«La muerte, para entenderla, hay que sentirla».
El inspector
Juan Cruz y la subinspectora
Rebeca Toledano tienen un nuevo caso entre manos: el asesinato, especialmente cruento, de una joven. Para resolverlo cuentan con la ayuda del
doctor Simon Nolan, un médico forense y experto en conducta criminal recién llegado desde Estados Unidos, quien tras trabajar durante años en el FBI tiene intención de afincarse definitivamente en España. A pesar de sus intentos de pasar desapercibido, el doctor Nolan no lo consigue, tanto por su peculiar forma de trabajar como de ser.
Al primer crimen le siguen otros y desde el primer momento saben que no se enfrentan a una investigación fácil: a la crueldad de los asesinatos se suman indicios que doblan las incógnitas en lugar de ayudar a resolverlas. Las similitudes entre las víctimas parecen indicar que se trata de delitos de odio: todas se salen de los estereotipos considerados normales en una sociedad estrecha de miras. Esto los llevará a dirigir las indagaciones en una dirección concreta, en la que se toparán con más obstáculos de los que imaginan, y habrán de dar de sí mismos más de lo estrictamente profesional.
¿El asesino nace o se hace? Se nos presenta el eterno dilema de en qué medida las situaciones vividas en el pasado pueden afectar el comportamiento futuro de una persona, así como en quién recaen las responsabilidades. Es obvio que cada cual elige su camino, pero ¿hasta qué punto lo hace condicionado por lo que otros han provocado en su psique? ¿Hay varios culpables o solo lo es quien aprieta el gatillo, hunde el cuchillo o empuja desde la azotea?
J. Tremico nos trae una historia en la que todo se enreda por momentos y cada pista parece llevar a una dirección sin salida. Los personajes van más allá de buenos o malos, nos encontramos con personas reales, con sus blancos, sus negros y sobre todo una escala de grises que los llevará a actuar de maneras más o menos aceptables. Habrá quien se atreva a juzgarlos y quien no, pero la reflexión está servida.
Y, cuando parece que ya está todo hecho, el autor aún tiene fuelle para regalarnos unas cuantas escenas de acción, tensión e incertidumbre al más puro estilo hollywoodiense; llevando hasta el extremo la afirmación que reza en la sinopsis: «Todo es más complicado de lo que parece». El final se nos acerca y aleja, juega con nosotros, para terminar por materializarse cuando y como menos esperamos.
En resumen, "
SenTID" incluye la esencia del
thriller y la
novela negra: varios crímenes con su consiguiente investigación dirigen una trama realista con violencia y denuncia social, en la que los conflictos de los personajes tienen una especial relevancia. Asimismo, el ritmo de los acontecimientos y de la narración nos mantiene en tensión desde las primeras páginas hasta la última.