Hace 27 años Fernando Savater en una gran demostración de amor a la literatura y entusiasmo lector escribió a mi entender uno de sus mejores libros: "La infancia recuperada". Obra consagrada a los autores que marcaron el nacimiento y consolidación de su pasión lectora.
Piratas, naves espaciales, basiliscos, dinosaurios, detectives, pueblan las páginas de este hermoso libro no exento a su vez de interesantísimas reflexiones acerca de la narración, la novela, los cuentos...
En su nuevo libro "La música de las letras" nos ofrece también un diario de lecturas, pero esta vez la relación de autores y obras tiene un carácter más intelectual. La mayoría de los seleccionados pertenecen al mundo del pensamiento o al de la literatura de ideas (Montaigne, Voltaire, Spinoza, Cioran, Camus, Félix de Azúa, Octavio Paz, Alain, Magris, Canetti...)
Se trata de una recopilación de artículos ya publicados previamente cuyo denominador común es que todos son un homenaje a ciertos autores y obras significativos para Savater por razones emocionales o intelectuales. No esperen encontrar crítica literaria, no lo ha pretendido así el autor. Son simplemente testimonios de amistad y admiración pero no por ello dejan de tener interés gracias a la hábil pluma de Savater.
Un hombre que confiesa que los acontecimientos mayores de su vida, salvo algunas excepciones, fueron el hallazgo de ciertos libros y el descubrimiento de unos cuantos autores, y que además piensa como Canetti que "la modesta tarea del escritor quizás sea, a fin de cuentas, la más importante: la transmisión de lo leído" no puede hacer otra cosa que hablar de libros de forma contagiosa y evangelizadora, lo cual es el segundo mayor placer después de leerlos.
No sé si Fernando es un gran filósofo (eso que lo decidan los de su gremio) pero sí es un gran divulgador de libros. Transmite como nadie lo que ha leído, contagia entusiasmo lector, sabe concertar amorosas citas entre sus lectores y los libros que recomienda. Gracias a sus oficios como Celestina, algunos descubrimos a Cioran, Rosset o Santayana. Seguiremos atentos a las recomendaciones de nuestro volteriano de guardia, lector puro y sólo escritor por necesidad.