¿Dónde acaban los límites de la pasión y empiezan los de la obsesión? Ser poseedor de un genio brillante es un don magnífico, pero hay ocasiones en que el genio se deja arrastrar por la inquietud con tal ímpetu que el hombre, deslumbrado, se convierte en una pobre víctima condenada a seguir siempre la estela más luminosa.
El párrafo anterior podría explicar el sentido de la vida de Nikola Tesla (1856-1943), un inventor e ingeniero nacido en Croacia que Jean Echenoz bautiza en "Relámpagos" con el nombre de Gregor. La trayectoria en el campo de la ciencia de Tesla fue espectacular: inventó la radio, los rayos X, trabajó mano a mano con Edison, ideó el radar, fue el padre de la corriente alterna, el introductor de la electricidad y el precursor de muchos otros descubrimientos importantes. Todo esto sería perfecto, si no fuera porque Marconi le robó la patente de la radio, Röntgen la de los rayos X, nadie le escuchó cuando explicó el funcionamiento del radar y mantuvo una fuerte rivalidad con Edison, que se hizo con todo el prestigio de ser el inventor de la electricidad.
Algo estaba fallando. Tesla (Gregor) era un hombre de extrema inteligencia, un científico puntero, un inventor nato. Pero, desde luego, no sabía traducir su éxito en dinero y fama, y de esto se aprovechaban otros personajes menos idealistas y más interesados. A Tesla sólo le movía el afán creativo, la "ebullición" de su mente en el proceso de cocción de las ideas.
Tampoco se desenvolvía demasiado bien en el terreno personal. Este hombre delgado que medía dos metros de altura trataba de prescindir en la medida de lo posible del contacto humano directo y terminó sus días dedicándose al cuidado enfermizo de las palomas. Era un perfeccionista, preocupado en exceso por la higiene y que se obsesionaba fácilmente por minucias. Contabilizaba todos los grupos de objetos que encontraba, le gustaban especialmente los múltiplos de tres.
Gregor/Tesla fue un visionario marginado por la sociedad, que le tachó de científico loco después de hacer un experimento en el desierto del Colorado en el que creyó oir voces extraterrestres, cuando realmente eran algo que todavía no podía entender: ondas mecánicas que provenían de las estrellas. Un genio incomprendido con una biografía casi de ciencia ficción.
Curiosidades: - "Relámpagos" es una novela basada en la vida del científico Nikola Tesla, en la que predomina la ficción frente a la realidad. Echenoz confiesa que se decidió a cambiar el nombre de Tesla por el de Gregor para sentirse más libre a la hora de inventar los pasajes de esta novela.
- La novela "Relámpagos" cierra la trilogía creada por Jean Echenoz sobre biografías noveladas de personajes del siglo XX. La primera fue "Ravel", inspirada en el músico Maurice Ravel y la segunda "Correr", basada en la vida del atleta Emil Zápotek. Los tres protagonistas tienen en común su entrega total a una pasión que absorbió sus vidas.