vaguedades", "Antes de emplear una palabra hermosa, hazle un sitio"...